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“Somos escépticos de las consignas sin contenido” Felipe Kast y el cambio a la Constitución:

“Somos escépticos de las consignas sin contenido”

Bastián Fernández
Por : Bastián Fernández Periodista de El Mostrador
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El fundador del movimiento que agrupa a los independientes de derecha, Evópoli –y candidato a diputado por el distrito 22–, se enfrenta en esta elección no sólo a una de las cartas fuertes nacidas del movimiento social, Giorgio Jackson, sino que también a un escenario en el que muchos avizoran el nacimiento de una nueva derecha. Sobre uno de los temas que se convertirán en claves de la agenda, la Asamblea Constituyente, Kast no tiene dudas: la experiencia demuestra que terminan “armando una Constitución a su pinta” y siendo un “árbol de pascua de las presiones políticas”, dice.


El ex ministro de planificación de la administración Piñera se encuentra en plena campaña a diputado por Santiago Centro. Su compañera de lista y competidora es Mónica Zalaquett (UDI), de quien lamenta que no asista a los debates. “Debato con Giorgio Jackson porque va a los debates, pero no lo he podido hacer con Mónica Zalaquett”, dice Kast.

¿En qué se nota la refundación de la derecha y cuáles son los aspectos que la diferencian?
Nosotros, más que refundar, no nos arrogamos ese término, queremos emprender un camino propio que es distinto a refundar. Nosotros no venimos a jubilar a nadie aquí, venimos a armar una alternativa que viene a complementar lo que existe. Y eso es bien distinto como matiz, porque lo otro es una soberbia, es tratar de atribuirse méritos que se ganan en la cancha cuando uno va ofreciendo un proyecto político y ciertas personas suscriben a él. Gradualmente en el tiempo tú te vas ganando la posibilidad de que te den más atribuciones y esa es la gracia de la democracia. Nosotros no venimos a refundar nada, venimos a complementar, a ser una alternativa fresca de un mundo que sentíamos que no tenía domicilio político, que se siente más cercano a las ideas de la libertad, que está más cercano a las ideas de la centroderecha. No se sienten cercanas a las ideas de que el Estado es la solución a todos nuestros problemas. Sí, enfrentamos al Estado como un articulador de la sociedad civil, somos más inspirados por David Cameron en Inglaterra, la idea de que la sociedad civil tiene que empoderarse, que los emprendedores y el emprendimiento han sido gran motor de la innovación… el gran motor de la exclusión de la pobreza.

Creemos que la política social, que era la encargada de emparejar la cancha a nuestros niños, ha estado muy deficiente y desgraciadamente eso ha hecho que muchos sientan frustrado su sueño de vivir libremente. Y eso significa desplegar tus talentos y si no tienes una educación de calidad… porque el estado ha sido negligente en su gestión para dártela, si no tienes una salud en un consultorio de calidad, porque el Estado ha sido negligente, entonces difícilmente vas a poder vivir esa libertad.

¿Cuál es la postura de Evópoli respecto de la necesidad de cambiar la Constitución?
Este es el mismo problema que tiene normalmente, creo yo, la izquierda en sus consignas: parten la ecuación al revés. Dicen “necesitamos una reforma tributaria” y no parten por el por qué. Nosotros somos escépticos de las consignas sin contenido. En esto creo que Michelle Bachelet ha sido extremadamente irresponsable en generar expectativas hablando en ambiguo, sin decir qué va a tener. Primero, dijo que no quería, después que sí y ahora parece que no. Yo creo que las constituciones se cambian con un propósito. El martes tuvimos en el Congreso un cambio que va en la dirección de modificar el sistema binominal. Ese tipo de reformas son las que nos interesan a nosotros. Modificar la Constitución no es un fin en sí mismo, es un medio para poder hacer de la sociedad chilena una sociedad mejor, más libre, más justa. Por lo tanto, discutamos qué hay que modificarle a la Constitución. Si es que hay que modificarle los 120 diputados, perfecto, es una modificación concreta. Creo que la consigna hay que llevarla a lo concreto. Nosotros no tenemos ningún complejo en evaluar –eventualmente– un cambio a la Constitución, pero siempre cuando nos pongamos de acuerdo y discutamos sobre qué contexto. El populismo en las consignas creo que le hace muy mal al país y genera muchas frustraciones, y lo que ocurre es que quedan al debe en muchas promesas, por lo que la ciudadanía se siente obligada a salir a la calle.

