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La historia del diputado Patricio Vallespín (DC) y la hija que no quiso reconocer durante 15 años Parlamentario ejerce como presidente de la comisión de Ética de la Cámara

La historia del diputado Patricio Vallespín (DC) y la hija que no quiso reconocer durante 15 años

Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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En 1995 nació Javiera, hija del diputado falangista. A pesar de los intentos de la madre de la niña para que él la reconociera, esto sólo sucedió hace cuatro años, cuando una demanda exigió un examen de ADN. Pese a que desde ese mismo momento el parlamentario comenzó a pagar la pensión alimenticia, hasta ahora no ha querido conocer a su hija y esto motivó a Nelly –la mamá de la niña de hoy 18 años– a nuevas preguntas: ¿Cuáles son las reales responsabilidades de un padre? ¿Por qué una historia de la vida privada puede ser pública cuando se trata de una autoridad que defiende un discurso pro familia? Este es su relato.


–Mira –le dijo Nelly Neira a su hija Javiera, apuntando al televisor de su casa en Puente Alto, donde ambas vivían con el hermano de Nelly.

Era invierno del año 2000. La mujer ganaba $120 mil pesos; tenía una función administrativa en un organismo del Estado y esa noche había encontrado la única manera que tendría –hasta ahora– de presentarle su padre a Javiera.

Sin dejar de apuntar el televisor, le dijo: “Mira Javiera, ese es tu papá”. La niña se quedó mirando la pantalla un par de segundos.

Así, a los cinco años, Javiera conoció a su papá por la tele.

“Cuando terminaron las imágenes, ella se dio vuelta y me preguntó por qué su papá no la quería” –relata Nelly–. “¿Y qué hace una mamá con una niña que le pregunta algo tan duro como eso? Entonces yo traté de subirme al carro con ella. Le dije que no estuviera triste. Que él nos había abandonado a las dos”.

[cita ]El avenimiento por alimentos, firmado el 11 de abril de 2011, detalla que el parlamentario le entregaría a Javiera mensualmente $477.000. Desde entonces, Patricio Vallespín siempre ha depositado el dinero en la cuenta Rut de la niña. ¿Qué motiva a Nelly y a Javiera a hacer pública esta historia? “Yo viví 15 años luchando sola por mi hija, tuve que llegar a un monto de pensión acordado que quizás tampoco es justo tomando en cuenta los ingresos del padre; pero este no es un tema económico. Se trata de qué forma cualquier padre se hace cargo de su paternidad, pero más aún, qué pasa si ese personaje es público… Estas cosas quedan guardadas tras los personajes que legislan, tienen un discurso y la gente vota por ellos”, dice. [/cita]

LOS RECUERDOS

Javiera nació en 1995 de una relación de Nelly Neira, funcionaria pública, con el ahora diputado por la X Región de Los Lagos Patricio Vallespín –fue electo por primera vez en 2006 y reelecto el 2010–, Presidente de la Comisión de Ética de la Cámara (2012-2013). Ella relata que, a pesar de que el diputado siempre supo que estaba embarazada, no le contestó las llamadas. “Incluso, una semana después de tener a la Javiera, yo lo llamé, pero siempre llegué hasta su secretaria. Él no se apareció jamás”, cuenta Nelly.

Javiera Vallespín, hija del diputado DC.

Javiera Vallespín, hija del diputado DC.

Esa pregunta que le hizo Javiera a los cinco años, mientras lo veían por televisión, motivó a Nelly a buscarlo una vez más. “Entonces recuerdo haber dado vueltas por la Plaza de la Constitución con él, conversando, y me sentí amedrentada porque él me dijo que si lo quería demandar me tenía que atener a las consecuencias”.

Ese mismo día, ya de vuelta en su casa, la niña le volvió a preguntar por su papá. Nelly le dijo que tendría que esperar. “La Javiera lloró amargamente muchas horas, porque de alguna forma ella sabía que su papá no quería conocerla”.

A pesar de eso, Javiera seguía creciendo con la ilusión de conocer algún día a su papá. En la casa en la que ahora viven en Lo Prado, en uno de los clósets, Nelly guarda los regalos que Javiera fue haciendo para el día del Padre. Entre ellos, hay una carretilla hecha con palos de helado y una tarjeta armada con papel lustre, que simula una camisa y una corbata. Esos regalos también eran para Nelly.

“Yo he ido guardando todo, también la tristeza a veces de verla crecer y tener que explicarle a mi hija las cosas y que a pesar de eso siga siendo feliz. Hace unas semanas, cuando el ex senador Otero habló del CI de los hijos de madres solteras, yo sentí que mi hija era de segunda; porque pienso que eso no sólo lo cree Otero. El papá de mi hija, al no querer reconocerla durante 15 años y al no querer conocerla hasta el día de hoy, cree lo mismo; aunque no lo diga y a pesar del discurso pro familia de la Democracia Cristiana”, dice Nelly. Habla por su hija Javiera, porque mientras su mamá da esta entrevista, ella está en Estados Unidos durante un mes por intercambio. Fue un regalo para el que Nelly juntó dinero por años y que le dio a Javiera por sus buenas notas, ahora que pasó a 4° Medio en el Liceo 1.

