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Macaya: el eterno sobreviviente de la UDI y el «regalón» de La Moneda PAÍS

Macaya: el eterno sobreviviente de la UDI y el «regalón» de La Moneda

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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El diputado se asoma como la carta que le va a disputar la presidencia a Jacqueline Van Rysselberghe. Lo definen como alguien que sabe tratar con todos los sectores, pero al que le faltaría carácter y en ello estaría la razón de que sea el candidato preferido de Palacio para conducir al gremialismo, porque es más controlable que la «Coca». Algunos de sus cercanos aseguran que son varios los que se han dado vuelta la chaqueta y ya no respaldan la reelección de la ex intendenta del Biobío.


Sabida es la cercanía del diputado UDI, Javier Macaya, con los dos hombres claves de La Moneda y ligados estrechamente al gremialismo, el ministro del Interior Andrés Chadwick y el jefe del segundo piso de Palacio, Cristián Larroulet. Del primero, el parlamentario fue su delfín al momento de ingresar a la política y gracias a él obtuvo el cupo para postularse al Congreso por el distrito 34 en la Sexta Región, el año 2009, una relación que hasta hoy se reconoce como estrecha. Con el segundo, el vínculo es de carácter más familiar, el jefe de asesores es primo de su madre, María Teresa Danús Larroulet, aunque el acercamiento con el ex ministro de la Segpres se fortaleció con la convivencia política.

Estos vínculos con La Moneda no son las únicas razones por las que el diputado electo en dos ocasiones, ex secretario general y ex timonel interino de la UDI, goza de la venia de la sede de Gobierno a la hora de pensar en el futuro del gremialismo. Esto, porque principalmente lo que se considera en Palacio es asegurar la mejor relación posible de la administración de Sebastián Piñera con la UDI, un punto siempre delicado y que en el primer Gobierno del Mandatario fue muy complejo.

Y es que, si bien en La Moneda saben que con Jacqueline Van Rysselberghe acercan a la derecha más dura que amenaza escaparse con el despliegue de José Antonio Kast, a la hora de los balances internos en la sede del Ejecutivo, la “indómita personalidad” que acusan sobre la actual presidenta de la UDI no es lo más conveniente para el Gobierno, considerando la serie de capítulos tensos que han tenido con ella en los primeros tres meses de la administración piñerista.

En este panorama aparece el nombre de Macaya Danús, un sobreviviente a diferentes directivas de la UDI en los últimos años, como la de Ernesto Silva y, posteriormente, la que encabezó Hernán Larraín, hoy ministro de Justicia y Derechos Humanos. En el gremialismo describen al diputado como un líder que no genera anticuerpos y le reconocen que “fue secretario general en los momentos más duros del partido”, aludiendo al tiempo en que estalló el caso Penta.

[cita tipo=»destaque»]Si bien en una primera instancia el nombre del diputado Jaime Bellolio se puso sobre la mesa como una opción, la aparición por los palos de Macaya habría fulminado la posibilidad de competir del joven parlamentario. Un miembro de la colectividad cercano a Bellolio, afirmó que a no pocos “se les hará mucho más fácil votar por Macaya que por Jaime” y esto tendría que ver con lo ya mencionado: las posiciones menos vehementes del preferido de Chadwick y Larroulet.[/cita]

Es señalado como el brazo derecho de Ernesto Silva, proviene de familia tradicional gremialista y se caracteriza por navegar «por la mitad del mar, para no chocar ni con la arena ni con las rocas”. Fuentes de la UDI agregaron que “todos lo quieren, pero nadie lo ama, tampoco lo odian”, que es una buena persona, que siempre busca el consenso y evita la confrontación.

Un rasgo fundamental para los intereses y expectativas de La Moneda, donde reconocen que ya piensan en las elecciones gremialistas de diciembre, de las cuales saldrá el conductor del partido con el que deberán convivir dos años.

