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La agenda que Marco Enríquez llevará al CEP

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Mientras hoy el abanderado oficialista, Eduardo Frei, buscará despejar los fantasmas de una reforma tributaria en su cita con el empresariado, el díscolo diputado prepara una exposición que será su debut en las grandes ligas del poder. El punto que instalará ante lo más selecto del PIB es que «la estabilidad y el desarrollo económico del país dependen de una profunda reforma política, y de que se requieren instituciones diseñadas para mirar largos plazos, más allá de lo que dura un período presidencial». Casi como un coaching electoral, mañana, en Libertad & Desarrollo, MEO tendrá su primer cara a cara con la derecha económica.


Una llamada del propio Arturo Fontaine le confirmó a Marco Enríquez-Ominami que su candidatura empieza a ser mirada con atención y detenimiento en las grandes ligas del poder. Eso, porque la invitación del director del Centro de Estudios Públicos a exponer ante lo más selecto del empresariado local en el sobrio auditorio de la casona que es sede del think tank, en la comuna de Providencia, es considerado todo un rito.

Allí, tanto los postulantes no testimoniales a La Moneda como los presidentes en ejercicio, han recibido históricamente las inquietudes y  puntos de vista de las cabezas de las principales fortunas del país, en encuentros que son simbólicos desde que Ricardo Lagos, al comenzar su mandato en marzo de 2000, eligió esa plataforma para tender un puente hacia lo más granado de los hombres de negocios, quienes por entonces aún mantenían algún recelo respecto a lo que haría el primer jefe de Estado socialista después de Salvador Allende. 

Programada para fines de agosto -el 27 y el 28 se barajan como fechas tentativas-, la cita nació de la convicción de que los números de Enríquez-Ominami en las encuestas son «razonablemente competitivos», según una fuente de la entidad que preside Eliodoro Matte y en cuyo Consejo Directivo figuran personajes como Roberto Angelini, Guillermo Luksic, Juan Claro, Salvador Said, Bruno Philippi y Sergio de Castro, entre otros.

El 13 por ciento de intención de voto que el esperado sondeo del CEP de comienzos de junio pasado le otorgó a Enríquez-Ominami, si bien estuvo debajo de las expectativas que su propio comando había creado en orden a quedar a pocos puntos de Frei -quien alcanzó un tranquilizador 29 por ciento-, no dejó de ser considerable para un político que en el estudio anterior de la entidad, realizado en diciembre de 2008, ni siquiera había sido medido. 

La presión sobre Frei

Piñera, como el más antiguo en carrera y quien sigue liderando en todas las encuestas, fue el primero en asistir, en mayo pasado, a la reunión con los mandamases empresariales, algunos de los cuales, como Jorge Errázuriz, dueño de la corredora Celfin Capital, son sus amigos personales.

Para otros, sin embargo, no hay una necesaria afinidad entre el grupo de magnates encabezado por Matte, y Piñera, a quien miran como un inversionista. «Matte dice que es empresario maderero, y que cuando planta un bosque se trata de un negocio que crecerá en 30 años más. Su preocupación es igual, a largo plazo. Y los hombres de negocios que están aquí piensan en esas mismas coordenadas. Por eso no se encuentran en el directorio del CEP personajes como Carlos Alberto Délano y el propio Sebastián Piñera», comentaba un personero de la entidad en la revista Caras Ego de agosto de 2006.

El senador Frei, quien precisamente hoy acude a la cita con el grueso del PIB nacional, deberá dilucidar las dudas que, más que por su anterior gestión de Gobierno -donde privatizó algunos sectores como el de las sanitarias-, se han instalado en ese sector producto de un discurso que busca contener la fuga de votos desde la izquierda. Éste acentúa lo que sería el rol del Estado en un eventual segundo gobierno del ex presidente. «¡Llegó la hora de emanciparnos de los dogmas neoliberales!», señaló un chasconeado Frei en el Teatro Caupolicán en junio pasado, en medio del acto donde se relanzó su opción presidencial. 

