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Josefa Errázuriz critica «virulencia» de las protestas y dice que «no es agradable que te funen la casa, que te amenacen y que te comparen con un dictador» La alcaldesa de Providencia asume errores por polémica ordenanza

Josefa Errázuriz critica «virulencia» de las protestas y dice que «no es agradable que te funen la casa, que te amenacen y que te comparen con un dictador»

«No creo que avancemos nada tirándonos huevos ni plagando de panfletos la comuna, ni que funen mi casa. No es mi estilo. Sabemos quiénes son los responsables de eso. Y ellos saben que sabemos», señala la autoridad.


La alcaldesa de Providencia, Josefa Errázuriz, quien en el último tiempo ha estado en el centro de la polémica por la ordenanza que restringe los horarios de venta de alcohol en cinco barrios de la comuna, hace un mea culpa por esta situación pero a su vez cuestiona a «virulencia» de algunas protestas de los afectados por determinación edilicia.

«No es agradable que te funen la casa, que te amenacen, que comparen esto con un toque de queda, que tiene un concepto, para mí, muy distinto: el toque de queda era el  momento en que se desaparecía gente y se torturaba. Acá no ha habido eso. Y obviamente que tampoco es agradable que te comparen con un dictador. Pero  sobre todo las agresiones a los concejales: los gritos homofóbicos contra el concejal Jaime Parada, a quien le di todo mi apoyo, y las agresiones físicas al concejal Rodrigo García Márquez, quien ha sido muy valiente», precisa la autoridad en una entrevista con La Tercera.

Explica que luego de lo ocurrido por la ordenanza, se ha realizado una nueva ronda de diálogo, ya que «los vecinos emprendedores o empresarios gastronómicos no se sienten, ni se sentían, vecinos».

En ese sentido, sostiene que los cabildos, donde se debatió la restricción horaria y que eran abiertos, no llegaron  y «yo ahí asumo mi responsabilidad, que tampoco creo que sea tanta, que a lo mejor debimos haber ido con una carta, uno por uno, informando. Luego vino la ordenanza y se urgieron: ‘no nos preguntaron, no nos consultaron, no nos invitaron’, decían. De acuerdo, esto es muy fácil: siéntense con sus vecinos y hablen con ellos sobre cómo hacemos un pacto. Este diálogo se dio post ordenanza».

Menciona que los dueños de locales no se sintieron vecinos y sólo lo hicieron cuando se vieron afectados, añadiendo que «a ellos, desde el día uno, es decir desde el día que se aprobó  la norma, les dijimos: vayan a sus barrios y hablen con sus vecinos y lleguemos a acuerdos. Ahí Bellavista avanzó más, porque tenía más experiencia, los vecinos están más organizados y rápidamente se reunieron. Fue más fácil y son un buen ejemplo».

La reacción que se produjo luego de aplicarse la normativa le llama la atención, debido a que la «la virulencia de alguna de las protestas creo que no tienen ningún sentido. No creo que avancemos nada tirándonos huevos ni plagando de panfletos la comuna, ni que funen mi casa. No es mi estilo. Sabemos quiénes son los responsables de eso. Y ellos saben que sabemos».

Respecto a que los empresarios fueron los que coparon la agenda y no los vecinos que se vieron favorecidos, Josefa Errázuriz señala que «a los medios no les interesó la opinión de los vecinos. En la reunión de esta semana (los dueños de locales) nos decían: ‘A Providencia ya no se viene a carretear y ustedes son los responsables’. Yo creo que es al revés: la campaña del terror, que decía que volvió el toque de queda y que no se van a volver a abrir los locales, es la que ahuyenta a los clientes. Porque si todos los días se repite que hay toque de queda, de que ahora se llama Prohibidencia, de que la señora, con todos los epítetos, porque nunca era la señora: la vieja no sé qué, prohíbe todo… después inventaron que prohibí el azúcar».

En cuanto al planteamiento hecho que las políticas públicas son perfectibles, la alcaldesa precisa que todas hay que evaluarlas dentro de un tiempo, pero en ese sentido sostiene que «acá se precipitó la evaluación por una campaña muy mediática, muy de redes sociales. Y los vecinos no están en redes sociales».

En cuanto al mea culpa que hace de este problema, la edila explica que «no fuimos los suficientemente categóricos. Yo asumo como un término sabido por todo el mundo lo que es el concepto vecino y a lo mejor no lo hice explícito, aunque creí que sí lo había hecho. Lo segundo es que creo que los vecinos resilientes, que sienten que les ha cambiado su calidad de vida, no tuvimos la fuerza o ellos no tuvieron la fuerza, para que los medios los tomaran en cuenta. Y también entender que acá hay intereses de la industria del alcohol que no son menores».

 

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