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El día después Opinión

El día después

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Víctor Maldonado R.
Por : Víctor Maldonado R. Sociólogo. Ex Subsecretario de Desarrollo Regional. Ex secretario nacional DC
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Lo importante para el PDC se decidirá poco después de este domingo 27 de mayo. Hay cinco respuestas claves que deben empezar a funcionar al unísono en un circulo virtuoso, poco importa el orden en que se presenten las respuestas políticas, pero se tienen que dar todas. Siempre hay que ser consecuentes y basar las decisiones en principios, pero no cambiar nunca de parecer, cuando el país al que quieres servir ha cambiado tanto, no es una virtud, igual que anquilosarse no es signo de buena salud.


A Patricio Aylwin le gustaba citar la historia de Gedeón que se puede encontrar en el libro de los Jueces. Es la historia de un general que, habiendo reunido tropas, se prepara para la batalla contra los enemigos de Israel, entonces -por instrucciones de Yahvé- escoge solo a 300 soldados y con ellos enfrenta a un numeroso ejercito y vence.

Era una historia que se la habían recordado al propio Aylwin, en momentos en que Chile luchaba por su democracia y lo que se necesitaba, eran convicciones profundas más que convocados por las victorias seguras. Esto lo recuerdo ahora, porque me parece que todos los partidos políticos enfrentan un reto de primera magnitud del cual sobrevivirán únicamente los que den “razones para vivir y para esperar”, como dice el Concilio Vaticano II.

Este fin de semana la Democracia Cristiana tendrá elecciones de directiva nacional y, más allá de cuantos vayan a votar, importa qué ocurrirá en los días inmediatamente siguientes a la elección, el comportamiento de los que decidan presentarse a defender sus convicciones.

Lo que digo respecto de la cantidad no es una artimaña, sino una realidad. En el PPD, un partido que tiene un número semejante de militantes que la Falange, tienen derecho a voto unos 34.000 militantes. Ahora que se aproximan sus elecciones internas, los cálculos previos señalan que votarán entre 5 a 7 mil personas. En la ultima votación nacional en RD, partido con 40.000 militantes, sufragaron 2 mil 800 personas.

Estos números no significan que el PPD sea el doble de importante que RD ni que la duplique en efectividad política. Eso depende de muchos otros factores, entre ellos, la respuesta que las actuaciones que cada partido tiene en la ciudadanía, el desempeño de dirigentes y militantes y su capacidad de representar intereses y anhelos.

De modo que lo que importa en una elección interna es, en lo fundamental, que el proceso sea impecable, que las candidaturas realicen una campaña interna con altura de miras y que todo termine con el reconocimiento de los vencedores y la integración a las tareas partidarias de los que pierdan.

Lo que suceda en los días siguientes es otra cosa. Antes que nada, y en el caso del PDC, creo que se pueden establecer cinco problemas que representan cada un motivo de descalificación para la sobrevivencia política del partido. Hay que enfrentar cada uno de ellos para salir airosos y, si se logra o no, lo vamos a saber en pocos días.

[cita tipo=»destaque»]La descalificación doctrinaria es un desafío mayor y se debe enfrentar actualizando cotidianamente la reflexión en ese ámbito. La DC aspira a ser definida como los humanistas cristianos que buscan adaptarse, en comunidad, a los dilemas del siglo XXI en vista de lo que viene y no de lo que fueron las respuestas acuñadas en el siglo pasado. Siempre hay que ser consecuentes y basar las decisiones en principios, pero no cambiar nunca de parecer, cuando el país al que quieres servir ha cambiado tanto, no es una virtud, igual que anquilosarse no es signo de buena salud. Una señal potente ha de darse a fines de julio, cuando se cumple el aniversario de la fundación del PDC.[/cita]

En primer lugar, el PDC es hoy una quinta voz adicional en la política chilena. Cuando los medios de comunicación tienen que construir sus notas o convocar a un panel, deben entrevistar a un liberal de derecha y a un conservador (puesto que ambos están en el gobierno y sus posiciones inciden en las decisiones), además hay que contemplar a un representante de la Nueva Mayoría y a otro del Frente Amplio. La DC es una quinta voz y en muchos programas de análisis los panelistas son más bien cuatro. Esta es una descalificación comunicacional.

En segundo lugar, ocurre en el PDC que cada vez que hay una elección interna, la nueva directiva da a conocer su posición ante los temas nacionales y, casi de seguro, otra vocería aparece en competencia con una posición contraria. Esta es una descalificación interna del liderazgo legitimado.

