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El episodio que puso en duda el liderazgo de Coloma en la UDI

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Es cierto que el debate le permitió a Piñera mostrarse contrastado con los sectores más conservadores representados por el diputado Kast. Pero el costo lo están pagando el presidente y otros dirigentes históricos del gremialismo, a quienes en la tienda de Suecia no se los percibe resguardando con el debido celo los intereses que tiene puesta la UDI en la campaña de Piñera. De fondo siempre está el miedo de que el empresario les pase la aplanadora si es que llega a instalarse en La Moneda.


Con los ánimos menos caldeados que la semana pasada y tras un profundo análisis del efecto electoral de la polémica generada a raíz del documento elaborado por los senadores Andrés Allamand y Andrés Chadwick, «Acuerdo para una vida en común», un sector de la UDI llegó a la lapidaria conclusión de que éste y otros episodios relacionados con temas valóricos no se hubieran producido si en el gremialismo hubiera un «liderazgo fuerte» capaz de contener los desatinos de Sebastián Piñera y sus equipos de campaña. Con esto  responsabilizan indirectamente a Juan Antonio Coloma de no hacer cumplir los condicionamientos que se impusieron en el Consejo Directivo Ampliado, de diciembre del 2008, cuando se decidió respaldar la candidatura del empresario a la Presidencia de la República.

Bajo la premisa de que siempre será mejor un gobierno de Piñera que uno de Eduardo Frei o de Marco Enríquez-Ominami, por lo que pese a estos desaciertos la UDI no echará pié atrás, para un sector del partido no deja de ser preocupante que el piñerismo recurra a estos «artificios populistas» para mostrarse más progresista que sus adversarios. Porque después de todo, dice un diputado gremialista, «el gobierno de Piñera sin la UDI no va a existir» y que, por lo tanto, desde ahora la tienda encabezada por Coloma debiera «hacer ver que puede tirar el mantel», con una reacción «rápida y oportuna del presidente del partido», quien para los más críticos brilló por su ausencia en este episodio.

La molestia que causó en un amplio sector gremialista el polémico documento, se replicó en una pequeña fracción de RN y en otros integrantes de la Coalición por el Cambio a los que el abanderado les da menor importancia. Y todos coinciden en el mismo diagnóstico: que la idea tiene un evidente sentido electoral, porque de haber un propósito real de regular las uniones de hecho, se habría aprobado alguno de los proyectos que actualmente existen en el Congreso con similar finalidad. Para un diputado de la UDI esto demuestra que en la derecha no existe consenso para avanzar en ésta ni otras iniciativas de índole valóricas. Lo que se hizo presente, recordó el mismo parlamentario, en el Consejo Directivo Ampliado del 12 de diciembre del 2008, en que se optó por respaldar a Piñera.

Pero a la luz de los hechos, la dirigencia de la UDI no se ha impuesto con la suficiente firmeza como para frenar los ímpetus «populistas» de su candidato presidencial. Y es en este punto donde la situación se transforma en un problema para Coloma. «Lo que ha pasado es por falta de un liderazgo fuerte», sentencia un parlamentario que admite que pese a todo «Piñera igual ha pasado la aplanadora» sobre la tienda de calle Suecia. Basta con recordar, que tanto en este episodio como en el de la llamada «píldora del día después» tuvieron que ser José Antonio Kast y Gonzalo Arenas quienes «salieran a defender nuestras posturas», sostiene con un dejo de amargura otra fuente gremialista, que destaca que la reacción del senador en este último incidente con el comando fue «demasiado tardía».

A modo de justificación, algunos atribuyen la actitud del timonel al hecho de que en diciembre deberá defender su cupo parlamentario por la Séptima Región Norte y, por tanto, «está en plena campaña». Una fuente del partido sostiene que no es fácil desdoblarse, sobre todo si se considera la trascendencia de esta campaña, puesto que la UDI debe redoblar sus esfuerzos para mantener la supremacía parlamentaria sin candidato presidencial propio.

