«El peor estigma para un militar es ser acusado de traición a la Patria»

Raúl Vergara siente que cuando la Presidenta Michelle Bachelet lo designó como subsecretario de Aviación fue una manera de reivindicar a todo el grupo de suboficiales y oficiales de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) que tras el golpe militar fue detenido y apartado de la institución, acusados de sedición y traición a la Patria.



Además, cree que "se cierra un proceso" con el posible avenimiento entre el Estado y la parte querellante del caso Bachelet y otros, planteado por Chile el pasado viernes durante la audiencia de ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).



Comenta que su designación «implica que la sociedad se ha reconciliado con nosotros, ya que no todos podían ser subsecretarios de Aviación. Es un reconocimiento que no sólo no éramos culpables de aquello que se nos acusó en su momento, sino que al contrario éramos dignos en la actualidad de acceder a cargos de importancia como lo es un subsecretario de Defensa».



En ese sentido, el resto de sus ex camaradas de armas, señala Vergara en su oficina del piso 19 del Ministerio de Defensa, ha asumido su nombramiento "como una reivindicación al grupo. No todos podían ser nombrados subsecretarios de Aviación, pero no dudo que en la intencionalidad de la Presidenta, que cuando me confirió este honor estuvo todo el grupo".



-¿Pero no ha existido un reconocimiento de la Fuerza Aérea de Chile de que se violaron los derechos humanos?
-No. Lo que la Fuerza Aérea ha hecho es reconocer nuestra calidad de víctimas de una situación histórica que nos perjudicó y, por lo tanto, nos ha reincorporado como oficiales y suboficiales que tuvieron una posición legítima y respetable, en un momento en que el país estaba dividido. Nos acoge así, como lo hace, con quienes adoptaron una posición que fue de la mayoría en su momento.



-¿Por qué cree que no quiere reconocer que como institución violaron los derechos humanos?
-Porque las instituciones asumen que esas fueron conductas reprobables de individuos y no una política institucional. Uno puede discrepar de eso.



-¿Usted discrepa de esa postura?
-Es muy difícil que la gente se arranque con los tarros en una institución militar sin que haya un conocimiento, una tolerancia o una política al respecto y, por lo tanto, creo que hubo complicidades de mando frente a esto, si no directamente actitudes proclives a cierta forma de interrogatorio que está circunscrito en el caso de la Fuerza Aérea, a un período determinado que fue al inicio de la crisis. No fue una política permanente, sino que producto de un periodo determinado.



-¿No sería bueno que la FACH, al igual que las otras instituciones, reconozcan de manera más efectiva las violaciones a los derechos humanos?
-En alguna medida se han hecho esos reconocimientos en forma más o menos explícita. El Ejército lo ha hecho, la Fuerzas Aérea también del momento en que asume que fuimos víctimas. Se ha recorrido un gran camino no sólo desde el punto de vista de los militares, sino que en general en el tema de los derechos humanos en Chile.



Paradojas



Vergara fue parte del proyecto Fuerzas Armadas y Derechos Humanos de Centroamérica, en el que si bien no podía realizar aportes en materia de derecho o legislación internacional, sí entregó una importante colaboración en su calidad de víctima.



Desde esa perspectiva, no duda en calificar como "paradójica" la situación registrada ante la CIDH por el proceso contra los ex oficiales de la FACH.



«El Estado en el momento que cometió estas atrocidades y estas violaciones a la ley y a los derechos humanos estaba en manos de otras personas y que la gente del proceso del general Bachelet se esté querellando contra el Estado, donde la Presidenta es hija de un querellante, demuestra la evolución que ha tenido Chile», resume Vergara.



Agrega que la solución amistosa planteada demuestra que "la representación del gobierno de Chile entendió la presentación de los querellantes y aceptó hacer una conciliación de intereses, lo cual va de acuerdo con el Gobierno que está respondiendo por hechos que ocurrieron durante la dictadura".



-En su caso, también aparece que fue apartado de la institución por traición a la Patria.
-Las principales acusaciones fueron por traición a la Patria y por sedición.



-Esa es la peor acusación que le pueden hacer a un miembro de las Fuerzas Armadas.
-Obviamente es el peor estigma que puede recibirse en la vida militar y de allí que siempre ha existido la inquietud de una reivindicación, en particular, en torno al tema de la traición. Por lo tanto, esta reivindicación es muy anhelada por todos quienes pasamos por las Fuerzas Armadas y tuvimos esa acusación. En nuestro caso, eso fue ratificado por el Consejo de Guerra y posteriormente con la sentencia que nos puso el propio Consejo. La amnistía de 1978 borra un tanto el delito, sin embargo en el expediente de muchos ex oficiales y suboficiales no ha sido resuelto.



-¿Y en su expediente?
-Mis papeles están limpios, pero no fue el caso de todos, simplemente por negligencia burocrática.



-¿Cuál fue la causal de que usted haya sido dado de baja de la FACH?
-Es curioso pero aparezco yo y otros que fuimos dados de baja sólo por el cambio de gobierno. En el caso del general Bachelet y el mío, como el del comandante Galaz, los coroneles Ominami y Miranda, que los conozco más de cerca, se nos dio de baja usando la potestad presidencial de la pérdida de confianza y no requiere otra explicación por lo que la Junta había asumido esa potestad. Entonces las sentencias fueron con nosotros ya dados de baja.



-¿Tengo entendido que en la petición a la CIDH no solicitaban una indemnización?
-Cuando se hizo la presentación siempre se dijo que esto no era una cuestión económica sino que moral.



-Sin embargo, la anulación del juicio no borra el sufrimiento de usted o sus ex camaradas.
-No, lo sufrido, lo vivido, experimentado, está. Aquí se habla de reivindicaciones a nivel político, reconocimiento del Estado frente a juicios que por su naturaleza fueron ilegítimos hasta ilegales, pero son reparaciones que tiene que ver con la postura individual que cada cual tenga frente a este tema. Es lo mismo que la reconciliación y el perdón, son temas individuales.



Uno puede considerar que lo que se ha avanzado hasta ahora es lo que se podía avanzar, es un hecho de la historia donde a cada cual nos tocó un papel y eso fue. Que haya habido injusticias, entre medio….los tribunales han funcionado, han existido reparaciones y, en alguna medida, creo que el Estado ha respondido. La medida de satisfacción de cada cual con esa respuesta es una cuestión individual.



-En la discusión en la Corte se dijo que el general Poblete era apátrida. Tengo entendido que no es así, de hecho vino al cambio de mando con pasaporte chileno.

-Él no está apátrida. El general no perdió la nacionalidad porque no se concretó la gestión en el Registro Civil, pero la intención que hubo fue quitarle la nacionalidad por orden de todos los ministros de la época y él considera que esta devolución de su nacionalidad debiera tener el mismo método, es decir, que todos los ministros actuales le consideren su condición chileno. Es una aspiración personal que siempre ha tenido, sin perjuicio de que tiene pasaporte chileno. Es bien complicado que se haga porque le devolverán una nacionalidad que ya tiene. No olvide que, además, fue invitado especial a la asunción de la Presidenta y eso creo que ha sido una reivindicación notable.





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