Publicidad

Los tres tercios de ME-O

Para ganar, Frei requiere de la gran mayoría de la votación de ME-O lo que implica un fuerte cambio de las preferencias políticas en dos de las tres partes que componen su electorado. Esa tarea, de por sí titánica, sólo puede tener alguna posibilidad de ocurrir con el involucramiento activo del líder para conducir a sus electores hacia una decisión de tipo estratégica y contraria a sus inclinaciones originales.


Las recientes declaraciones de ME-O ante el diario La Nación de Argentina han dilucidado parte importante del último misterio que le quedaba a estas elecciones: qué decisión tomaría ME-O en una segunda vuelta. De ello dependía la diferencia entre una crónica anunciada en segunda vuelta y un resultado incierto.

Hasta ayer, las opciones estaban bastante abiertas: ¿llamaría a votar por Frei? (que se pensaba era lo más probable); daría libertad de acción a sus votantes (que podía ser una opción coherente con lo diverso de su electorado); o  ¿llamaría a votar por Piñera? (siempre la menos probable). Con todo, en un candidato tipo ME-O, las 3 decisiones siempre fueron posibles, ya que su principal pregunta a responder es: ¿qué me conviene? Todas otras consideraciones, son cálculos de segundo orden.

La incógnita natural es si esas declaraciones tendrán algún efecto sobre el electorado que actualmente lo apoya y particularmente sobre aquél de origen concertacionista. Su electorado se compone básicamente de tres tercios (o de tres partes si se prefiere): uno de inclinación concertacionista para el cual el orden de las preferencias está bastante claro: ME-O en primera vuelta y Frei en segunda. Un segundo tercio que apoyaría Piñera en segunda vuelta y que muestra un importante vínculo político con la derecha y, un último tercio que declara que se abstendría  o anularía en la segunda vuelta y por tanto que tiene a ME-O como única opción.

Lo interesante es que estos tres tercios están muy distantes unos de otros.  Las encuestas muestran que sus decisiones de segunda vuelta son bastante intensas y no parece evidente que se produzcan importantes trasvasijes desde un grupo a otro. No hay una delgada línea que los divide sino que son verdaderas murallas.

Los que dicen que votarán por Piñera en segunda vuelta, se inclinan mucho más por la derecha y evalúan muy negativamente a Frei en diferentes aspectos. Lo contrario sucede con los que mencionan que votarán por Frei en segunda vuelta.  Finalmente, los que dicen que se abstendrán o anularán en segunda vuelta muestran una gran distancia de ambos candidatos por lo que ni siquiera una estrategia del voto útil o del mal menor parece que pueda generar mucho efecto.

En resumen, contrario a lo que se puede pensar, veo que en el caso de ME-O no se trata de un voto duro en primera vuelta y voto blando en segunda. Sino más bien, en al menos la mitad de su electorado, se trata de voto blando en primera y voto duro en segunda. De hecho, la última encuesta CEP muestra que ME-O, en comparación con Frei y Piñera, es el que tiene el menor porcentaje que está seguro de votar por él. En otras palabras, es el candidato que tiene una votación más blanda con casi la mitad del electorado que aún podría inclinarse por Piñera o Frei en primera vuelta.

La pregunta es cómo reaccionará el electorado concertacionista que actualmente los apoya ante el mensaje tan contundente que ME-O ha dado con sus declaraciones y que se pueden interpretar como que si pasa Frei a segunda vuelta, prefiere que gane Piñera.

El comportamiento de ME-O era lo único que podía salvar a Frei en segunda vuelta. Para ganar, Frei requiere de la gran mayoría de la votación de ME-O lo que implica un fuerte cambio de las preferencias políticas en dos de las tres partes que componen su electorado. Esa tarea, de por sí titánica, sólo puede tener alguna posibilidad de ocurrir con el involucramiento activo del líder para conducir a sus electores hacia una decisión de tipo estratégica y contraria a sus inclinaciones originales. Para ese grupo, la decisión, compromiso y capacidad de ME-O eran fundamentales.

Mirada así las cosas, la decisión de ME-O por un lado reduce las posibilidades de Frei, pero al mismo tiempo deja las puertas abiertas para la pérdida de algo de su votación concertacionista lo que también reduce su propia opción de ganarle a Frei en primera vuelta. O sea un jaque a sus posibilidades de pasar a segunda vuelta y un jaque mate a las posibilidades de Frei de ganarle a Piñera.

El potencial de crecimiento de ME-O, en caso de existir, era precisamente hacia el electorado más concertacionista que hacia el electorado de derecha. Es decir, hacia un grupo que podría aventurarse con ME-O en una primera vuelta, pero que en una segunda vuelta entre Frei y Piñera, tienen una decisión clara y rotundamente a favor de Frei. Así como también la tienen en una segunda vuelta entre Piñera y el propio ME-O.

Finalmente, alejar la votación concertacionista parece como electoralmente muy poco rentable, toda vez que cada voto que ME-O le pueda quitar a Frei, valen doble en su opción de pasar a segunda vuelta, a diferencia de lo que ocurre con los votos que le pueda quitar a Piñera.

Pensadas así las cosas, las declaraciones de ME-O son política y electoralmente muy poco acertadas. Sin embargo, al menos, permite dejar en evidencia el tipo de candidato de que se trata. O sea, parafraseando lo que ME-O dijo en el debate: «esta elección no se trata de ustedes sino que se trata de mí».

*José Miguel Zapata es Analista Político y MPA de la Universidad de Harvard.

Publicidad

Tendencias