Chivo expiatorio

Tras el enfrentamiento interno entre Coloma y Kast por la presidencia del partido, que quedó en la retina de la opinión pública como la apertura democrática de la UDI y que concluyó con la derrota del diputado, éste asumió un rol autoasignado de defensa de los valores promovidos por los fundadores de la tienda. La idea, asegura un cercano, es justamente que los «principios fundacionales» del partido estén representados primero en la campaña de Piñera y, después, en su gobierno. Objetivo que a juicio de algunos gremialistas no se está haciendo cumplir por la dirigencia del partido, sobre todo «desde que Pablo Longueira se salió del comando o que Jovino Novoa se ha dedicado por completo a la presidencia del Senado».

Pero esta postura no ha dejado de tener costos para Kast. El razonamiento que se hace en el entorno del diputado es que el famoso «Acuerdo para una vida en común» no es más que «una estrategia política de Piñera». Incluso los más mal pensados estiman que la polémica suscitada entre el parlamentario y el comando presidencial «ayuda electoralmente al candidato». Y que en este contexto, Kast sirvió de «chivo expiatorio» para que el empresario pueda mostrarse como una figura progresista ante el electorado que, a dos meses de las elecciones, aún no se decide o, en el peor de los casos, todavía tiene tiempo para cambiarse de preferencia en la papeleta.

Pero lejos de amilanarse por las críticas o los apelativos de «fundamentalista» o «fanático» que le han llovido, o incluso, a pesar de la ramplona portada que se ganó en el semanario The Clinic, Kast sigue preconizando su postura y rechazando públicamente la iniciativa de Andrés Allamand y del senador gremialista -primo de Piñera-, Andrés Chadwick. Sin ir más lejos, el sábado en una columna publicada por La Tercera insistió en que «lo que hay tras las voces que quieren regular las uniones de hecho es otorgar a las parejas homosexuales el mismo reconocimiento que hoy tiene el matrimonio. Si se acepta la unión legal de convivientes hétero y homosexuales, se agotan los argumentos para promover el matrimonio como institución y es previsible que esas uniones, con el tiempo, vayan ganando todas las prerrogativas (ya escasas) que tiene el matrimonio».

La sangre tira

En el otro extremo de la contienda interna que esta emergiendo en la UDI, a raíz de los arranques progresistas de Piñera, y que pone en duda el liderazgo ya no sólo de su timonel, sino de la dirigencia gremialista en general, está Andrés Chadwick. Si bien el senador es «querido y apreciado» por moros y cristianos, está vez parece haber ido demasiado lejos a los ojos de quienes esperaban que su presencia en el comando ayudara a la finalidad de imponer los principios de la tienda al interior del piñerismo. Si en un comienzo su cercanía con el abanderado era percibida como una especie de caballo de Troya en los equipos de campaña, con el paso de los meses y a la luz de los acontecimientos esa imagen se ha ido desvaneciendo.

Durante largo tiempo Chadwick fue el encargado de mediar en las disputas internas de la UDI, pero ahora parece estar en el centro del torbellino. La principal crítica que se le hace es que se ha dejado llevar por el parentesco sanguineo que lo une al candidato presidencial y que sus ganas de que Piñera resulte electo han permitido que «se deje llevar por las ideas de Allamand». Lo que no tendría nada de malo, advierte un militante gremialista, si no fuera porque el senador de RN «se equivoca permanentemente en su relación con nosotros y arrastra a Andrés en situaciones que chocan con nuestros principios».

Y todo en medio del trabajo de campo del Centro de Estudios Públicos, cuyos resultados serán entregados en la primera quincena de noviembre. Es por eso que una fuente de la UDI insiste en que haber levantado a estas alturas el tema de las uniones civiles «es parte de una estrategia bien pensada» del piñerismo, pese a que advierte que esto no será de ninguna manera un elemento a considerar por la UDI para definir sus posturas respecto a materias valóricas, «más allá de lo que piense Piñera o haga Coloma».

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