Cuando Javiera tenía cinco años, Nelly decidió estudiar en la universidad y con esfuerzo se tituló de administradora pública en la Usach. “Durante ese tiempo tampoco quise pedirle nada al papá de Javiera, para que nadie pensara que quería el dinero para mí”, cuenta. Los recuerdos también son golpes: “Mientras yo estuve en la universidad tratando de sacar mi carrera, muchas veces eran las once y media de la noche y yo estaba con ella porque no tenía con quién dejarla… y ella pintaba monitos, mientras yo estudiaba o daba una prueba. Otras veces me quedaba hasta las 3 o 4 de la mañana en el comedor de la casa y me iba a buscar para acostarme con ella. Es tan duro sentir que en muchas cosas no recibí nada de ayuda. A los 6 años, cuando los niños duermen, ella estaba conmigo en la universidad”.

LA PATERNIDAD

El año 2010 y después de haber intentando –en más de una ocasión– que Patricio Vallespín reconociera a su hija, Javiera le pidió a su mamá que se hicieran cargo del tema de otra manera. Así, Nelly comenzó una demanda por paternidad. “La posibilidad de contar con el examen de ADN, que es obligatorio por la Ley de Filiación, me dio la fuerza para iniciar los trámites”, cuenta. En 2011, después que el examen arrojara certeza, comenzaron otra demanda. Esta vez por alimentos.

El avenimiento por alimentos, firmado el 11 de abril de 2011, detalla que el parlamentario le entregaría a Javiera mensualmente $477.000. Desde entonces, Patricio Vallespín siempre ha depositado el dinero en la cuenta Rut de la niña.

¿Qué motiva a Nelly y a Javiera a hacer pública esta historia? “Yo viví 15 años luchando sola por mi hija, tuve que llegar a un monto de pensión acordado que quizás tampoco es justo tomando en cuenta los ingresos del padre; pero este no es un tema económico. Se trata de qué forma cualquier padre se hace cargo de su paternidad, pero más aún, qué pasa si ese personaje es público… Estas cosas quedan guardadas tras los personajes que legislan, tienen un discurso y la gente vota por ellos”, dice.

“Si alguien sabe que tiene un hijo, mínimo que lo quiera reconocer sin que te pongan una pistola en el pecho; y no lo hizo nunca por 15 años. Sólo nos salvó el hecho de que el ADN fuera obligatorio. Ahora hay redes sociales, también está la posibilidad del teléfono si la quisiera conocer. Yo sé que esto les pasa a muchas mujeres en Chile” –dice Nelly–, “pero asumir la paternidad no tiene que ver sólo con el dinero. Aquí faltó humanidad”.

Lyuba Yez, periodista y experta en ética de las comunicaciones, cree que un hecho privado se puede informar en casos excepcionales, como, por ejemplo, las situaciones de la vida privada de autoridades (políticas, administrativas, judiciales) “que pudieran alterar la percepción que la sociedad tiene de ellos según el cargo que cumplan. Las figuras públicas y autoridades tienen derecho a su vida privada, es cierto, pero ésta es más limitada que la de cualquier mortal”.

Patricio Vallespín dice que ha seguido todos los pasos legales y judiciales en los tiempos en que ha sido requerido. “En esa línea todo lo que ha sido dispuesto por el Tribunal de Familia ha sido cumplido por mi parte y así seguirá siendo”, asegura.

Vallespín cree que la paternidad y los vínculos familiares “son obviamente más que un asunto legal, pero éstos no pueden ser forzados por ninguna de las partes. Por cierto que en estos temas pueden existir distintas opiniones, pero el contenido específico de cada caso es parte de la vida privada de las personas y de la historia personal de cada uno de nosotros”.

El año 2006, Vallespín presentó un proyecto para lograr fuero paternal para igualar las condiciones de las trabajadoras cuando quedan embarazadas y, a comienzos del año pasado, fue el representante de su partido en la Cámara para pedir un reconocimiento a la diputada Carolina Goic por su aporte en temas pro mujer y los derechos de los niños.

Sin embargo, Javiera siente que esa misma mirada no ha estado puesta en su vida. Casi al cierre de esta nota, ella también decidió contar cómo ha vivido esta historia: “En un principio pensé que no me consideraba lo suficiente como para llevar su apellido, que no era digna de eso. Pero con el tiempo aprendí a que, dentro de su egoísmo, trataba de protegerse de algún tipo de escándalo que pudiese causar una hija fuera del matrimonio”, cuenta Javiera, sentada al chat de Gmail, aún en Estados Unidos.

Sin embargo, esa sensación de abandono fue cambiando para ella con el tiempo: “Actualmente, la verdad es que no me afecta. Obviamente me siguen preguntando dónde está mi papá o qué pasó con él; pero tengo la madurez de decir que se fue antes de que yo naciera y que mi mamá me crió sola. Aún prevalece de un modo muy disminuido el deseo de la niña pequeña de ser halagada por su padre, de que me felicite por las notas, pero mi mamá me dio la fuerza para aceptar quien soy sin sentirme avergonzada por nada”.

Javiera intenta también otra reflexión sobre la paternidad: “No creo que pueda cambiar su manera de pensar, pero según entiendo todos los niños tienen derecho a recibir el amor y la comprensión de sus padres y crecer bajo su responsabilidad. Él como político debe saberlo mejor que nadie, porque es uno de los derechos del niño”.

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