Un gigantesco mural con imágenes del barrio ícono de la prosperidad económica en Santiago de Chile es examinado críticamente por Patrick Hamilton, quien además contrasta esta postal »idílica» con dos triciclos de tiro. La exposición es completada por el artista nicaragüense Darío Escobar y su irónica pelota de fútbol de más de cuatro metros.
Le dicen "Sanhattan", aunque en realidad es el barrio El Golf, -enclavado en el sector oriente de la capital-, por su esmerado parecido con la zona empresarial de Manhattan, en Nueva York. Unos lo dicen orgullosamente, como una gloria criolla, como las jinetas de un orden exportable y fotografiable. Otros, como una ironía que revela nuestro potencial arribista y nuestra capacidad de privilegiar el parecer por sobre el ser. Patrick Hamilton, artista visual, es de estos últimos.
Desde hace tiempo desarrolla un proyecto que trabaja con la fotografía postal, o con imágenes manipuladas, e interviene con ellas diversos objetos, de modo de crear una tensión entre lo fotografiado y su soporte.
Esta vez, la imagen que protagoniza la instalación de la muestra "Objetos en tránsito", realizada en conjunto con el guatemalteco Darío Escobar en la sala Gasco, es una vista casi idílica de "Sanhattan". La fotografía está sobre un cuchillo doméstico -con la doble implicancia que ello concita: la de ‘construir’ o ‘cocinar’ algo nuevo y la de asesinar o destrozar algo-. Esa intervención, repetida infinitas veces en un mural de 10 x 5 metros, es la metáfora de la alineación, de la producción en serie y de la belleza cosméticamente manipulada de Chile.
"Es un lugar que representa el poder económico, yo lo defino como la nueva arquitectura del capitalismo triunfante en Chile. En ese sentido, el trabajo es una parodia, pero también una visión des-sublimadora de lo que es la imagen postal, de este Chile revestido, como imagen del maquillarse, arreglarse. La idea es que detrás de todos estos actos de poder cultural, económico, político, hay una imposición y una violencia", explica Hamilton.
Pero eso no es todo; frente al mural, dos triciclos de trabajo -también intervenidos con imágenes de ‘Sanhattan’- generan un contraste aún más violento en términos de la representación de dos Chile que parecen incompatibles.
Hay unos triciclos que también tienen imágenes de Sanhattan -una nocturna y una diurna-, espectaculares, bellísimas. Se genera así una tensión que se traslada al triciclo. Detrás de toda esta instalación está la sonrisa escéptica del que contrapone la realidad a la postal.
-¿Es un chiste cruel?
-Sí, porque ya el mismo nombre de Sanhattan es un chiste cruel. Me interesa trabajar mucho con el contexto del Chile de la post dictadura. No me interesa el hacer arte porque sí ni para decorar. Es parte de mi postura política.
-Finalmente, la tensión funciona haciendo tan absurdo el triciclo en Sanhattan como la visión de ese barrio para el triciclo.
-Exacto. Hay un contraste tremendo, abismal. Son dos elementos que están distanciados cultural, económica y políticamente. Un triciclo es una herramienta de trabajo que transita por la ciudad de manera muy precaria, o transportando cosas precarias. Me interesa que eso que habla de precariedad y de pobreza, se tensione con estas vistas, y cómo Sanhattan, o la ciudad vista a través de Sanhattan es transportada por estos triciclos que hablan de precariedad. Y eso no es cruel. Es mostrar que Chile no es Sanhattan. No para mí.
Barroco posmoderno
Darío Escobar, en tanto, presenta en la muestra un conjunto de instalaciones que aluden críticamente al mundo del deporte. Lo más llamativo de la exhibición será una gigantesca pelota de fútbol -a medio desinflar- cuyo radio es de más de cuatro metros. Asimismo, presenta una instalación hecha de llantas de bicicleta.
El artista usa, en ambos casos, elementos estéticos propios de barroco, pero relacionados con temáticas propias de la posmodernidad, como el consumismo o el imperio de la producción en serie.
Objetos en Tránsito
Sala Gasco
Desde el 2 de agosto de 2006.