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Los flancos de la estrategia de radicar el proyecto de aborto terapéutico en el Sernam Bachelet habría zanjado personalmente diseño en el tema

Los flancos de la estrategia de radicar el proyecto de aborto terapéutico en el Sernam

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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En el oficialismo se considera que no es el más acertado, que se debió radicar la despenalización del aborto en el Ministerio de Salud, precisamente para poner el acento en lo que le interesa al gobierno, la política sanitaria que hay, para asegurar atención de calidad a las mujeres que opten por esta alternativa y corregir la desigualdad al respecto.


En los casi 80 días que lleva la administración de Michelle Bachelet en el gobierno, ha tenido un intenso despliegue de temas que han marcado la agenda: la reforma tributaria, la primera etapa de proyectos de la reforma educacional para terminar con el lucro, el copago y la selección, el cambio del sistema binominal y la despenalización del aborto terapéutico. En el oficialismo reconocen que el riesgo no está en ceder en los temas emblemáticos del programa ante las presiones del mundo conservador por morigerar los cambios, sino que en saber gestionar estos temas para no abrirse flancos gratuitos.

Después de algunas descoordinaciones internas, esta semana en La Moneda se resolvió radicar el debate del aborto terapéutico en el Sernam, a cargo de la ministra Claudia Pascual (PC) y no dejarlo en manos de la titular de la Segpres, Ximena Rincón, porque el objetivo del gobierno, afirman, es incluir el tema en la nueva agenda de género de la Presidenta Bachelet y no limitarse a la interrupción del embarazo en caso de violación, inviabilidad del feto o peligro de la vida de la madre.

La decisión, que –según afirman en el gobierno– fue de la propia Mandataria, zanjó una pugna interna por el protagonismo del tema y la idea de que, al requerir un proyecto de ley la despenalización del aborto terapéutico, obligadamente debía ser liderado por la Segpres. Que fuera la propia Bachelet la que resolviera el diseño de trabajo es coincidente con lo que se ha dicho en Palacio, que la inclusión del tema en el Mensaje del 21 de mayo fue iniciativa de la Mandataria y que ello responde a que, tras su paso por ONU-Mujeres, se convenció plenamente de la trascendencia de legislar sobre el asunto.

Con el Sernam a la cabeza, son cuatro Ministerios los que deben realizar una acción coordinada en este tema: Justicia (que abordará la despenalización); Salud (revisar el Código Sanitario); Segpres (tramitación legislativa).

Sin embargo, ante este diseño, en el oficialismo se considera que no es el más acertado, que se debió radicar la despenalización del aborto en el Ministerio de Salud, precisamente para poner el acento en lo que le interesa al gobierno, la política sanitaria que hay, para asegurar atención de calidad a las mujeres que opten por esta alternativa y corregir la desigualdad al respecto.

[cita]Dejarlo en manos del Sernam, agregan en la Nueva Mayoría, implica mantener el acento del debate en el ámbito valórico y, por tanto, el flanco abierto de tensión y conflicto con la Iglesia, gallito que desde el mensaje del 21 de mayo pasó a ser público y se ha tomado la agenda.[/cita]

Dejarlo en manos del Sernam, agregan en la Nueva Mayoría, implica mantener el acento del debate en el ámbito valórico y por tanto, el flanco abierto de tensión y conflicto con la Iglesia, gallito que desde el mensaje del 21 de mayo pasó a ser público y se ha tomado la agenda.

Es sabido que tanto en La Moneda como en la Nueva Mayoría se definió como clave el primer año de gobierno y cuántas de las propuestas del programa de gobierno se logran materializar en este período.

Hay quienes consideran que el principal riesgo de los próximos meses es sucumbir a las presiones públicas que ha gatillado la oferta programática que el gobierno ha puesto sobre la mesa y, efectivamente, cuajar reformas más moderadas que lo que se prometió en campaña.

Pero hay otros en la coalición que consideran que el principal foco de peligro está en cometer errores en la gestión política, en saber poner los acentos y las piezas en los lugares acertados para no dispararse en los pies, como fue esta semana con el aborto terapéutico.

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