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David Altman: «El sistema electoral propuesto por Ascencio es cosmético»

El académico de la UC y experto electoral no es partidario de mantener el sistema binominal aunque se le introduzca un factor proporcional como propone Gabriel Ascencio, presidente de la Cámara de Diputados. Piensa que lo mejor es rescatar lo mejor del sistema mayoritario y proporcional de forma tal que cada partido obtenga los cupos que le corresponden según su votación.


Puede que el Gobierno haya puesto en el tapete la discusión sobre la reforma al sistema electoral binominal para dejar al descubierto las discrepancias dentro de la Alianza. Puede también que la idea sea generar dividendos electorales a Michelle Bachelet. Pero es un hecho que desde hace más de 15 años que la Concertación ha intentado cambiarlo sin éxito, por la alergia sistemática que produce este debate en la oposición.



Así lo piensa también David Altman, académico de la Universidad Católica y vicepresidente de la Asociación Chilena de Ciencia Política, quien cree que es necesario discutir una reforma en forma urgente, dada las injusticias que genera el binominalismo, un sistema "a la chilena", un bicho raro en el contexto internacional, ideado por la derecha para beneficiarse a sí misma y que hoy está siendo fuertemente cuestionado. Una de las críticas más fuertes proviene del pacto Juntos Podemos, que pese a obtener un 7,4% de la votación no accedió a ningún cupo en la Cámara de Diputados.



Con una inusitada tranquilidad en estos tiempos, como si el estrés no formara parte de su vocabulario, Altman explica que la propuesta del presidente de la Cámara de Diputados, Gabriel Ascencio, tampoco es una solución frente a las injusticias del sistema, porque sólo 30 diputados y 10 senadores serían elegidos a través de un mecanismo proporcional.



El que plantea Altman, en cambio, implica una modificación radical a lo que existe en la actualidad, pero en forma inteligente, intentando aprovechar los beneficios que entregan los sistemas mayoritario y proporcional. Se trata de un mecanismo compensatorio proporcional de origen mixto.



El sistema "Altman" aplicado al Congreso



La propuesta establece que la mitad del Senado y la mitad de la Cámara de Diputados sea elegido de acuerdo al sistema mayoritario uninominal (la primera mayoría en cada circunscripción y distrito, respectivamente) y la otra mitad a través de un único distrito nacional con representación proporcional de cifra repartidora, que compensa las distorsiones que genera el primero. De esta manera, cada partido y cada coalición obtiene los cupos que se merece de acuerdo a su votación.



Así, por ejemplo, si la Concertación se llevó en esta elección el 51,77% de los votos a nivel de diputados y tuvo 53 primeras mayorías en los 60 distritos del país. En el sistema de Altman la Concertación debiera tener 64 cupos, de los cuales 53 son elegidos por el sistema mayoritario y los 11 restantes por el sistema de distrito único nacional.



La Alianza, en tanto, obtuvo el 39,5% de la votación pero sólo fue primera mayoría en 7 distritos. En el modelo de Altman le corresponden 47 cupos de los cuales 7 se eligen por el sistema mayoritario y los otros 40 por el distrito único nacional.



Asimismo, el Juntos Podemos sacó el 7,4% de la votación pero no obtuvo ninguna mayoría en ningún distrito. Aún, así, con este sistema podría tener 9 parlamentarios porque, si bien no ingresa ninguno por el sistema mayoritario, entran 9 por el distrito único nacional.



«La solución parche de Ascencio»



– ¿Qué te parece la propuesta de Ascencio?
-Me da la impresión que eso es más una solución de parche que otra cosa, porque no enmienda los problemas del sistema binominal que, básicamente, es la baja competencia, que redunda en la poca participación de la gente, y la injusticia que genera al subvencionar a la segunda fuerza electoral que, en este caso, es la Alianza. En ningún país del mundo salvo Chile se aplica un sistema binominal como este. Los países con sistemas mayoritarios como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, subvencionan a la primera mayoría, se infla al ganador y no al que llega en segundo lugar.



-¿Porqué es una solución parche?
-Me parece que es una solución simbólica y cosmética porque no promueve cambiar el sistema binominal, sino que se mantienen los 120 diputados electos por el sistema binominal y sólo 30 son elegidos por un sistema de distrito único nacional. Además, no queda claro si es compensatorio o es paralelo (si existe vínculo o no entre ambos votos).



– ¿Quizás es una propuesta que tiene más chance de ser aprobada por la Alianza que una que cambie totalmente el sistema, tal como ocurrió con el royalty?
-Pero si se trata de dejar contenta a la Alianza, entonces mantengamos el sistema actual y ya está. Además, esa propuesta le da un rol casi testimonial al partido comunista, que quedaría con uno o dos diputados. Eso es una limosna, no es justicia.



