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La polémica sobre el modelo económico que enfrenta a Dittborn con Tironi

El sociólogo dijo que los problemas de éste no tienen que ver con la «ineptitud de la Concertación», como señalaba la derecha cuando era oposición, sino que con sus fundamentos, como lo demuestra el hecho que sean sus propios ideólogos, hoy en el Gobierno, quienes se empeñan en derribarlo. Pero Dittborn, además de criticar su visión «apocalíptica», se preguntó: «¿Alguien de verdad cree que el modelo está así de mal?».


Fue Eugenio Tironi quien lanzó la primera piedra en una carta publicada el martes último en el diario El Mercurio, donde afirmó que el actual modelo económico “está derrumbado”, paradójicamente en momentos que el Gobierno está conformado por quienes lo crearon, los mismos que, cuando eran oposición —señala— acusaban a la Concertación de boicotearlo.

Pero sus argumentos no tardaron en ser rebatidos por el subsecretario de Hacienda, Julio Dittborn, quien utilizó la misma tribuna para responder este miércoles al sociólogo e investigador de la Corporación de Estudios para Latinoamérica (Cieplan).

Modelo “derrumbado”

El modelo, esa entelequia que por largo tiempo nos sirvió para contener nuestras pulsiones y tradiciones, hoy por hoy es derrumbado igual como ocurriera en Irak con la estatua de Hussein, o en las capitales comunistas con las de Lenin y Stalin. Lo curioso es que quienes empuñan el mazo no son aquellos que siempre quisieron derribarlo, sino los mismos que lo edificaron y que hasta no hace mucho lo defendían contra viento y marea”, escribió Tironi.

A su juicio, durante casi dos décadas éste operó como “una suerte de ley divina que estaba fuera de la comprensión y de la crítica de la gente ordinaria. Osar cuestionarlas podía arrastrarnos de vuelta al Apocalipsis o frustrar las ilusiones de progreso, por lo que no cabía más que resignarse y esperar”. Sin embargo, agrega, “esta visión de las cosas caducó. Los desbordes partieron con el tema ambiental, siguieron con la educación, y luego se han expandido como la pólvora”.

“Los resultados son sorprendentes. Es cuestión de mirar. En educación, más gratuidad y fin al lucro. En banca y retail , menos libertad y más protección al consumidor. En salud, más restricciones y menos ‘libertad de elegir». En minería, más Codelco. En energía, menos precio y más Estado. En impuestos, más tributos por menos desigualdad. En Aysén, zona franca y un ministro exonerado. En gasto social, más subsidios a la clase media. Podríamos seguir: en estas y muchas otras áreas ‘el modelo’ está desbordado”, afirmó.

Por ello, concluye que “ahora se ha corrido el tupido velo. Los problemas de la gente con ‘el modelo’ tienen que ver con algunos de sus fundamentos —que están bajo escrutinio en el mundo entero— y no con la maledicencia o ineptitud de la Concertación. A lo mejor esto es lo que quería decir el ministro Hinzpeter cuando señaló que ‘la agenda de la centroderecha en la oposición no es ni puede ser exactamente igual que en el Gobierno’. Si se asume así, sin tapujos, quizás podamos reflexionar con la finalidad de ponernos de acuerdo en lo que es mejor para Chile, y no de dirimir quién es más fiel a un modelo, cualquiera sea éste”.

¿Alguien de verdad cree que el modelo está así de mal?

Los dichos del otrora director de la SECOM durante el Gobierno de Patricio Aylwin no tardaron en ser rebatidos por Dittborn, quien puso en tela de juicio su visión “apocalíptica” sobre esta materia.

“¿Alguien de verdad cree que el modelo está así de mal? Tiene sus críticos, es cierto, pero creo que la visión apocalíptica de Tironi es más un wishful thinking’ que una realidad”, dijo la autoridad, quien al mismo tiempo descartó que sea la derecha la responsable de destruirlo.

“Afirma que quienes destruimos al modelo somos los mismos que lo edificamos. No es así. Lo que ocurre es que los que lo edificamos lo conocemos bien, y por lo tanto sabemos de sus limitaciones, las que tratamos de corregir. Probablemente los usuarios del modelo —que vinieron después que los constructores— lo conocen menos y a lo mejor como buenos convertidos tardíamente, tienen un sesgo más ideológico a favor (o en contra) del modelo”, dijo.