En tercer lugar, y aunque se puedan tener posiciones distintas, suele suceder que no se expresan ni privilegian opiniones compartidas en materias relevantes. Y si un partido no comparte posiciones comunes, entonces sufre una descalificación por irrelevancia (¿de qué importa saber que no están de acuerdo?).

En cuarto lugar, ocurre que el DC ha tenido una fuga de militantes, no hacia la derecha o a la izquierda, sino por considerar que ser humanista cristiano no es compatible con permanecer en el partido. Esta es una descalificación doctrinaria, que resulta decisiva porque hace referencia a la identidad básica de la Falange.

En quinto lugar, hay que hacer frente al debilitamiento de la organización, producto de un largo período en que se han tenido muchos motivos para el desaliento. Esta es una descalificación por una especie de drenaje lento y -pareciera- inevitable.

Por eso digo que lo importante se decidirá poco después de este domingo 27 de mayo. Porque las cinco respuestas del PDC a los problemas y descalificaciones mencionadas, deben empezar a funcionar al unísono en un circulo virtuoso rápidamente. No hay más tiempo disponible. Poco importa el orden en que se presenten las respuestas políticas, pero se tienen que dar todas.

Al problema comunicacional se debe responder anticipándose en el uso de la palabra a los demás actores. De este modo tu opinión cuenta, porque la has logrado conformar y legitimar antes que otros, por lo que está siempre en los debates de importancia. Estoy convencido que el PDC puede terminar el semestre habiendo establecido un núcleo de acuerdos básicos en 2 o 3 temas de interés nacional, y concluir el año con un sólido contrapunto con la agenda prioritaria de gobierno. La vigencia comunicacional es, en el fondo, resolución programática.

El cuestionamiento a la conducción interna siempre resulta abordable cuando la dirección partidaria se pone al servicio de la promoción de los liderazgos internos -sin discriminación alguna- y cuando se integra a todos los militantes, en especial a quienes no estuvieron de acuerdo con quienes ganaron, a las tareas internas. Nuevamente, la reorganización partidaria, asistida por profesionales y técnicos, puede fortalecer las regiones y comunas con resultados palpables a partir de pocos meses.

La descalificación doctrinaria es un desafío mayor y se debe enfrentar actualizando cotidianamente la reflexión en ese ámbito. La DC aspira a ser definida como los humanistas cristianos que buscan adaptarse, en comunidad, a los dilemas del siglo XXI en vista de lo que viene y no de lo que fueron las respuestas acuñadas en el siglo pasado. Siempre hay que ser consecuentes y basar las decisiones en principios, pero no cambiar nunca de parecer, cuando el país al que quieres servir ha cambiado tanto, no es una virtud, igual que anquilosarse no es signo de buena salud. Una señal potente ha de darse a fines de julio, cuando se cumple el aniversario de la fundación del PDC.

Por último, el desaliento de la militancia se enfrenta con la participación activa en las tareas del momento, en especial en la preparación de las elecciones territoriales -municipales y de gobernadores regionales- que resultan tan cercana para muchos a lo largo del país. Las elecciones en que nos va bien son aquellas que se preparan mejor y con anticipación. Una tarea compartida cambia el estado de ánimo y permite recordar que lo que ocurra luego, en parte, está en tus manos.

Por cierto, una cosa es saber lo que hay que hacer y otra bien distinta es saber hacerlo bien. Y por eso importa tanto la definición del liderazgo. Tienen razón los que dicen que estos desafíos no están al alcance del que gane el domingo (por sí solo se entiende). Pero no tienen razón los que siempre se opondrán al recambio generacional, el que más bien se ha retrasado con las consecuencias que ya hemos podido ver. La nostalgia es la ocupación de los que se detienen, el impulso hacia delante ha estado siempre en manos de los más jóvenes.

Para decirlo directamente, sabremos si el PDC se recuperó de su crisis cuando se aprecien los siguientes síntomas: cuando deje de hablar del partido y sus problemas y le hable al país de sus propuestas; cuando legitime su dirigencia renovada y se abra a la interlocución política amplia con otros actores; cuando produzca noticias positivas que resalten los puntos en común y procese las diferencias internas puertas adentro; y, cuando deje de tener un discurso nostálgico y empiece a hablar con optimismo del futuro.

Yo espero de la nueva conducción que ayude a reconstruir la comunidad interna. La espero convocante y abierta, optimista y ejecutiva. Sobre todo, espero que pida ayuda y que nadie se la niegue. Las convicciones que se aterrizan siempre logran resultados. Patricio Aylwin tenía razón al recordar a Gedeón. Y nosotros lo haríamos mejor todavía emulando a Patricio Aylwin.

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