Los anteriores escándalos que enfrentó el gigante eléctrico fueron poco masivos. El mercado financiero protestó por sus operaciones de aumento de capital y la reestructuración de sus negocios en el continente, y el mundo político se sobresaltó cuando su ex presidente fue relacionado con los casos de platas políticas. Pero ahora las cosas han sido muy distintas. Las dudas sobre su eficiencia se instalaron en el ADN de su servicio. Desde adentro reconocen que no estaban preparados para una contingencia de la magnitud de la nevazón del fin de semana, que colapsó la red tal como el terremoto de 2010.
A comienzos de mayo, Enel enviaba a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) un análisis razonado de sus resultados durante el primer trimestre de este año, en que las utilidades, respecto al mismo período del 2016, sumaron $116.622 millones.
«En generación y gracias a nuestro mix diversificado de tecnologías, pudimos cumplir con nuestros objetivos del periodo a pesar de los bajos niveles de agua en los embalses producto de la sequía. En distribución aumentamos las ventas y también nuestro número de clientes, registrando un crecimiento de un 4,9%, dentro de los márgenes, principalmente por los buenos resultados de los servicios de valor añadido que compensan los gastos no recurrentes”, decía el reporte de Nicola Cotugno, gerente general del grupo que se divide básicamente en Enel Distribución (ex Chilectra) y Enel Generación (ex Endesa).
Pero la felicidad se vio opacada rápidamente a partir del viernes 16 de junio. Un frente de mal tiempo con fuertes vientos, nieve y 100 milímetros de agua, dejó a 200 mil personas sin energía eléctrica. Algunos clientes estuvieron sin luz por más de 50 horas.
La compañía fue intensamente criticada por los usuarios a través de las redes sociales, políticos, Gobierno e, incluso, recibió críticas del empresariado por lo que fue percibido como una muy débil capacidad de respuesta y un manejo de crisis aun peor.
Días antes, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) le había advertido que tomara las medidas para enfrentar el mal tiempo. Pero la imagen que quedó en la opinión pública fue la de una empresa superada por las circunstancias.
En la semana siguiente al episodio climático, el presidente del directorio, Herman Chadwick, salió a calmar la crispación, anunciando compensaciones a las personas que pasaron más de 24 horas sin luz.
Chadwick –primo del ex Presidente Sebastián Piñera y hermano de su ex ministro del Interior– cumplía a cabalidad con las expectativas que se tenían de él al nombrarlo. Conocido en la elite como “el hombre mejor conectado de Chile”, los ejecutivos de la matriz italiana lo escogieron sin dejar de tener en cuenta la estrecha relación que hay en el mercado local con la política y las relaciones sociales. No es casualidad que antes Chadwick haya sido presidente de Copsa, el gremio de las concesionarias viales (de capitales españoles en su mayoría) y que ocupe un puesto en el directorio de Aguas Andinas, la sanitaria controlada por Aguas de Barcelona.
Desde hace al menos cinco años que Enel no ha dejado de estar en episodios controvertidos. Chadwick entró al directorio reemplazando a la ex ministra de Piñera, Carolina Schmidt, en otro momento polémico. Era fines de junio de 2015 cuando Jorge Rosenblut, histórico director de la eléctrica, pero presidente durante solo ocho meses, se vio obligado a renunciar luego de que su nombre apareciera en la investigación por financiamiento irregular de la política. Giorgio Martelli lo mencionó en la Fiscalía como uno de los ideólogos (junto al ex ministro del Interior Rodrigo Peñailillo) del esquema que permitió sustentar la precampaña de Michelle Bachelet con aportes incluso de SQM. Rosenblut, cercano al PPD, había tenido un papel clave en la recaudación de fondos para Bachelet en la campaña de 2005.
En 2009, cuando Enel ya había tomado el control de Endesa España y sus filiales, Rosenblut fue nombrado presidente del directorio de Endesa Latinoamérica. Desde ese puesto le tocó enfrentar un episodio muy complejo, aunque no con tanto impacto masivo como los cortes de energía.
Se trató del anuncio de Enersis que, en 2012, decidió un aumento de capital por más de US$8 mil millones. La polémica se abrió producto de que los minoritarios debían poner más de US$3 mil millones para seguir en la sociedad y particularmente a las AFP, dueñas de un 13% de la propiedad, se les exigía un monto superior a los mil millones de dólares. Las dudas de la SVS, que la consideró una “operación entre partes relacionadas” y de las AFP (especialmente Habitat), que se quejaron sobre el destino del dinero fresco –pagar deudas de la matriz italiana de la compañía–, hicieron que el aumento finalmente se aprobara pero por un monto muy inferior, casi US$6 mil millones, que se concretó a comienzos de 2013.