Y prosigue: “Por ejemplo, los constructores sabemos que los mercados de capitales privados no funcionan bien cuando se trata de impulsar la educación, porque ésta no se puede dejar en garantía en un banco. (A lo mejor, en la época de la esclavitud esto era posible, pero entonces no existía mucha demanda por educación ni tampoco bancos). De ahí que se justifique un programa de becas y créditos impulsados desde el Estado. Los consumidores deben ser protegidos de la letra chica de los contratos, simplemente porque no es posible leerlos con esa letra. Los impuestos moderados no son contrarios a la existencia del modelo, el que requiere de una buena cantidad de bienes públicos que deben ser provistos por el Estado para funcionar”.

En esa línea, el subsecretario sostiene que “sin bienes públicos no hay modelo que funcione correctamente. En fin, tal como nos enseñaron a los constructores, el modelo busca la eficiencia y la logra, siempre que se cumpla una serie de supuestos bien estrictos (competencia, ausencia de monopolios, etcétera). Pero, además, a los constructores nos enseñaron que todas las distribuciones del ingreso son compatibles con un modelo eficiente y que los economistas nada podemos decir sobre cuál de dichas distribuciones es mejor”.

Y concluye “al modelo hay que cuidarlo porque es un buen instrumento para ciertos fines y las herramientas siempre hay que cuidarlas. Pero los constructores no somos los usuarios: conocemos lo que hicimos y por eso lo estamos corrigiendo, permanentemente”.

La polémica sobre el modelo económico que enfrenta a Dittborn con Tironi

Fue Eugenio Tironi quien lanzó la primera piedra en una carta publicada el martes último en el diario El Mercurio, donde afirmó que el actual modelo económico “está derrumbado”, paradojalmente en momentos que el gobierno está conformado por quienes lo crearon, los mismos que, cuando eran oposición –señala- acusaban a la Concertación de boicotearlo.

Pero sus argumentos no tardaron en ser rebatidos por el subsecretario de Hacienda, Julio Dittborn, quien utilizó la misma tribuna para responder este miércoles al sociólogo e investigador de la Corporación de Estudios para Latinoamérica (Cieplan).

Modelo “derrumbado”

El modelo, esa entelequia que por largo tiempo nos sirvió para contener nuestras pulsiones y tradiciones, hoy por hoy es derrumbado igual como ocurriera en Irak con la estatua de Hussein, o en las capitales comunistas con las de Lenin y Stalin. Lo curioso es que quienes empuñan el mazo no son aquellos que siempre quisieron derribarlo, sino los mismos que lo edificaron y que hasta no hace mucho lo defendían contra viento y marea”, escribió Tironi.

A su juicio, durante casi dos décadas éste operó como “una suerte de ley divina que estaba fuera de la comprensión y de la crítica de la gente ordinaria. Osar cuestionarlas podía arrastrarnos de vuelta al Apocalipsis o frustrar las ilusiones de progreso, por lo que no cabía más que resignarse y esperar”. Sin embargo, agrega, “esta visión de las cosas caducó. Los desbordes partieron con el tema ambiental, siguieron con la educación, y luego se han expandido como la pólvora”.

“Los resultados son sorprendentes. Es cuestión de mirar. En educación, más gratuidad y fin al lucro. En banca y retail , menos libertad y más protección al consumidor. En salud, más restricciones y menos ‘libertad de elegir». En minería, más Codelco. En energía, menos precio y más Estado. En impuestos, más tributos por menos desigualdad. En Aysén, zona franca y un ministro exonerado. En gasto social, más subsidios a la clase media. Podríamos seguir: en estas y muchas otras áreas ‘el modelo’ está desbordado”, afirmó.

