

Gana Piñera y ¿en qué se diferencia su segunda llegada a la presidencia de su primer gobierno?
El hombre que gobernó Chile entre 2010 y 2014 lo hará de nuevo desde marzo próximo hasta 2022. Se llama Sebastián Piñera, un viejo conocido en América Latina que, sin embargo, en algo ha cambiado. Pero quizá algo ha cambiado más que él: Chile.
Al presidente electo de Chile, Sebastián Piñera, nunca le gustó perder. O siempre le gustó ganar.
Y el político que figura entre las tres personas más ricas del país y que ya fue presidente entre 2010 y 2014 lo ha conseguido nuevamente este domingo.
Pero si el hombre es la mismo que hace siete años, las circunstancias y algunos de sus rasgos individuales han cambiado.
Piñera ganó con una cómoda ventaja de casi 10 puntos porcentuales sobre el candidato oficialista de centroizquierda, Alejandro Guillier, un presentador de televisión que tenía el complicado reto de unificar una izquierda atomizada y desgastada.
En 2009, en cambio, Piñera le ganó a un rival incluso menos fuerte que Guillier, el democratacristiano Eduardo Frei, por una ventaja de 3 puntos.
No por eso fue una victoria menor, porque se trató de la primera vez desde 1958 que un político de derecha llegaba a la presidencia de Chile por la vía democrática.
El gobierno de Piñera se recuerda por el crecimiento económico, la generación de empleo, las protestas estudiantiles, la crisis de los 33 mineros que fueron rescatados tras 69 días atrapados en una mina y un terremoto que dejó 525 muertos.

El gobierno de Piñera se recuerda, entre otras cosas, por el rescate a 33 mineros que quedaron atrapados en una mina.
Sus críticos apuntan a la compleja trama de intereses privados y su capacidad para aislarlos de la gestión pública, a su fracaso en la gestión de instituciones como el Censo y a las investigaciones judiciales que comprometen a varios funcionarios de su gobierno, incluidos dos de sus exministros.
Durante la campaña presidencial de este año, la izquierda presentó a Piñera como un retroceso no solo a un país tomado por las corporaciones y por los intereses económicos de grupos particulares, sino también como un retroceso a la dictadura, según las criticas.
Pero, si bien no es un personaje particularmente popular, Piñera ha logrado conectarse con quienes demandan más crecimiento económico y recuerdan los buenos números de su mandato.
«Soy el presidente del cambio, del progreso y de la clase media», dijo el domingo en su discurso de victoria.
Ahora bien: ¿cómo fue Piñera I y cómo podría ser Piñera II?
1. Sebastián Piñera II
Según él mismo admite, es un hombre distinto al que gobernó antes.
«Tuvimos un muy buen gobierno, en el que todos los indicadores sociales y económicos mejoraron en Chile, pero tengo más experiencia ahora, y la experiencia cuenta», dijo en una conferencia de prensa en septiembre.
Cuando llegó al poder en 2010, Piñera había tenido más experiencia como empresario que como político, pese a que había sido senador y presidente del partido Renovación Nacional (RN).
El conocimiento sobre el Estado fue algo que le costó tiempo aprender.
Rodrigo Hinzpeter fue jefe de campaña de la primera victoria, ministro del Interior y Defensa durante el gobierno y fundador de RN.
Según él, «el presidente ahora tiene mucha más experiencia en lo referente a la administración de las políticas públicas y de la burocracia».
«Las formas de gestionar requieren aprenderse, porque pueden estar los deseos, pero hay un aparato y unas normas que deben aprenderse y ahora tenemos un presidente más consciente de eso», le dice a BBC Mundo.
Por otro lado, algunos creen que Piñera se ha «derechizado», en parte porque en el primer tramo de esta campaña se declaró en contra del matrimonio homosexual y del aborto en 3 circunstancias, dos leyes impulsadas por su antecesora, Michelle Bachelet.
Pero, según sus allegados, Piñera, si bien es cristiano, es un libertario en el sentido más esencial de la palabra y ven poco probable que introduzca cambios drásticos a estas reformas.
Después de la primera vuelta, además, Piñera se mostró menos ideológico, e incluso se comprometió a no abolir la gratuidad educativa, una de las bisagras del legado de Bachelet.
Biógrafos lo han retratado como un hombre pragmático, más allá de la ideología.
Pero hay quienes, de todas maneras, ven en este nuevo Sebastián Piñera una amenaza. «Piñera representa un derecha que tiene sus filas a defensores de violaciones a los derechos humanos, a gente que ve la inmigración como una amenaza, que ven a las mujeres que abortan como unas asesinas y que quieren profundizar el modelo neoliberal segregacionista», opina Coni Schon, secretaria general del Frente Autonomista y vocera del Frente Amplio.
«Y en ese sentido Piñera es una amenaza que tendremos que confrontar como oposición», le dice a BBC Mundo.
2. Las circunstancias del país
Piñera asumió como presidente el 11 de marzo de 2010, dos semanas después de uno de los terremotos más fuertes que haya sacudido a Chile.
«Al menos la mitad del esfuerzo durante toda la gestión fue dedicado a la reconstrucción del país y en consecuencia se sacrificaron muchas cosas que hubiéramos querido hacer», explica Hinzpeter.
Esta vez Piñera espera estar libre de situaciones como éstas para poder llevar a cabo su programa.

Un busto de Augusto Pinochet es alzado por seguidores del antiguo gobierno militar durante una celebración por la victoria de Piñera.
Una de sus principales consignas de campaña fue la del crecimiento económico,sobre todo porque durante los últimos años la economía se ha desacelerado y la gente ha sentido amenazadas sus posibilidades de ascender socioeconómicamente.
«Este es un Piñera que está mucho más conectado con los problemas actuales de la gente», asegura Ernesto Silva, miembro del comando de Piñera y diputado y expresidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), principal partido de derecha.
«Temas como el crecimiento económico, el ascenso de la clase media y la creación de empleo son problemas que preocupan ahora a los chilenos y que Piñera encarna perfectamente como alguien que los puede resolver», le dice a BBC Mundo.
3. El espectro político
Probablemente lo que más ha cambiado en Chile desde 2010 es la conformación del escenario político.
Como mostró la primera vuelta, existen partidos nuevos y alejados del centro que tienen potencial de crecimiento, en especial el Frente Amplio, una coalición nueva que surgió de las protestas estudiantiles de 2011 (durante el gobierno de Piñera).
Bachelet, además, logró aprobar una reforma profunda del sistema político que acabó con la vieja estructura binominal que favorecía a las dos grandes coaliciones, ambas cercanas al centro.
Ahora, sin embargo, la política está mucho más disgregada y en el Congreso no hay grandes mayorías.

Como mostró la primera vuelta, existen partidos nuevos y alejados del centro que tienen potencial de crecimiento.
Algunos analistas creen que el de Piñera será un gobierno de transición sin grandes sobresaltos, no solo porque no tiene mayorías, sino también porque se da en un momento en que el país empieza a entender los cambios generacionales, demográficos y sociales que han empezado a notarse.
Piñera tendrá que negociar con una oposición fuerte y radical que se opone a todo lo que tiene que ver con sus políticas, maneras y pensamientos.
Y está, además, el hecho de que la mayoría de los chilenos no votó en estas elecciones: la participación fue del 49% entre los 14.300.000 inscritos en un país de casi 18 millones.
Piñera, al final, ganó y se le ve con más comodidad que hace ocho años. Pero el país se ha convertido en un hueso más difícil de roer.
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