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La Moneda coquetea con los independientes para romper el cerco del binominal

Los integrantes del nuevo comité se están dejando querer. Saben que el gobierno necesita sus votos para que el proyecto no corra en la Cámara Alta la misma suerte que tuvo con los diputados. Pero para el Gobierno no va a ser fácil convencerlos. Ellos también quieren a cambio otras reformas políticas y las van a plantear llegado el momento.


A las 14:20 horas de ayer miércoles la derecha selló en la Cámara de Diputados la suerte del proyecto con elque el gobierno pretende desbloquear la exclusión que el Partido Comunista sufre en el Congreso. A pesar del oscuro escenario, el ministro José Antonio Viera-Gallo no perdió tiempo anunciando que próximamente La Moneda insistirá con la iniciativa en el Senado y se puso en campaña para conquistar los votos del decisivo comité independiente.



Dado que en las primeras declaraciones de los integrantes del novel comité quedó más que claro que uno de sus principales objetivos es modificar el sistema electoral, Viera-Gallo vio la oportunidad de volcar en su favor este anhelo y revertir la derrota sufrida en la Cámara.



En medio del bullicio que provocó en las tribunas el centenar de militantes comunistas que presenciaron el debate y posterior votación, el ministro advirtió que el resultado en la Corporación «no será la última palabra». Y que el gobierno utilizará el artículo 68 de la Constitución que permite insistir con el proyecto en la Cámara Alta, pese a haber sido rechazado por los diputados.



Hecha la advertencia puso manos a la obra. Pasadas las 17:00 horas el secretario de Estado se reunió informalmente con los cuatro senadores independientes en la cafetería del Senado. La conversación se desarrolló con los interesados prácticamente cercados de periodistas y gráficos. Así y todo, conciente de lo que sucedía a su alrededor, Viera-Gallo no se paró de la mesa hasta que obtuvo el compromiso del cuarteto de estudiar las propuestas del gobierno y reunirse nuevamente con el enviado de La Moneda el 20 de mayo.



«Lo que yo les pido es que se den la lata de leer el dossier que le voy a mandar a cada uno con las propuestas del gobierno y después volvemos a conversar», propuso Viera-Gallo.



Idilio gobierno-independientes



Los independientes están claros que tienen la sartén por el mango. Son la tabla de salvación para el proyecto que, según La Moneda y la Concertación, termina con la exclusión que sufre el PC. Por lo mismo Carlos Bianchi asegura que no va a respaldar la iniciativa tal como está, porque su diseño responde a «un traje a la medida» con el que el gobierno pretende revertir el haber perdido la mayoría que tuvo alguna vez en el Congreso.



Por eso es que, junto con tener disposición para conversar y escuchar los argumentos de Viera-Gallo, el comité espera una señal del gobierno que muestre su disposición real a corregir el sistema electoral binominal, facilitando que los independientes se puedan reunir en un pacto, tal como lo hacen los partidos de la Alianza y la Concertación.



Bianchi, quien plantea éste como un elemento para comenzar a conversar, esperaría que una iniciativa en ese sentido pudiera ser implementada en las municipales de octubre.



Por su parte, el senador Cantero planteó que «si hay buenas conversaciones y buenos acuerdos, seguramente llegaremos a buen puerto en este tema. A mi me parece que llegó el momento de romper la hegemonía de la Ley de Partidos Políticos, que genera una verdadera tiranía de los partidos, y de una ley electoral que provoca odiosidades que repugnan al sentido democrático».



Karlita, la más díscola

Las intervenciones en la Sala de la Cámara hacían prever el resultado final: 60 a favor, 37 en contra y seis abstenciones. La derecha cumplió su cometido del día. El proyecto que aumentaba el número de senadores a 50 y de diputados a 150 y que, por añadidura, permitía la inclusión del PC, no vería la luz, según se encargaron de dejar en claro los parlamentarios oficialistas que intervinieron en la Sala.



Conocida la votación, las tribunas se encendieron con gritos en contra de la derecha y consignas que hacían recordar las primeras sesiones tras el retorno a la democracia. Y como telón de fondo, al mirar hacia arriba, los diputados opositores veían un cartel que rezaba: «En Chile no hay Estado de Derecho, hay estado de derecha».



Para rematar en el sector de RN y la UDI llovieron las monedas de un peso y maíz. Pero una diputada de Renovación salió de la Sala con la convicción «de haber actuado en consecuencia a lo que siempre he pensado». Karla Rubilar, la única que se atrevió a retar abiertamente la postura de su partido, y quien ha pasado a convertirse en la parlamentaria más díscola de RN, había votado favorablemente.


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