Por ello, concluye que “ahora se ha corrido el tupido velo. Los problemas de la gente con ‘el modelo’ tienen que ver con algunos de sus fundamentos —que están bajo escrutinio en el mundo entero— y no con la maledicencia o ineptitud de la Concertación. A lo mejor esto es lo que quería decir el ministro Hinzpeter cuando señaló que ‘la agenda de la centroderecha en la oposición no es ni puede ser exactamente igual que en el Gobierno’. Si se asume así, sin tapujos, quizás podamos reflexionar con la finalidad de ponernos de acuerdo en lo que es mejor para Chile, y no de dirimir quién es más fiel a un modelo, cualquiera sea éste”.

¿Alguien de verdad cree que el modelo está así de mal?

Los dichos del otrora director de la SECOM durante el gobierno de Patricio Aylwin no tardaron en ser rebatidos por Dittborn, quien puso en tela de juicio su visión “apocalíptica” sobre esta materia.

“¿Alguien de verdad cree que el modelo está así de mal? Tiene sus críticos, es cierto, pero creo que la visión apocalíptica de Tironi es más un ‘wishful thinking’ que una realidad”, dijo el funcionario de gobierno, quien al mismo tiempo descartó que sea la derecha la responsable de destruirlo.

“Afirma que quienes destruimos al modelo somos los mismos que lo edificamos. No es así. Lo que ocurre es que los que lo edificamos lo conocemos bien, y por lo tanto sabemos de sus limitaciones, las que tratamos de corregir. Probablemente los usuarios del modelo —que vinieron después que los constructores— lo conocen menos y a lo mejor como buenos convertidos tardíamente, tienen un sesgo más ideológico a favor (o en contra) del modelo”, dijo.

Y prosigue: “Por ejemplo, los constructores sabemos que los mercados de capitales privados no funcionan bien cuando se trata de impulsar la educación, porque ésta no se puede dejar en garantía en un banco. (A lo mejor, en la época de la esclavitud esto era posible, pero entonces no existía mucha demanda por educación ni tampoco bancos). De ahí que se justifique un programa de becas y créditos impulsados desde el Estado. Los consumidores deben ser protegidos de la letra chica de los contratos, simplemente porque no es posible leerlos con esa letra. Los impuestos moderados no son contrarios a la existencia del modelo, el que requiere de una buena cantidad de bienes públicos que deben ser provistos por el Estado para funcionar”.

En esa línea, el subsecretario sostiene que “sin bienes públicos no hay modelo que funcione correctamente. En fin, tal como nos enseñaron a los constructores, el modelo busca la eficiencia y la logra, siempre que se cumpla una serie de supuestos bien estrictos (competencia, ausencia de monopolios, etcétera). Pero, además, a

La polémica sobre el modelo económico que enfrenta a Dittborn con Tironi

Fue Eugenio Tironi quien lanzó la primera piedra en una carta publicada el martes último en el diario El Mercurio, donde afirmó que el actual modelo económico “está derrumbado”, paradojalmente en momentos que el gobierno está conformado por quienes lo crearon, los mismos que, cuando eran oposición –señala- acusaban a la Concertación de boicotearlo.

Pero sus argumentos no tardaron en ser rebatidos por el subsecretario de Hacienda, Julio Dittborn, quien utilizó la misma tribuna para responder este miércoles al sociólogo e investigador de la Corporación de Estuadios para Latinoamérica (Cieplan).

Modelo “derrumbado”

El modelo, esa entelequia que por largo tiempo nos sirvió para contener nuestras pulsiones y tradiciones, hoy por hoy es derrumbado igual como ocurriera en Irak con la estatua de Hussein, o en las capitales comunistas con las de Lenin y Stalin. Lo curioso es que quienes empuñan el mazo no son aquellos que siempre quisieron derribarlo, sino los mismos que lo edificaron y que hasta no hace mucho lo defendían contra viento y marea”, escribió Tironi.

A su juicio, durante casi dos décadas éste operó como “una suerte de ley divina que estaba fuera de la comprensión y de la crítica de la gente ordinaria. Osar cuestionarlas podía arrastrarnos de vuelta al Apocalipsis o frustrar las ilusiones de progreso, por lo que no cabía más que resignarse y esperar”. Sin embargo, agrega, “esta visión de las cosas caducó. Los desbordes partieron con el tema ambiental, siguieron con la educación, y luego se han expandido como la pólvora”.

