El titular de Interior tiene el objetivo político de evitar que fallezca un comunero en medio de las intensas negociaciones con el gremialismo. Dadas las difíciles circunstancias que envuelven este proceso, a seis meses de su gestión, el jefe de gabinete está ante la prueba de fuego para su hasta ahora exitosa posición de poder: congeniar dos posturas que no dan señales de tener puntos de encuentro.
La huelga de los mapuche es tal vez la situación más compleja que, hasta ahora, le ha tocado enfrentar al titular de Interior. Esta será la máxima prueba de habilidad política para Rodrigo Hinzpeter. La misión del jefe de gabinete de la administración Piñera es acercar posiciones entre dos fuerzas que no dan señales de ceder. En estos días, ni los comuneros ni la UDI han dado muestras de abrirse a un acuerdo que despeje, con toda nitidez, el temor de que fallezca uno de los huelguistas. Posibilidad que se acerca en la misma proporción que se aleja un eventual pacto entre las partes.
Quienes se han reunido en estos días con el secretario de Estado, tanto del oficialismo como de la oposición, aseguran que su principal y más grande temor es “que muera uno de los mapuches, por los efectos políticos que podría generar al gobierno de Piñera”. Esa aprensión es compartida por un significativo grupo de parlamentarios de la derecha. Por lo mismo, en el almuerzo que este martes sostuvo Hinzpeter con los senadores de la Alianza, estos se mostraron abiertos a aprobar algunas modificaciones a la Ley Antiterrorista. Sin embargo, en la propia coalición admiten que dichos cambios son “leves”.
Ello, porque en relación al punto más importante, el delito de incendio, tal como proponía la UDI, se acordó respaldar bajar la gradualidad. Un elemento adicional que se evaluó, pero sobre el cual no se llegó a nada concreto aún, “es que se haga una distinción entre el incendio de tierras y, por ejemplo, vehículos” con el fin de sacar de la ley aquel que no tenga relación con fines políticos-ideológicos, explica uno de los presentes en la cita.
Este es un aspecto en el que Hinzpeter parece no tener un margen mayor para negociar con la UDI. Pero tampoco con los comuneros que ayer martes le enviaron un mensaje al gobierno, a través del senador PPD Jaime Quintana. La exigencia de los huelguistas es perentoria: quieren que el Ejecutivo retire las querellas que pesan sobre los comuneros en huelga de hambre y/o que se pueda cambiar la calificación de los delitos. Y, por otra parte, que el gobierno se abra a conversar directamente con algunos de los voceros mapuches.
Ambas peticiones son difíciles de concretar. Incluso en la Concertación, donde estiman “insuficientes” las eventuales modificaciones a la Ley Antiterrorista que han trascendido, afirman que “es imposible que el gobierno ceda a sentarse a conversar directamente con los voceros” de los comuneros en huelga. Y tienen claro que las posiciones de los huelguistas se van a extremar con cada día que pase. De allí que se promueven todas las iniciativas que puedan dar una salida urgente al conflicto. Sobre todo si se considera que ayer en la tarde uno de los comuneros se autoinfringió una herida en el abdomen, por lo que debió ser trasladado al Hospital. Al punto que se especula que la Comisión de Derechos Humanos del Senado podría jugar un rol importante en la búsqueda de una solución.
[cita]En el gremialismo la mayoría se cuadra con la posición del senador Jovino Novoa, y argumentan que ser inflexibles en el discurso del orden es parte de lo que los ha convertido en el partido más grande de Chile.[/cita]
Tras los últimos sucesos, todo indica que el mayor temor de Hinzpeter se percibe cada vez más probable. La muerte de uno de los 34 comuneros dejó de ser una posibilidad lejana, lo que exige medidas extremas. Pero si bien la UDI está dispuesta a avanzar en la aprobación del proyecto de ley que reforma la Justicia Militar, de manera que no tenga injerencia sobre los delitos cometidos por civiles, no ha mostrado similar disposición en cuanto a sacar reformar tan drásticamente la Ley Antiterrorista. En el gremialismo la mayoría se cuadra con la posición del senador Jovino Novoa, y argumentan que ser inflexibles en el discurso del orden es parte de lo que los ha convertido en el partido más grande de Chile.
De allí que el titular de Interior se encuentre en una compleja negociación a dos bandas. Debe conseguir que la UDI ceda lo suficiente para que los comuneros depongan la huelga de hambre, pero sabe que lo que se logró ayer martes es lo que hay, de parte del gremialismo, y el margen para raspar la olla es escaso. Por otro lado, requiere convencer a los comuneros de dejar su medida de presión para negociar, o aceptar aquello que el gremialismo está dispuesto a entregar. Difícil tarea si se considera que los mapuche lejos de ablandar sus posturas, con el paso de los días las radicalizan todavía más.
Tras el almuerzo con los senadores oficialistas, en que también participaron los ministros de la Segpres, Cristián Larroulet y de Minería, Laurence Golborne, Hinzpeter insistió en hacer un lastimero llamado: “La vida es mucho más importante, la vida es un valor fundamental para nuestro gobierno y, por tanto, si hay alguien que puede también ayudarnos en el llamado que hemos hecho, ciertamente que va a ser bienvenido por nuestro gobierno”. Lo que da cuenta de la extrema situación que enfrenta uno de los ministros, hasta ahora, mejor evaluados del gabinete del Presidente Sebastián Piñera.
Además, en nada aportan los diputados que están planteando como moneda de cambio a una salida a los huelguistas, el que se le otorgue beneficios “humanitarios” a los militares involucrados en temas de Derechos Humanos. En la Concertación sostienen que estos parlamentarios hacen mal en intentar sacar provecho de esta situación. Lo cierto es que sólo contribuyen a enredar aún más la búsqueda de una solución.