«Desde los años 1990 se ha instalado una serie de incentivos para evitar la reprobación. Por ejemplo, se ve con malos ojos este hecho, cuando en ciertos estudiantes una reprobación podría ser pedagógica y educativamente bien vista, porque indica cuáles son los conocimientos y dónde se podría mejorar», sostuvo Jaime Retamal, doctor en educación de la Universidad de Santiago.
El Centro de Estudios del Ministerio de Educación realizó un estudio que arroja que de un total de 3,2 millones de escolares, poco más de 2,7 millones fueron promovidos al curso superior. De los 480 mil escolares restantes, hubo cerca de 210 mil alumnos que fueron retirados o se trasladaron a otro establecimiento, mientras que hubo 168.380 estudiantes, el 5% del universo total, que reprobó sus exámenes.
«Ese porcentaje de reprobación debería ser más alto (…) desde los años 1990 se ha instalado una serie de incentivos para evitar la reprobación. Por ejemplo, se ve con malos ojos este hecho, cuando en ciertos estudiantes una reprobación podría ser pedagógica y educativamente bien vista, porque indica cuáles son los conocimientos y dónde se podría mejorar», sostuvo Jaime Retamal, doctor en educación de la Universidad de Santiago.
En entrevista con El Mercurio, Retamal precisó que en los profesores «hay una cultura de no reprobar al estudiante para no perjudicarlo, para no perjudicar al colegio e incluso a ellos mismos».
Por su parte, Ernesto Treviño, director del Centro de Políticas Comparadas en Educación, de la U. Diego Portales, aseguró que la repitencia está «dentro de los márgenes de otros sistemas escolares que tienen reprobación».
«La investigación nos muestra consistentemente que el reprobar, en general, es una mala medida para los alumnos (…) porque los jóvenes que deben repetir un año suelen tener menos logros de aprendizaje (…) si reprueban por segunda vez, tienen más probabilidades de salirse del sistema», agregó..
El estudio además revela que los alumnos de colegios municipales obtuvieron el año pasado un promedio de 5,53, mientras que los alumnos de colegios particulares pagados, 6,04, según las últimas estadísticas del Mineduc.
De acuerdo a Jaime Retamal, la diferencia se explicaría por las expectativas más bajas que tienen los estudiantes para entrar a la educación superior. Influye también, dijo, el capital cultural de la familia y los recursos pedagógicos de los colegios para lograr que haya un buen aprendizaje.
Mientras que Treviño sostuvo que los promedios del sector municipal permiten afirmar que «los profesores que atienden a los niños vulnerables no están regalándoles las notas».
En cuanto a la asistencia, en las escuelas públicas se da la más baja (90%).