La estabilidad no es monopolio del binominal



-Pero, en el argumento de la derecha, ¿no es bueno inflar a la segunda mayoría para entregarle estabilidad al sistema político?
-La estabilidad se puede generar también con un sistema mayoritario. Es más, la estabilidad se asegura mucho más con un sistema mayoritario que con uno binominal, porque se tienden a crear dos grandes bloques políticos con tendencia hacia el centro. Además, si hay alguien que merece un premio es la coalición que obtiene la primera mayoría.



¿Es mejor entonces un sistema mayoritario uninominal?
-El problema es que si hoy tuviéramos un régimen mayoritario puro (uninominal), que es el que proponen (Cristóbal) Aninat y (Patricio) Navia, la Concertación hubiese ganado 106 de los 120 cupos de la Cámara Baja, recibiendo un premio que a mi me parece excesivo.



-¿No te parece justo que cada coalición gane el distrito en el que sacó primera mayoría?
-A mi me parece que no es democrático borrar fuerzas políticas y eso es lo que pasaría con la Alianza. Si analizas el resultado de las últimas elecciones la Concertación fue mayoría en 53 de 60 distritos. Si asumes que hay comportamientos relativamente homogéneos dentro de cada distrito y aplicas el sistema mayoritario puro la Concertación se quedaría con el 88% del Congreso.



-Pero, a diferencia del sistema actual, es la gente la que elige.
-Está bien, eso podría funcionar en un país que tenga una tradición bipartidista clásica. Pero me parece muy injusto que la Alianza por Chile que, habiendo recibido el 40% de los votos, se quede con el 12% del Congreso. Me parece que cada uno debe recibir lo que le corresponde, ni más ni menos. Es una cuestión de justicia. Además, si una coalición se apodera de todos los cupos en el Congreso lo que tienes es una dictadura, como en Inglaterra, donde hay una dictadura que se elige cada cuatro años.



El sistema que beneficia a la Alianza



-Volviendo al binominal. El argumento de la Alianza es que genera un contrapeso de las fuerzas políticas y ello entrega una mayor estabilidad. Suena lógico.
-Pero el contrapeso no es justo porque inflas a los segundos, borrando a los terceros y los cuartos y castigando al primero. ¿Porqué beneficiar al número dos? Además, Chile es un país estable y no existen sistemas electorales que entreguen soluciones mágicas. Los sistemas electorales tienen efectos pero no son responsables únicos de la estabilidad, de la gobernabilidad.



-¿Porqué crees que genera tanto rechazo el sólo hecho de discutir una modificación al sistema?
-Porque el sistema binominal beneficia a la Alianza. La Alianza es la depositaria de esta subvención, aunque la Concertación también ha recibido algunos beneficios. Creo que la Concertación tiene un interés sincero en hacer la reforma electoral, que viene intentando hacer desde la transición.



-¿Pero el hecho de que quiera un cambio rápido justifica, a tu juicio, que el gobierno lo quiera discutir en plena campaña presidencial?

-Posiblemente no hay una sola razón por la que el Ejecutivo mandó este proyecto de ley. Quizás haya cálculos políticos detrás, además de un intento de sinceridad democrática, de tratar de aplicar un sistema más justo. El sistema binominal es considerado por el 99% del mundo académico como injusto y problemático.



-Y el sistema proporcional ¿te gusta?

-Sí. Por el hecho de ser uruguayo y haber vivido en Israel, que tienen sistemas proporcionales, creo que es bueno el sistema proporcional porque permite que intereses tan variados de sociedades tan sofisticadas y complejas como la chilena estén representados en el Congreso. En Chile, las mujeres no están representadas. Este es un sistema falocéntrico y misógino, no hay mujeres en el Congreso. En un sistema binominal o mayoritario es muy difícil establecer cualquier tipo de cuotas. En un sistema de representación proporcional es mucho más fácil. Creo que debe haber una ley de cuotas en relación al género.



Altman cambia su modelo



-Tú propones un sistema que es algo así como el justo medio entre el sistema mayoritario puro y el sistema proporcional.

-Sí. Por un lado creo en la representación. Creo que no se puede tener a una coalición como el Juntos Podemos fuera del juego democrático, lo prefiero tener dentro de la cancha. Pero tampoco es bueno que el número de cupos que obtiene una coalición o partido no tenga relación alguna con la votación que obtienen, como ocurre con el sistema mayoritario. El mejor sistema es donde cada uno tiene los cupos que merece. Por eso realicé un cambio al modelo que planteé inicialmente (sistema paralelo de acumulación)



-¿Por qué?

-Porque no tomé en cuenta que la Concertación podía aplastar a la Alianza como lo hizo en esta elección (debido a lo cual los cupos asignados por el sistema uninominal subrepresentan a la Alianza y al Juntos Podemos). Por eso, propongo un sistema proporcional personalizado o compensatorio que viene a compensar las distorsiones que introduce el sistema mayoritario.



-¿Que beneficios tiene este sistema mixto?

-Que no provoca una catarata de partidos, sino que produce disciplina partidaria, que es fundamental a la hora de gobernar. Es un tema de economía de la negociación, mientras más partidos son más tiempo se demora la negociación.



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