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Psicoterapeuta jungiano: “Piñera en las últimas semanas ha sido víctima de su inconsciente” Felipe Banderas asegura que esto sucede cuando los candidatos “se están viendo más apretados”

Psicoterapeuta jungiano: “Piñera en las últimas semanas ha sido víctima de su inconsciente”

El psicólogo, escritor y magíster en psicología analítica junguiana reflexiona acerca de la atmósfera política de cara a la segunda vuelta presidencial. “Piñera me parece interesante”, admite, agregando que “él tiene una incapacidad, especialmente cuando está el límite, de ver al otro, de reconocer al otro; entonces muchas veces realiza acciones desde ahí. Pero eso lo convierte a él, a nivel proyectivo, en un objeto muy interesante, porque yo tendería pensar que hay muchas personas que están proyectando sus propios aspectos sombríos en Piñera, sobre todo con lo que tiene que ver con la desconsideración”.


En entrevista con El Mostrador, el psicoterapeuta jungiano y autor de dos libros, Felipe Banderas, analiza desde su área de formación la atmósfera política de la segunda vuelta presidencial, a los respectivos candidatos y, por último, al denominado “inconsciente colectivo” del país.

-¿Qué niveles de análisis, desde su área de formación, tiene la figura de Sebastián Piñera?

-El tema de la figura de Sebastián Piñera tiene niveles distintos de análisis. Pero del punto de vista de la psicología analítica y junguiana, pienso que se relaciona directamente con lo que se denomina la sombra y la proyección de la sombra. La sombra es un concepto que tiene que ver con lo que rechazamos de nosotros mismos y que, a su vez, lo proyectamos en otros. Y Jung pensaba que este concepto se alojaba en la psiquis individual de los sujetos, pero también en la colectiva, en el inconsciente colectivo. Entonces, el fenómeno de Piñera, uno podría analizarlo desde dos puntos de vista. Uno, como la responsabilidad personal que a él le compete en esto que sucede, y otro, él como figura de proyección. Si uno lo mira desde el punto de vista de la responsabilidad que él tiene en el fenómeno que se genera, a mí me parece que su estructura narcisista no favorece el tema, porque él tiene una incapacidad, especialmente cuando está el límite, de ver al otro, de reconocer al otro, entonces muchas veces realiza acciones desde ahí.

-¿Y como figura de proyección?

-Bueno, eso lo convierte a él, a nivel proyectivo, en un objeto muy interesante, porque yo tendería pensar que hay muchas personas que están proyectando sus propios aspectos sombríos en Piñera, sobre todo con lo que tiene que ver con la desconsideración. Yo creo que en Chile somos un país que cada vez se caracteriza más por la desconsideración, por no considerar al otro, por no tener diálogo y una relación amorosa con el otro, sino por un predominio del poder sobre el eros. Pero eso no es un problema solo de Piñera, sino que es nuestra enfermedad nacional. Ahí, muchas personas terminan achacándole a la figura de Piñera características que moran tanto en él como en los otros y que es un problema que tenemos como sociedad.

-¿Piñera sería, entonces, un reflejo de la sociedad?

-Al menos una parte de ella. Gonzalo Rojas pensaba que todo recuerdo es un difunto que nos persigue y claramente aquí este difunto, este aspecto inconsciente, tiene que ver con muchos. Yo no me atrevería a responderte sí o no, pero me parece que hay algo ahí que pasa, que es muy interesante, y tiene que ver con el problema de la intolerancia.

-¿Cómo interpretas la atmósfera de la segunda vuelta presidencial?