Sin embargo, la presión sobre el abanderado oficialista se está dando por estos días desde personeros del PPD, como Guido Girardi y Pepe Auth, así como de su propio equipo programático, los Océanos Azules, en orden a incluir una reforma tributaria en el programa de Gobierno concertacionista, medida siempre sensible para el empresariado. «Es muy difícil continuar la red de protección social sin cambiar la carga tributaria», señaló justamente esta semana a El Mostrador Pablo Ruíz-Tagle, uno de los miembros de dicho grupo.

Matte, Fontaine y los negocios energéticos en pugna

Para la cita de fines agosto, el CEP «no ha puesto restricciones ni requerimientos», según comentan en el entorno de Enríquez-Ominami, y confirman que el díscolo diputado asistirá flanqueado por el jefe de su programa económico, Paul Fontaine, hijo de quien es considerado el primer Chicago Boy, Ernesto Fontaine. También lo acompañarán Luis Eduardo Escobar, economista de Chile XXI -hijo del ex ministro de Hacienda de Pinochet, Luis Escobar Cerda-, Camilo Feres, asesor en temas estratégicos y de contenidos, Max Marambio, jefe político, y por Jorge González, encargado del programa de reformas políticas del candidato, docente de la Escuela de Gobierno de la UAI y ex candidato a diputado por Renovación Nacional.

La presencia de González no es casual, pues el punto central que buscará instalar Enríquez-Ominani es el diagnóstico de que la estabilidad y el desarrollo económico del país dependen de una profunda reforma política que contempla tres ejes: a) Desconcentración del poder político. b) Descentralización y regionalización efectiva. c) Transparencia de las instituciones públicas y privadas.

«La gran reforma de la política será el buque madre del gobierno de Marco. Y todas las presentaciones van a estar cruzadas por esta lógica. Por ejemplo, los problemas de exclusión social están relacionados con las limitaciones y trabas que incuba el sistema político», señalan en el entorno del presidenciable.

También, agregan, se van a explicar los ejes de la reforma tributaria bajo la premisa de que la actual carga tributaria es en sí misma una brecha, «pues su complejidad la transforma en elitista. Hay que simplificarla para democratizarla. Los especialistas tributarios son un lujo de los sectores altos», afirman.

El mensaje, les guste o no a los empresarios, será que «en la transición el diseño fue un esquema muy pro-empresa, y que lo que viene ahora es un enfoque pro-mercado, pues el crecimiento futuro depende de la profundización de la lógicas de mercado, que ponen en un lugar relevante la competencia y los derechos de los consumidores. Y esto es algo urgente porque el modelo está dando muestras evidentes de agotamiento», dicen cercanos a Enríquez-Ominami.

Para uno de los asesores del diputado, «un elemento central es que no existen instituciones que se pongan objetivos de largo plazo. La economía depende de Hacienda y del Banco Central, pero estas tienen objetivos de corto plazo. Crear instituciones que miren mas allá de un periodo presidencial es un objetivo político».

En lo coyuntural, Fontaine explicará medidas para dinamizar el crecimiento a partir de tres etapas: salir de la recesión, recuperar el dinamismo -aliviando el ahogo financiero de las empresas- e incentivar la innovación.

Está por verse cuan tenso puede tornarse el diálogo en lo relativo al tema energético, área en la que Fontaine posee millonarios intereses vinculados a centrales a carbón en diversas regiones del país. Sobre todo, considerando que tanto él como el mismo candidato ya se han planteado contrarios a la construcción de HidroAysén, nada más ni nada menos que la joya de la corona del Grupo Matte, cuya cabeza, Eliodoro, será el anfitrión de ese día en el CEP.

Por lo pronto, Enríquez-Ominami tendrá un aproach a los reductos de la derecha económica asistiendo mañana viernes 7 al Taller Político del Instituto Libertad & Desarrollo.

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