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Experto de EE.UU: ‘Cobertura sin calidad es un tipo de fraude en educación’

Para el co-director del Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe (Preal), es impresentable que los gobiernos del continente justifiquen la falta de buenos resultados en educación, por los esfuerzos destinados a ampliar la cobertura escolar. Afirma que ese argumento siempre lo entregan quienes no envían sus hijos a colegios públicos.


El 16 de diciembre el Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe (Preal), publicó el estudio "Cantidad sin calidad" que revela el estado de la situación educacional en América Latina. El proyecto se desarrolló en conjunto con Diálogo Inter-Americano, y la Corporación de Investigaciones para el Desarrollo (CINDE), con sede en Chile.



El lanzamiento se desarrolló en Washington DC y fue comentado por el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el colombiano, Luis Alberto Moreno, reemplazante a partir de octubre del uruguayo Enrique Iglesias, el cual coincidió en que la cobertura que se ha alcanzado en el continente no ha sido acompañada de calidad.



Efectivamente, según una de las conclusiones del estudio las escuelas públicas del continente no han logrado avances sustantivos en mejorar el aprendizaje y reducir las desigualdades, lo que conlleva inevitablemente a obtener muy malos resultados en pruebas de medición como Timss (Trends in International Mathematics and Science Study) y Pisa (Programme for International Student Assessment).



Por ejemplo, en la prueba Pisa 2003, los estudiantes de 15 años de edad de los tres países latinoamericanos que participaron en la medición (Brasil, México y Uruguay) obtuvieron puntajes cercanos al extremo inferior en lectura, matemáticas y ciencias, entre los 41 países examinados.



Un fraude para los niños


Jeffrey Puryear (EE.UU) y Marcela Gajardo (Chile), co directores de Preal.

Sobre el tema de los resultados, el co-director de Preal, Jeffrey Puryear, de paso por Chile hace unos días, se refirió en parte a los resultados y a las excusas que generalmente esgrimen las autoridades públicas cuando no se logran buenos resultados en el aprendizaje.



-Después de conocer los resultados del estudio que ustedes acaban de publicar ¿Dónde y en qué tipo de colegio del continente colocaría a su hijo?

-Tendría que ser un colegio privado, pagado, de alta calidad. Hay muchos países que tienen buenos colegios de este tipo, pero en ningún caso lo mandaría a un colegio público. Ahora, seguro que en algunos países, como en Chile, hay algunos establecimientos de este tipo que sobresalen, que son buenos, pero ubicarlos, lograr entrar, tiene sus dificultades. En general, el promedio de la calidad de los colegios públicos es malo.



-Su informe se titula ‘Cantidad sin calidad’. En Chile, cuando se cuestiona la calidad, las autoridades se defienden y dicen que se ha avanzado en cobertura ¿Es posible lograr ambas cosas?

-Primero, uno puede decir que si los niños van a la escuela y no aprenden, aunque las autoridades logren la meta de cobertura, es un tipo de fraude. Cuando uno invita a un niño a estudiar, hay un contrato implícito "le vamos a enseñar", sin embargo, nadie le dice a los niños "mire, señores, vienen al colegio, pero no van a aprender porque después vamos a tener calidad".



Segundo, ese argumento que he escuchado varias veces, casi siempre lo dicen personas que no mandan sus hijos a la escuela pública. Ellos al decirlo tendrían que comprometerse a que sus hijos van a estar en esa situación. ‘Mientras la mala calidad no toque a mí niño, está todo bien; pero si lo toca, es otra cosa’, entonces, hay un problema de dónde están los intereses de las personas que toman decisiones.



-A su juicio, ¿la inyección de recursos en educación es sinónimo de mayor calidad o el tema pasa por cómo gestionamos mejor el presupuesto que ya tenemos?

-No necesariamente. Por un lado, yo creo que se debe gastar más dinero en la educación de los niños pobres, porque hay que compensar las insuficiencias de su vida social, es decir, ausencia de diarios, de libros, de padres educados que pueden guiar a los niños, esos son problemas. Entonces, uno puede argumentar que es necesario más dinero, en principio estoy de acuerdo. El problema es que poner más dinero en el actual sistema público sin cambiarlo, no va a redundar mucho en cambios importantes, sólo marginales.



-En el país los profesores públicos se quejan porque el número de alumnos por curso es muy alto, sobre 40, lo que incide en una baja calidad de la enseñanza. ¿Cuántos estudiantes deberían estar idealmente en una sala de clases?

-En general, las escuelas públicas tienen más de lo recomendado, que son entre 25 y 30 alumnos. Sin embargo, es más importante un profesor de buena calidad, que sabe enseñar, que el número de alumnos, o sea, si tuviera que optar por más maestros (para reducir el número de estudiantes) o un maestro de excelencia, me inclino por este último. Porque si no están realmente motivados, si no saben enseñar, no van a resolver el problema.



Instituto Nacional no es la panacea



-¿Qué país del continente está avanzando realmente en una reforma educativa?

-Hay varias maneras de calificar países. Una opción es por el puntaje que obtienen en test internacionales, si ése fuera el indicador Cuba gana por lejos, por lo menos en educación primaria y secundaria. La única vez que ellos participaron en una prueba internacional el año 1998 sus puntajes estuvieron lejos de cualquier otro país de América Latina, se diferenciaron igual que los países desarrollados. Entonces, algo están haciendo que les está resultando.



Si el indicador es esfuerzos para mejorar y reforzar la educación pública, hay varios países que realmente están haciendo cosas interesantes. Chile es uno, desde hace décadas hay un esfuerzo de reformar y encontrar la mejor manera de estructurar la educación. Otro es Colombia, donde hay una ministra de Educación muy Creativa. También en Brasil se hicieron cosas muy importantes bajo la administración de Cardoso y algunos países de Centroamérica como Salvador y Nicaragua.



-Desde los ministerios de Educación generalmente se escucha que los tests internacionales, no son los adecuados para la realidad del continente, que se deberían crear otros, etc. ¿Está usted de acuerdo con esa apreciación?

-¡Cuidado! Cuidado con esa actitud, porque sugiere que hay un nivel para los países desarrollados y otro nivel para los países pobres… Pero tienen que competir, es un mundo globalizado, tienen que integrarse en ese mundo, entonces, uno tiene que ver a los que está llegando Japón, Corea o China, donde hay niveles altos y preocuparse de eso. La idea de tener una prueba especial para América Latina yo creo que no es buena, yo creo que es mejor incorporarse a las pruebas como Timss y Pisa.



-En nuestro país algunos políticos insisten en replicar colegios públicos exitosos como el Instituto Nacional, es una solución para mejoramiento de la calidad de la educación ¿Cuál es us postura frente al tema?

-No conozco el modelo del Instituto Nacional lo suficiente para comentarlo específicamente, pero sí sé que gran parte de su éxito se debe a la selección, entonces, obviamente no es la solución. Pero algo se puede aprender de ello, por ejemplo, cómo seleccionan a los maestros.



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Lapidario informe sobre la calidad de la educación en América Latina (18 de Diciembre del 2005)

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