[cita] En el mundo de la honestidad se encuentra Camilo Escalona, que hace un mea culpa por legitimar la violencia en su minuto. En el lado de la honestidad también está, obviamente, el gesto de Hernán Larraín, de Chadwick, de aquellos que creen que es muy sano que las generaciones que estuvieron involucradas en la historia de Chile vayan haciendo reflexiones honestas.[/cita]

Entonces, ¿no comparten el análisis sobre el origen ilegítimo que tiene la actual Constitución?
Ese análisis puede ser correcto, lo que es incorrecto es no centrar la discusión en qué es lo que queremos. Independiente del origen, son excusas para hacer ambiguo y poco serio el debate en decir qué es lo que tú quieres de la Constitución. O sea, en el fondo tú puedes decir todo lo que tú quieras de la Constitución y su origen, pero lo que no puedes decir es que no quieres discutir qué Constitución quiero porque su origen es malo. Yo sí creo en la democracia representativa, sí creo que el sistema electoral tiene que ser más competitivo. Y por eso son los parlamentarios, por eso aspiro a representar a Santiago Centro, los responsables de plantearle a la ciudadanía las reformas que sean necesarias para mejorar la Constitución. No creo que sea al revés. Es decir, dado que su origen es ilegítimo, no tengo para qué siquiera pensar qué tipo de Constitución quiero. Ese es el error lógico que se está cometiendo.

Parte del análisis que ha hecho el constitucionalista Fernando Atria,  define que en la Constitución actual la cancha tiene trampas, está nivelada e impide un cambio desde adentro….
Pero por lo mismo tienes que cambiar el sistema binominal. Y de hecho, en su momento, cuando la Concertación tuvo cierta mayoría, bajo el gobierno de Michelle Bachelet, no se puso de acuerdo. Yo creo que la gracia de cambiar el binominal es que deslegitima crecientemente el origen de los parlamentarios. Más encima no creo que haya que cambiar la geografía política, dado que en el sistema de elecciones uninominal, a nivel de alcaldes, la institución política es bastante parecida a la que tenemos con el binominal. Yo sí creo que, en la medida de que tengas en el parlamento un sistema que te permita mayor competitividad y a la vez más representatividad, las reformas que se tengan que hacer a la Constitución, o a lo que sea, van a tener mayor grado de legitimidad, justamente porque los representantes fueron elegidos de una forma más competitiva.

¿Qué tan cerca de una Asamblea Constituyente se encuentra Evópoli?
Bueno, de nuevo esto de la lógica de las consignas. Si tú ves lo que ha ocurrido en otros países, se ha mostrado que las asambleas constituyentes se transforman en grupos de captura de interés particular, entonces todos los grupos de presión que logran meter a sus representantes en aquella asamblea terminan armando una Constitución a su pinta y se termina transformando en un árbol de pascua de distintas presiones políticas. Eso es lo que muestran los que han estudiado los distintos procesos de Asamblea Constituyente. Al menos con la información que contamos no hemos visto procesos de asambleas constituyentes que finalmente le agreguen valor a la estructura institucional del país, sino que muchas veces se termina legislando o haciendo una Constitución a la medida de ciertos grupos de interés que buscan capturar al Estado para sus propios intereses.

Has dicho que están buscando un camino, como una nueva generación de derecha; sin embargo, al no plantearse la necesidad de cambiar la Constitución, ¿qué tan lejos están ustedes de los dos partidos de derecha?
Nunca he dicho que no cambiemos la Constitución. No estar de acuerdo con la Asamblea Constituyente no es lo mismo que no estar dispuesto a cambiar la Constitución. Son cosas distintas. De hecho, hemos tenido más de 200 cambios a la Constitución del 90 en adelante. Y la gracia de la responsabilidad política es que la clase política se haga cargo de su mandato, que es poder modificar la Constitución todas las veces que sea necesario para poder mejorar el país. Tú me preguntas ¿qué tan lejanos estamos? Bueno, al parecer Bachelet tampoco quiere Asamblea Constituyente. Andrés Velasco tampoco quiere. Por lo tanto, la pregunta debiera ser para aquellos grupos que han adherido a Bachelet, como el Partido Comunista, que plantean una Asamblea Constituyente, pero al parecer su líder no lo quiere. Probablemente en esta materia estamos más cerca de un Andrés Velasco, de la Democracia Cristiana, de Michelle Bachelet, que no quieren Asamblea Constituyente.