-A mí esa pregunta me resulta muy interesante. Creo que hay que recordar que la psicología junguiana está basada en un tipo de pacientes iniciales que tienen que ver con la esquizofrenia y el delirio, y por lo tanto es una teoría que tiende a pensar al sujeto desde la disociación, desde lo que está separado. Así que podríamos pensar a Chile como una persona que está separada en dos y yo creo que en estos momentos, estas dos personalidades se ponen extremas, se radicalizan, y eso tiene que ver, desde mi punto de vista, con el hecho de que Chile es un país traumatizado. Seguimos en el trauma y curiosamente, aunque las generaciones han ido pasando, la sensación traumática continúa en el inconsciente chileno. Cada situación que nos lleva un poco más al límite, vuelve a generar la experiencia traumática de víctima y victimario, de la ausencia de diálogo, etc. Y genera una polarización y creo que lo que esconde esa separación, producto de lo traumático, es que somos una sociedad muy deprimida. Toda la agresividad que vemos en las campañas, en las redes sociales, en la calle, es que esconde tristeza, ausencia de eros. En esto, la política tiene una deuda enorme con la sociedad, porque no han logrado realizar proyectos que permitan superar este trauma.

¿Qué emerge a partir de la observación del inconsciente colectivo occidental?

-Si uno mira el inconsciente colectivo occidental, es decir, a nivel macro, una de las cosas que a mí me parece que emerge, es el tema de una sombra colectiva que tiene que ver con el miedo al caos. Yo creo que occidente está permanentemente con un temor a lo caótico. Chile no está exento de eso. Sobre todo porque en Chile hay una sensación permanente en nuestra historia de ausencia del padre. En ese sentido, yo creo que como país nos hemos venido quedando sin símbolos, sin mitos que nos nutran, que nos hemos transformado en una sociedad solamente basada en el matiz económico. Entonces, a mí me parece de que la figura de Piñera puede encarnar justamente, a pesar de todo lo que pueda ocurrir, una sensación en muchas personas, de sentir que el orden, la ausencia de caos, pasa solo por lo económico, y Piñera en ese sentido es un símbolo que eso pueda progresar y fluir, que pueda realizarse.

-Y en base a las últimas semanas de campaña, ¿cómo ve al ex Presidente?

-Oscar Hahn decía que el inconsciente es un árbol lleno de pájaros muertos que vuelan cuando uno menos lo espera. En ese sentido, Piñera en las últimas semanas ha sido víctima de su inconsciente. En general, los candidatos cuando se están viendo más apretados, son víctimas de su inconsciente. Aquí eso aparece. Y vuelvo a la importancia de la desconsideración, en cómo eso se aloja en este candidato, pero también en muchos chilenos. Y lo que genera eso: se rechaza, nadie quiere ser así, pero parece que muchos lo tenemos instalado.

-¿Y sobre Alejandro Guillier?

-Más que detenerse en si figura, lo que me ha parecido más interesante es el fenómeno del Frente Amplio, porque a mí me parece que esa fue una expresión muy clara de una sociedad que está todavía en el trauma y que, por lo tanto, lo traumático tiende a polarizarse. El problema que yo veo es que en el Frente Amplio tampoco veo un discurso que considere la parte traumatizada del país. En ese sentido, aunque aparece como algo diferente, al final sigue siendo un poco más de lo mismo, al menos desde el punto de vista psíquico. Pareciera que el FA sigue proyectando las mismas sombras, incapaz de ver las mismas heridas, y como el inconsciente según Jung es destino, es como que nuevamente aparece un movimiento que está destinado a no salir del círculo en el cual ya estamos.

-¿Qué otro aspecto de la filosofía de Jung puede alumbrar ciertas cosas que están pasando en la política actual?

– Jung insistió mucho en el tema de una psicología con alma, y el alma tiene que ver con la memoria. El que tiene alma es capaz de acordarse, de tener memoria. Dylan Thomas decía que la oscuridad es un camino y la luz es un lugar.  A mí me llama la atención la ausencia de alma y de memoria, pero no en el sentido de recordar hechos específicos, sino en el sentido de recordar el dolor, recordar las propias sombras, la sensación traumática. En ese sentido, el accionar de Piñera es preocupante y de la política en general, es preocupante.

Es una atmósfera donde hay miedo, odio, al menos en el aspecto inconsciente. Pero a la vez, la sociedad de mercado, que está encargada de aplanar el deseo, hace que eso no pase muy a mayores. Porque lo importante no es tener sexo, sino tener deseo. .-

 

 

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