Lily Zúñiga evela presiones de Patricio Melero y otros personeros para aislarla y que perdiera clientes de su agencia
“Supe de la reacción de Pato Melero en el hemiciclo. A uno de mis clientes le gritó que era un traidor, que tenía que dejar de trabajar conmigo, que nadie podía estar cerca mío porque yo era una traidora. Es súper fuerte la comparación, pero es como el militar que dejó el voto de silencio. Era como lo mismo para ellos. Y yo nunca había hecho un pacto de silencio con nadie. Nunca fui con el interés de afectar a nadie. Solo quería salir rápido de esto”, afirmó.
La periodista y ex jefa de prensa de la UDI, Lily Zúñiga, acusó a la tienda gremialista de ejercer contra ella una «presión matonesca» luego de haber entregado a la Fiscalía los detalles de las boletas que, a petición del ex senador Jovino Novoa, emitió en 2011 a SQM, y que fueron parte de las pruebas que presentó el Ministerio Público contra el ‘coronel’ gremialista, quien permanece bajo arresto domiciliario total tras ser formalizado por delitos reiterados de fraude tributario.
En una entrevista que publicó este lunes El Dínamo, la profesional se quejó de haber recibido un portazo cuando pidió ayuda a varios personeros de la tienda para conseguir un abogado, y de haber sido calificada de «traidora» por haber proporcionado la información requerida por los fiscales.
Declarada abiertamente como seguidora del ex senador Pablo Longueira, recordó que el año pasado, tras imponerse la directiva que encabezó el diputado Ernesto Silva –apoyada por Novoa–, renunció a su cargo en la colectividad para montar la agencia de comunicaciones Connectiva. Pero admite que, al verse abrumada hace algunos meses por un llamado del Ministerio Público, recurrió a sus antiguos empleadores, con quienes mantuvo por muchos años una relación laboral que se extendió al plano personal. Sin embargo, no obtuvo respaldo alguno.
«Yo tengo fotos en mi casa con Ena Von Baer en mis cumpleaños. Participaba en los cumpleaños en la casa de (el senador Juan Antonio) Coloma, en los matrimonios de sus hijos. Yo era la Lily de lunes a domingo, de domingo a domingo. Viajé con ellos. Estuvieron en mi matrimonio, en mis cumpleaños. Yo estuve en los de ellos. Y creo que cuando tú compartes instancias tan íntimas como tu casa, es porque hay una cosa más cercana. Y de un día para otro, nunca más. O sea… A nadie le importas”, se lamentó.
Pero de la indiferencia inicial, tras su declaración asegura haber recibido numerosos llamados con insultos y recriminaciones y que en un momento, ante la intensidad del acoso, optó por encerrarse en su casa.»Todas eran para decirme qué hiciste. Y el qué hiciste era como: huevona, la cagaste”.
Y luego afirma que se armó una «maquinaria» para dejar a su agencia sin clientes, apuntando al actual secretario general del partido, Guillermo Ramírez, el mismo dirigente que hace una semana fue el blanco de las críticas al relativizar el caso quemados y señalar que «se cuenta una parte horrorosa de la historia pero no el contexto».
«Eran presiones directas (contra mis clientes). Y no uno, sino que tres compadres, que sé yo, los que los llamaban. Entiendo que el señor secretario general actual, Guillermo Ramírez, se encargó casi de ser el vocero a los medios para avisar de que yo no trabajaba ni con el senador (Víctor) Pérez, ni con el no sé quién. Toda la maquinaria se fue contra mí. Fue terrible”, dijo Zúñiga.
También relató la actitud del ex timonel Patricio Melero, quien anteriormente le había advertido, la única vez que la llamó por teléfono, que todos quienes colaboraban con los fiscales terminaban «presos».
“Supe de la reacción de Pato Melero en el hemiciclo. A uno de mis clientes (que es diputado), le gritó que era un traidor, que tenía que dejar de trabajar conmigo, que nadie podía estar cerca mío porque yo era una traidora. Es súper fuerte la comparación, pero es como el militar que dejó el voto de silencio (en el “caso quemados”). Era como lo mismo para ellos. Y yo nunca había hecho un pacto de silencio con nadie. Nunca fui con el interés de afectar a nadie. Sólo quería salir rápido de esto”, aseguró.
Lily Zúñiga sí se mostró dolida con el actual timonel de la UDI, el senador Hernán Larraín, por el hecho de haber señalado en el programa ‘Estado Nacional’, de TVN, que «los acusados han dicho que ‘nada de lo que ha dicho esa periodista es verdadero’, salvo que ella habría girado boletas sin prestación de servicios».
Dijo que le molestaba que no la llamara por su nombre, en circunstancias que hasta hace un tiempo le expresaba su agradecimiento por el apoyo que le brindó en 2006 cuando fue sacado de la presidencia del gremialismo, en un episodio donde incluso él habría llorado en su hombro en uno de los pasillos de la sede partidaria de calle Suecia. “Yo lo que atino es a abrazarlo y decirle: don Hernán, pucha, tiene todo mi apoyo. Ese mismo señor que hacía un par de años me había dicho ‘gracias, Lilita’, ahora me trataba como ‘esa periodista’. Como que no me conocía”.
La ex jefa de prensa admite que el golpe fue duro para su incipiente agencia, porque todos sus clientes eran, al igual que ella, militantes UDI. Y al éxodo de clientes se sumó, dice, el despido hace pocos días de su marido de las empresas Penta.»O sea no me meó un gato. Me meó un tigre», expresó.
Pese a todo lo anterior, hasta el momento mantiene su militancia en el gremialismo. «Yo estoy esperando hasta el día de hoy que alguien me diga cuál es la calidad que tengo actualmente en la UDI. Porque yo no he ido a renunciar a mi militancia. Yo estoy esperando que la UDI tenga los cojones para echarme. Eso es lo que quiero. Porque por debajo quieren que yo esté afuera. Y me han alejado de todo. Yo quiero que la UDI tenga los cojones para decirme te vas», sostuvo.
