La creación de este santuario marcaría la prohibición de actividades de caza ballenera en una región clave, además de ofrecer un espacio para realizar estudios de conservación de la especie.
Desde el lunes 24 de octubre, y en el marco de la 66 reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) que se desarrolla desde el 20 en Eslovenia, se analizará la propuesta de creación de un Santuario de Ballenas en el Atlántico Sur.
Para que la CBI apruebe la iniciativa se requiere el 75% de los votos de los países presentes. La tarea, sin embargo, no es sencilla, ya que, por cada voto en contra, se eliminan tres a favor. En 2014 esta propuesta obtuvo el 69% de los votos.
Brasil, apoyado por Argentina, Uruguay, Sudáfrica entre otros, volverá a defender este año su propuesta de Santuario, que incluye un plan de gestión basado en recomendaciones de la propia CBI. Esta decisión podría significar la protección de al menos 51 especies de ballenas y delfines.
“La Comisión Ballenera Internacional debe aprobar con urgencia la creación de un santuario de ballenas en el Atlántico Sur y dejar a un lado los intereses económicos de países como Japón y Noruega. Desde Greenpeace creemos que este santuario resulta clave para proteger a las ballenas de la caza indiscriminada y su posterior comercialización”, dice Estefa
La participación de Chile en la reunión de la CBI ha sido relevante y desde varios sectores se han destacado lo novedoso de sus propuestas, las que están contenidas en el llamado “Proyecto de Resolución sobre Cetáceos y Servicios del Ecosistema”.
Ahí, por ejemplo, se plantea que la defecación de hierro proveniente de las ballenas estimula la exportación de carbono al Océano Austral y por lo tanto, los cetáceos juegan un rol clave en la regulación de los niveles de CO2 en la atmósfera, lo cual contribuye a mitigar los efectos del cambio climático.
Hay que tener en cuenta que durante el siglo XX más de 3 millones de ballenas fueron asesinadas a nivel mundial. El 71% de ellas fueron cazadas en el hemisferio sur.
En 1998 se propuso por primera vez la creación del santuario, pero desde entonces países miembros de la CBI, como Japón y Noruega, se oponen y bloquean estas propuestas, motivados, principalmente por intereses económicos.
La creación de este santuario marcaría la prohibición de actividades de caza ballenera en una región clave, además de ofrecer un espacio para realizar estudios de conservación de la especie.
Hasta el momento, en Chile la iniciativa lleva más de 63.000 adherentes.