Esa es la opinión en Palacio, pero en la interna gremialista hay quienes aseguran que Macaya no tiene el carácter para la tarea, ni tampoco para enfrentar una disputa abierta con Van Rysselberghe, que “se sentiría más cómodo siendo un candidato de consenso”, al viejo estilo UDI de elegir sus dirigentes.

Quienes defienden a Macaya, recalcan que juega a su favor que, a diferencia de “quienes se creen reyezuelos” –en referencia a los diputados recién llegados–, al ex secretario general no se le subirían los humos a la cabeza, porque no tiene agenda propia ni grandes ambiciones políticas, que una de sus fortalezas es dejar y hacer brillar a quienes lo rodean.

La «Coca»

Los choques entre La Moneda y Van Rysselberghe no han sido pocos en estos primeros cien días de gestión piñerista. Apenas insinuado el debate sobre el proyecto de Ley de Identidad de Género –que fue abrazado por el actual Gobierno tras el premio Oscar obtenido por la película Una mujer fantástica–, la timonel gremialista no dudó en golpear la mesa en Palacio y amenazar con recurrir al Tribunal Constitucional en caso de aprobarse dicha iniciativa.

Esa fue lo que algunos medios titularon como “La primera rebelión”, luego vino el aviso que hizo la “Coca”–como le llaman los más cercanos– en el penúltimo comité político, donde frente a frente con los ministros del comité político aseguró que su partido votará en contra la indicación del Gobierno respecto a la Ley de Adopciones, ya que, si bien el argumento de Palacio es que queda al arbitrio del juez de Familia la posibilidad de que una pareja del mismo sexo se haga cargo de un menor, es una opción que realmente se puede concretar a ojos del partido de Jaime Guzmán.

Algunos al interior de la UDI acusan a Van Rysselberghe de tomar decisiones que revisten un carácter más personalista, pero saben que estas maniobras en torno al debate valórico atraen adeptos a su sector, en el entendido de que la mayoría UDI es del ala conservadora, a diferencia del grupo de Bellolio y del propio Macaya.

En diciembre, la UDI se enfrentará por segunda vez a una elección interna bajo el método de un militante un voto, la primera fue con la que fue elegida Van Rysselberghe.

Si bien en una primera instancia el nombre del diputado Jaime Bellolio se puso sobre la mesa como una opción, la aparición por los palos de Macaya habría fulminado la posibilidad de competir del joven parlamentario. Un miembro de la colectividad cercano a Bellolio, afirmó que a no pocos “se les hará mucho más fácil votar por Macaya que por Jaime” y esto tendría que ver con lo ya mencionado: las posiciones menos vehementes del preferido de Chadwick y Larroulet.

En el entendido de que ya es carta de algunos al interior del gremialismo, el diputado Macaya le señaló a El Mostrador que “estoy muy lejos de ser candidato a la presidencia de la UDI, es una decisión bastante más colectiva que la intención de una persona”.

De todas maneras, desde el sector que apoya a Van Rysselberghe, se aferran a lo tradicionalista de la tienda y algunos parlamentarios aseguran que un liderazgo como el de Macaya, “que no incomoda a nadie, que no choca con nadie”, no serviría para hacerse cargo del buque gremialista y la carga que arrastra el partido, que hoy revisa su declaración de principios, algo que podría favorecer a la actual timonel, dependiendo de la motricidad fina que aplique en este proceso.

En la interna de la UDI afirman que Macaya aspira a la senatorial, y que una derrota electoral previa al interior nunca es un buen antecedente, por lo que no son escasos los que apuestan a que el diputado podría bajarse antes de diciembre, considerando que su personalidad –sentenciaron– no está hecha para enfrentar conflictos.

Los cercanos a Macaya, en cambio, plantean que la actual presidenta estaría contando «votos fantasmas», votos que no existen, debido a que la política del miedo que la «Coca» habría impuesto internamente, “poniendo y sacando a quienes no son afines a ella”, ha generado que no pocos se arrepintieran de apoyarla, se dieron “vuelta la chaqueta” y no sean capaces de salir a la luz para evidenciar su posición.

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