[cita tipo=»destaque»]Para salir jugando frente a las críticas por fallas de servicio, Enel comenzó a promocionar el evento de la Fórmula E, que llenaría de glamour las calles de Santiago con automóviles eléctricos corriendo a toda velocidad por Plaza Italia, el próximo 3 de febrero de 2018. Para darle luces, los ejecutivos de Enel viajaron la semana pasada junto a prensa chilena a un primer apronte en Nueva York. En eso estaban cuando el clima les cambió los planes. La nevazón, que cayó prácticamente en las 33 comunas que Enel maneja en la Región Metropolitana, dejó sin suministro a 300 mil personas.[/cita]
Ese año, cuando Rosenblut presidía Endesa, la compañía aprobó repartir un millón de dólares entre distintos políticos, lo que aún permanece en la esfera de los gastos reservados.
En este punto, cabe recordar que Enel (Ente nazionale per l’energia elettrica) es una multinacional de distribución y generación de energía eléctrica y gas, donde el Estado italiano es el principal accionista, con más del 25% del capital.
La paz se instalaría nuevamente hasta 2015, cuando Enel anunció un plan para reestructurar sus negocios en Latinoamérica, lo que en la práctica significaba separar los activos de Chile de los que se manejan en Argentina, Colombia, Perú y Brasil. Otra vez la oposición, que alimentó durante meses las páginas de la prensa de negocios, vino desde los minoritarios y las AFP, que consideraban que el nuevo diseño no aportaba valor a la compañía. De esta manera, la reorganización se aprobó, aunque sin los votos de las AFP Habitat y Modelo, además de la administradora Moneda Asset Management.
Al interior de la empresa comentan que, si bien estas operaciones fueron complejas, finalmente han sido beneficiosas a la luz del tiempo transcurrido, en que la compañía ha aumentado su valor.
Precisamente, para enfrentar el “nuevo orden”, en abril de 2016 anuncia a Herman Chadwick como presidente del directorio y en octubre del año pasado, Chilectra y Endesa, se agrupan bajo el mismo nombre: Enel. En octubre del año pasado, Chadwick fue operado de urgencia por un derrame cerebral.
Pero después vinieron los apagones de junio de este año, en que el servicio de distribución fue ampliamente cuestionado y se esperaba una reacción mejor frente a un evento similar, pero llegó algo peor y, asimismo, en el peor momento, comunicacionalmente hablando.
Para salir jugando frente a las críticas por fallas de servicio, Enel comenzó a promocionar el evento de la Fórmula E, que llenaría de glamour las calles de Santiago con automóviles eléctricos corriendo a toda velocidad por Plaza Italia, el próximo 3 de febrero de 2018. Para darle luces, los ejecutivos de Enel viajaron la semana pasada junto a prensa chilena a un primer apronte en Nueva York. En eso estaban cuando el clima les cambió los planes.
La nevazón, que cayó prácticamente en las 33 comunas que Enel maneja en la Región Metropolitana, dejó sin suministro a 300 mil personas.
Al interior de la empresa enfatizan que no estaban preparados para un episodio de esta magnitud, en el que se cayeron mil árboles y, según dicen, tuvo un impacto en la red mayor al terremoto de 2010.
El lado menos amable, sin embargo, lo mostró el sindicato de trabajadores, que en un comunicado advirtió que la ineficacia en el servicio se debía a los efectos negativos de la reorganización. “Hoy las decisiones se toman en Italia y se imponen criterios y montos de reducción de gasto a las empresas del grupo en Latinoamérica, desconociendo la realidad de cada país. Si los ejecutivos locales no están de acuerdo, son despedidos, instalando así una política de obediencia absoluta”, apuntaron.
En efecto, por primera vez el gerente general del holding, Nicola Cotugno, salió a explicar que habrá una compensación de $25 mil pesos por noche sin suministro a partir del domingo pasado. Hasta ayer las vocerías habían estado radicadas en el gerente de distribución, Andreas Gebhard. Cotugno lamentó la muerte de Marta Gamboa, una mujer electrodependiente, que murió por falta de suministro.
Al interior de la compañía contestan a este diagnóstico asegurando que en los últimos años han invertido US$300 millones en mejora de la infraestructura. Pero no fue suficiente, y reconocen que el impacto en la imagen de la compañía ha sido especialmente notorio en época electoral y que, a diferencia del apagón, el hecho de que ocurriera en el sector oriente, en comunas de vecinos influyentes, empeoró la situación, teniendo en cuenta que la falta de suministro solo afectó a poco más de un sexto de su millón ochocientos mil clientes. Entre ellos, el empresario Andrónico Luksic, quien dijo que “pareciera que Enel no estuvo a la altura”.