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Chile distingue al presidente de Irlanda por su compromiso con los DD.HH. en dictadura

Chile distingue al presidente de Irlanda por su compromiso con los DD.HH. en dictadura

Michael D. Higgins fue observador en el Plebiscito de 1988 y un activista por los derechos humanos en Chile y otros lugares del mundo, lo que lo hizo merecedor del Premio “Sean Macbride” por la paz en 1992.


En 1988 Michael D. Higgins tenía 47 años. Hace quince años formaba parte del parlamento europeo representando a Irlanda y desde allí trabajaba por la promoción de los derechos humanos en el mundo. Ese mismo año, Chile se enfrentaba en un Plebiscito para decidir si el dictador Augusto Pinochet gobernaría por ocho años más o se llamarían a elecciones al año siguiente.

El 5 de octubre, lo primero que Higgins vio de Chile fueron las urnas en las que se depositarían los votos en Punta Arenas. Hasta el último lugar del mundo llegó a observar el referéndum en el que Chile se jugaría su destino. Por varios días, el entonces diputado se reunió con dirigentes de oposición, organizaciones de derechos humanos y expresó lo que veía a la prensa nacional y extranjera.

Hasta que llegó el conteo de sufragios.

En Santiago esa misma noche, cuando la junta militar aún no reconocía su derrota, los dirigentes de una naciente Concertación por la Democracia- entre ellos un joven Heraldo Muñoz-se encerraron en la Casa Rosada de Lastarria donde operaba el Comando del NO, esperando un desenlace.

De pronto los carabineros que cercaban el comando comenzaron a desaparecer y los que estaban dentro de esa casa rosa pensaron que se venía lo peor: un ataque contra el Comando y la prolongación de la dictadura.

Menos de una hora después, el grupo de observadores internacionales que se encontraba a lo largo del país, entre ellos, Michael D. Page, llegaron a las afueras de ese comando y se ubicaron uno al lado de otro tomados de las manos. Formaron una cadena humana de manera de proteger a los chilenos que estaban allí dentro.

El resto de la historia ya es conocida.

Veintisiete años después, Michael D. Higgins y Heraldo Muñoz se volvieron a encoentrar. El primero, es Presidente de la República de Irlanda desde 2011, el segundo, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile del segundo gobierno de Michelle Bachelet.

La cita fue en el Trinity College de Dublín, colegio fundado en 1542 por la reina Isabel I. En esos pasillos, donde alguna vez estudiaron Oscar Wilde, Samuel Becket, Jonathan Swift, y Edmund Burke, hoy en cambio se coreaba un

“Te recuerdo Amanda” de Víctor Jara y se cantaba el “Gracias a la Vida” de Violeta Parra. Irlanda se vistió de Chile para recibir las gracias. En un encuentro frente a cien asistentes, entre ellos parlamentarios irlandeses, diplomáticos y representantes de organizaciones de derechos humanos europeas, el canciller Heraldo Muñoz le entregó a al Presidente Higgins un diploma firmado por la Presidenta Michelle Bachelet. El canciller señaló que “esto es un reconocimiento al papel que jugó él y tantos otros para ayudar a la reconquista de la democracia en el país y especialmente durante el plebiscito del ’88 para que se respetara la expresión de la soberanía popular en las urnas, que decía no a la dictadura y sí a la democracia”.

“Agradezco este reconocimiento que me entrega el pueblo de Chile”, dijo en su discurso el Presidente Higgins, quien además recordó a los ejecutados políticos de nuestro país, narró el caso particular del obrero Sebastián Acevedo quien se inmoló en Concepción por la detención de sus hijos y las muertes del cantante Víctor Jara y del poeta Pablo Neruda. Además, reconoció el exhaustivo trabajo que realizan día a día las mujeres que buscan a sus familiares detenidos y desaparecidos.

Al final del encuentro, Higgins miró a un emocionado Heraldo Muñoz y le dijo: “Estoy muy cansado, pero por Chile vale todo el esfuerzo”.

La trayectoria del Presidente Higgins ha estado marcada por la defensa de los derechos humanos, la paz y la justicia, abogando por éstos en Nicaragua, Camboya, Irak, Somalia y Chile. Esta labor lo hizo merecedor en 1992 del premio “Sean Macbride” por la paz.

Posterior al encuentro, Higgins y Muñoz hablaron de otros temas de interés común como la promoción de la educación, el aprendizaje del inglés, la innovación, cómo se preparan ambos países para recibir a refugiados sirios y la importancia de respetar la bilateralidad en la demanda que enfrentan Chile y Bolivia en La Haya.

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