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Carlos Cáceres niega que violaciones a los DD.HH. fueran «una política de Estado» durante la dictadura Ex ministro de Pinochet criticó «corrida de perdones» a 40 años del Golpe

Carlos Cáceres niega que violaciones a los DD.HH. fueran «una política de Estado» durante la dictadura

El ex titular de Hacienda (1983) y del Interior (1988-1989) del gobierno militar aseguró que los crímenes políticos ocurridos en esa época “fueron hechos puntuales, circunstanciales”, y pidió recodar que la violencia en Chile “parte en 1967 con la declaración del Partido Socialista que coloca la violencia como un instrumento para alcanzar el poder”. Además, Cáceres dijo sentirse “muy orgulloso” de haber sido parte del régimen.


Carlos Cáceres, ex ministro de Hacienda (1983) y ex ministro del Interior (1988 y 1989) durante el gobierno de Augusto Pinochet, defendió en entrevista con el diario La Segunda los cambios y logros económicos alcanzados durante la dictadura. Asimismo se refirió a la seguidilla de disculpas públicas que personeros políticos, de todos los sectores, han protagonizado en los últimos días a raíz de los 40 años del Golpe Militar.

«La economía tuvo un vuelco fundamental y la realidad es que este país pasó a ser un pionero en esta estrategia económica que ha dado grandes resultados. En toda administración se dan procesos de luz y de sombra, y el gobierno militar tiene sombras y eso hay que reconocerlo. El perdón es algo muy personal, yo no soy partícipe de esta especie de corrida de perdones que se están generando, habiendo reconocimiento que hubo un período en el cual las violaciones a los derechos humanos fueron efectivas, fueron reales, y sobre lo cual el Presidente Pinochet asumió también la responsabilidad que le competía», aseguró.

Sin embargo, descartó que durante la dictadura hubiera «una política de Estado» y que los crímenes políticos «fueron hechos puntuales, circunstanciales». Cáceres dijo discrepar con que «se asigne que aquí hubo una política de Estado de violación a los derechos humanos. Habiendo conocido al Presidente Pinochet y a los miembros de la junta de gobierno, pensar que ellos como política de Estado iban a establecer el criterio de la violación de los derechos humanos, a mí me parece que no corresponde a la realidad».

Igualmente, si bien reconoció que «nadie puede estar de acuerdo con las cosas que acontecieron en ese momento», pidió que se analicen los hechos desde una mirada más amplia. «No miremos solamente ese aspecto del proceso, sino el conjunto, y miremos también la realidad de Chile en el período en que ocurrieron esos hechos. Hace falta colocar esto en un contexto, reconociendo que esos hechos siempre van a ser absolutamente reprobables», aseguró.

En este sentido, la otrora autoridad de gobierno recordó que «los derechos humanos también fueron violados por la oposición, no quiero establecer aquí una especie de balanza, tantos tuyos, tantos míos. Recordemos que el proceso de violencia en Chile parte en 1967 con la declaración del Partido Socialista que coloca la violencia como un instrumento para alcanzar el poder. Eso hoy no se menciona».

En esta misma línea, Cáceres aseguró sentirse «muy orgulloso de haber participado en el gobierno militar» y descartó realizar una autocrítica. «En el ejercicio de los cargos que tuve, no tuve conocimiento de las cosas que se han sabido después», afirmó.

Los logros del gobierno militar

El ex ministro del gobierno de Augusto Pinochet reconoció como principal aporte de la dictadura «la apertura del mercado chileno».

Reconoció que el proceso de introducir las modificaciones puede haberse visto favorecido por el contexto político y social. «Probablemente fue más rápido y hubo más flexibilidad para los procesos. Pero al final creo que esto descansa mucho en la voluntad de las personas. El Presidente Menem, en su primer gobierno, tuvo la voluntad de hacer una modernización importante de la economía argentina, y lo hizo con un parlamento», aseguró.

Consultado por cómo nace esta iniciativa por parte del gobierno militar, aseguró que «Chile había experimentado un proceso de deterioro económico, en función de una estrategia errada, y que había llegado a una vinculación entre el manejo político y el manejo económico, que terminó con este país al borde de perder el valor fundamental de la libertad. El Presidente Pinochet estaba muy consciente de que para restaurar una auténtica democracia, era indispensable darle curso a una nueva estrategia económica».

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