“Los resultados son sorprendentes. Es cuestión de mirar. En educación, más gratuidad y fin al lucro. En banca y retail , menos libertad y más protección al consumidor. En salud, más restricciones y menos ‘libertad de elegir». En minería, más Codelco. En energía, menos precio y más Estado. En impuestos, más tributos por menos desigualdad. En Aysén, zona franca y un ministro exonerado. En gasto social, más subsidios a la clase media. Podríamos seguir: en estas y muchas otras áreas ‘el modelo’ está desbordado”, afirmó.

Por ello, concluye que “ahora se ha corrido el tupido velo. Los problemas de la gente con ‘el modelo’ tienen que ver con algunos de sus fundamentos -que están bajo escrutinio en el mundo entero- y no con la maledicencia o ineptitud de la Concertación. A lo mejor esto es lo que quería decir el ministro Hinzpeter cuando señaló que ‘la agenda de la centroderecha en la oposición no es ni puede ser exactamente igual que en el Gobierno’. Si se asume así, sin tapujos, quizás podamos reflexionar con la finalidad de ponernos de acuerdo en lo que es mejor para Chile, y no de dirimir quién es más fiel a un modelo, cualquiera sea éste”.

¿Alguien de verdad cree que el modelo está así de mal?

Los dichos del otrora director de la SECOM durante el gobierno de Patricio Aylwin no tardaron en ser rebatidos por Dittborn, quien puso en tela de juicio su visión “apocalíptica” sobre esta materia.

“¿Alguien de verdad cree que el modelo está así de mal? Tiene sus críticos, es cierto, pero creo que la visión apocalíptica de Tironi es más un  wishful thinking’ que una realidad”, dijo el funcionario de gobierno, quien al mismo tiempo descartó  que sea la derecha la responsable de destruirlo.

“Afirma que quienes destruimos al modelo somos los mismos que lo edificamos. No es así. Lo que ocurre es que los que lo edificamos lo conocemos bien, y por lo tanto sabemos de sus limitaciones, las que tratamos de corregir. Probablemente los usuarios del modelo —que vinieron después que los constructores— lo conocen menos y a lo mejor como buenos convertidos tardíamente, tienen un sesgo más ideológico a favor (o en contra) del modelo”, dijo.

Y prosigue: “Por ejemplo, los constructores sabemos que los mercados de capitales privados no funcionan bien cuando se trata de impulsar la educación, porque ésta no se puede dejar en garantía en un banco. (A lo mejor, en la época de la esclavitud esto era posible, pero entonces no existía mucha demanda por educación ni tampoco bancos). De ahí que se justifique un programa de becas y créditos impulsados desde el Estado. Los consumidores deben ser protegidos de la letra chica de los contratos, simplemente porque no es posible leerlos con esa letra. Los impuestos moderados no son contrarios a la existencia del modelo, el que requiere de una buena cantidad de bienes públicos que deben ser provistos por el Estado para funcionar”.

En esa línea, el subsecretario sostiene que “sin bienes públicos no hay modelo que funcione correctamente. En fin, tal como nos enseñaron a los constructores, el modelo busca la eficiencia y la logra, siempre que se cumpla una serie de supuestos bien estrictos (competencia, ausencia de monopolios, etcétera). Pero, además, a los constructores nos enseñaron que todas las distribuciones del ingreso son compatibles con un modelo eficiente y que los economistas nada podemos decir sobre cuál de dichas distribuciones es mejor”.

Y concluye “al modelo hay que cuidarlo porque es un buen instrumento para ciertos fines y las herramientas siempre hay que cuidarlas. Pero los constructores no somos los usuarios: conocemos lo que hicimos y por eso lo estamos corrigiendo, permanentemente”.

los constructores nos enseñaron que todas las distribuciones del ingreso son compatibles con un modelo eficiente y que los economistas nada podemos decir sobre cuál de dichas distribuciones es mejor”.

Y concluye “al modelo hay que cuidarlo porque es un buen instrumento para ciertos fines y las herramientas siempre hay que cuidarlas. Pero los constructores no somos los usuarios: conocemos lo que hicimos y por eso lo estamos corrigiendo, permanentemente”.

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