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La gran deuda de BancoEstado

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La capitalización de 500 millones de dólares de la entidad estatal no ha tenido los resultados esperados y la sensación, a nivel PYME, es que el circulante no está llegando a destino, apreciación que comparten en La Moneda. Para el diputado Eduardo Saffirio la idea no es que se otorguen créditos irresponsables, sino que se eviten trabas innecesarias a los sujetos de crédito viables, marcando una diferencia clara con el resto de la banca. En suma, que la entidad financiera se ponga la camiseta y asuma su rol estatal.


El jueves pasado la coordinación regional de la Asociación Nacional de Deudores Habitacionales (Andha Chile) recibió la copia de un correo electrónico donde el gerente de normalización de créditos de BancoEstado, Antonio Undurraga, explicaba que los remates de las viviendas de los deudores PET estaban suspendidos hasta el 30 de junio.

Noticia que no fue novedad para ellos: la medida ya había sido anunciada por la Presidenta Michelle Bachelet hace unos meses. Tampoco fue un alivio. Porque tal como lo publicó El Mostrador.cl, aunque los remates están congelados hasta esa fecha los procesos judiciales siguen su curso.

El anuncio del banco de todos los chilenos no dejó conformes a los deudores. Y en general, el mundo político tampoco ve con buenos ojos el actuar que ha asumido la entidad bancaria  en el contexto de la crisis económica.

Y aunque existe claridad de que no puede realizar milagros, la sensación es que la institución estatal no está haciendo todo lo que debería. Sobre todo, luego de la capitalización de 500 millones de dólares impulsada por el Gobierno para aumentar la liquidez hacia los sectores más afectados por la crisis.

 Cautela fatal

 Para el diputado Eduardo Saffirio, férreo defensor de la capitalización de la entidad estatal, esta medida fue una señal muy clara al resto de la banca para producir una respuesta sistémica por competitividad. Y al mismo tiempo para que BancoEstado estuviera particularmente disponible a prestar a todos los sujetos de crédito que fueran viables.

«Pero no se están cumpliendo las expectativas que teníamos. Nadie pide créditos irresponsables, sino análisis de riesgo realistas. Y no sobreestimados. Si eso ocurre vamos a agravar la situación económica del país. Porque en este contexto el exceso de cautela puede ser fatal», explica el parlamentario DC.

Desde de La Moneda han hecho una lectura similar. Según fuentes de Palacio «lo que es claro es que la capitalización que ha puesto el gobierno para mantener el circulante a nivel de las PYME pareciera que no está llegando a puerto».

Como ejemplo, Saffirio señala al sector agrícola en la Región de la Araucanía, donde hay muchos reclamos de que BancoEstado no está actuando con la diligencia con que debería hacerlo en medio de la crisis.

Y explica que un papel neutral o pasivo «en medio de la peor crisis económica desde los año 30′, con un shock que va a pegar con  toda su fuerza en los cinco continentes, sería la prueba mas clara de que no tiene sentido tener un banco estatal».

La explicación del parlamentario a esta excesiva cautela apunta a los cargos políticos del banco (entre los que se cuenta el reciente nombramiento como director de Víctor Barrueto (PPD), el gerente general ejecutivo, Pablo Piñera (DC),  o la gerenta de administración, Victoria Martínez Ocamica, hermana de Gutemberg Martínez,  por nombrar algunos).

«Creen que están ahí porque son banqueros top. Pero al margen de que estén calificados, están ahí  porque cuentan con la confianza de la Presidenta. Sino ya los habrían contratado en bancos privados con mejores sueldos. Y tienden a auto vender imagen de técnicos, no de políticos. Eso es no entender nada», asegura el jefe de bancada.

Al respecto, fuentes de La Moneda señalan que luego de que los puestos ejecutivos de BancoEstado son asignados, «se empiezan a comportar como banqueros y ponen toda clase de dificultades para hacer las cosas. Pero terminan allanándose porque también tienen una responsabilidad política».

En todo caso, aclaran que el gobierno tiene una valoración positiva del banco, aunque admiten que la relación es «compleja». Y citan como ejemplo la negociación para rebajar la tasa de interés de los deudores habitacionales del segmento «Programa Especial de Trabajadores» (PET), que tras mucho tira y afloja, finalmente tuvo luz verde.

El jamón del sandwich

 La principal expectativa desde el mundo político en el contexto de la crisis es que BancoEstado agilice el proceso de transferencia de recursos hacia la pequeña y mediana empresa. Además, los ojos están puestos en el tema de la deuda hipotecaria, ya que se espera que aumente la morosidad en el pago de dividendos.

Fuentes de Palacio aseguran que si bien el banco tiene obligaciones que cumplir «va a tener que buscar maneras distintas de encarar el tema. Porque está claro que no le van a aguantar que se ponga a hacer remates masivos. No tendrá respaldo político para eso, menos en un año de elecciones. Aunque no es algo que se pueda gritar tan fácilmente, porque la gente simplemente dejaría de pagar».

Pero al «banco del pato» le cuesta moverse como un organismo que tiene que cumplir con ciertos lineamientos de política pública. En gran parte porque está obligado a cumplir con la Ley de Bancos. Y su margen no es tan amplio como quisiera el mundo político. Por ello tiene que actuar con cuidado, ya que no puede hacer negocios que terminen afectando su propio patrimonio.

En este marco siempre hay una relación conflictiva con el mundo político, desde donde le exigen que juegue un rol más social.

Al respecto, el analista económico Camilo Feres señala que no se puede utilizar a BancoEstado como ejemplo de cualquier política pública que se tiene que ejecutar. «El error del mundo político es pensar que esa es la solución de todos los problemas, porque es lo mismo que hacer que actúe como agencia estatal. Y claramente no lo es».

Y señala que es muy complicado que haga todos los malos negocios que los privados no quieren hacer. Porque «si se pone a prestar plata con evaluaciones de riesgo muy laxas, esas platas no retornan. Y pierde capacidad de prestar porque pierde recursos».

En todo caso, Feres señala que en esta coyuntura debiera ser menos adverso al riesgo, «aunque siempre se quiere que la plata del Estado esté en fondos menos riesgosos. Hay que ponerse de acuerdo».

 

 

 

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