Pero independiente del mecanismo, si es AC o no, me refiero al cambio de la Constitución en sí.
Nosotros estamos dispuestos a cambiar la Constitución todas las veces que sea necesario en la medida que presentemos el contenido. Y el contenido, uno de los cambios importantes que hemos planteado desde Evópoli –tenemos una propuesta de hecho– tiene que ver con hacer la modificación en el sistema binominal. Eso ocurrió el martes, estamos muy contentos, siempre y cuando termine siendo efectivamente un sistema que promueva, como el que nosotros propusimos, una mayor participación, mayor apertura y ojalá también mayor competencia.

PASADO Y FUTURO

¿Cómo evalúas lo que ha sucedido con la derecha este último tiempo, particularmente en el contexto de los 40 años del golpe? 
Ocurrieron varias cosas. Primero, una reflexión bastante transversal en el país. Hubo dos tipos de lecturas desde el mundo político. La lectura de aquellos que todavía ven el pasado utilizándolo políticamente, eso significa aquellos que ven desde la trinchera. Y aquellos otros que lo ven desde la honestidad y la madurez bastante profunda. Hay que diferenciar entre esos dos mundos. En el mundo de la honestidad se encuentra Camilo Escalona, que hace un mea culpa por legitimar la violencia en su minuto. En el lado de la honestidad también está, obviamente, el gesto de Hernán Larraín, de Chadwick, de aquellos que creen que es muy sano que las generaciones que estuvieron involucradas en la historia de Chile vayan haciendo reflexiones honestas. La izquierda, en su minuto, cuando justificaba la violencia, y que diga nunca más, y obviamente la derecha denuncie con mucha fuerza y sin ningún matiz la violación a los DD.HH. ocurrida durante la dictadura. Yo diferenciaría entre esos dos tipos de políticos. En otro lado, hay algunos que quieren mantener, porque les conviene sobre todo en el esquema del voto voluntario, a los extremos. Les conviene la polarización. A la extrema izquierda y a la extrema derecha les conviene la polarización porque activa a sus votantes.

A un mes de las elecciones presidenciales, Michelle Bachelet pareciera ser la más probable ganadora mientras que Evelyn Matthei no logra repuntar. ¿Cuál es tu lectura?
Creo que vamos a tener una segunda vuelta interesante. Tanto Bachelet como Matthei van a tener que empezar a conversar con aquellos que quedaron fuera del balotaje. Y la conversación que va a tener Michelle Bachelet con Marcel Claude o con ME-O, la veo muy compleja. Creo que ahí se va a generar una tensión con el PC –que de nuevo va a tratar de hacerle guiños a la izquierda más extrema– y la DC.

Por otro lado, debiera ser más fácil para Evelyn Matthei, dada la homogeneidad que tienen en materia programática, puede atraer mucho voto de centro. No es evidente que ese voto de centro sea de Bachelet; dada la tensión, no sabrá si moverse hacia la izquierda o hacia el centro, lo que abre una posibilidad interesante.

Creo que el triunfalismo de la Concertación en esta materia puede jugarle en contra, pueden tener un problema de mucha gente que no vaya a votar y eso le puede jugar a favor a Evelyn Matthei.

¿Y tu candidatura? 
Va muy bien, con mucho entusiasmo. La única lástima es que hemos tenido debates con los vecinos, donde desgraciadamente no he podido debatir con la persona que compite conmigo, que es mi compañera de lista, Mónica Zalaquett (UDI).

Giorgio Jackson está blindado por un lado y no tiene competencia, yo debato con él porque va a los debates, pero no lo he podido hacer con Zalaquett que ha optado por no asistir a estos debates. Eso ha sido un poco fome, porque que en el fondo nosotros como Coalición por el Cambio siempre estemos mostrando esa educación por el debate, el debate de las ideas. Finalmente yo soy el único entre nueve candidatos que plantea nuestras ideas y que apoya a Evelyn Matthei.

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