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Víctima de abuso sexual: «Bernardino Piñera es encubridor del obispo Cox» PAÍS

Víctima de abuso sexual: «Bernardino Piñera es encubridor del obispo Cox»

Abel Soto es una de las víctimas de abuso sexual por parte del obispo emérito Francisco José Cox, en Chillán como en La Serena. El religioso cuenta con un historial de larga data de abusos y se encuentra en Alemania desde 2002, dedicado a una “vida de silencio, la oración y la penitencia”, según la información oficial de la Iglesia chilena. En ese país fue presentada una demanda en su contra, que se suma a otras dos judicializadas en Chile. Una de ellas es la que presentó Soto ante el fiscal Arias. [ACTUALIZADA. Ver N de la R al final de la nota]


En conversación con El Mostrador, Abel Soto, de 49 años, cuenta el detalle de lo que fueron los abusos a los que fue sometido por parte del obispo emérito de La Serena, Francisco José Cox, y apunta a Bernardino Piñera, arzobispo de La Serena entre 1983 y 1990, como el principal encubridor. 

-¿En qué circunstancias conoce al cura Cox y cuándo presenta esta denuncia ante la Fiscalía?
-La denuncia al fiscal (Emiliano) Arias fue el día 16 de agosto de este año, y las circunstancias en las cuales conocí lamentablemente a Cox, fue en mi época de niño. Yo tenía 6 o 7 años, cuando de parte de este consagrado empezaron los abusos. Hoy día tengo 49 años. Él era el obispo de la ciudad de Chillán. En esa época Chillán y Chillán Viejo eran una misma ciudad, hoy día ambas son comunas, y es cuando yo era acólito de la Parroquia San Bernardo de Chillán Viejo. Él, cuando llegaba a celebrar las misas, la costumbre que él tenía de saludarnos era darnos un par de palmadas en el poto y besarnos en la boca.

Estos abusos se reiteraban durante mucho tiempo. Yo te diría que pasaron 4 o 5 años donde se repitieron este tipo de abusos, más momentos en los cuales tuve más acercamiento con él. Él no me violó, pero sí abusó de manera exagerada conmigo, mi cuerpo lo tocaba completamente. Los besos eran interminables, por ejemplo, en algunas celebraciones fuera de Chillán (…). Yo en esa época me sentía súper importante porque andaba con el señor obispo, y el señor obispo era lo más importante que había allá. Imagínate llegar con el señor obispo a un pueblo, es para que todo el mundo te ande haciendo reverencias porque es lo máximo, una autoridad, es dios el que llega. En otras circunstancias, estando en su departamento, en su casa en Chillán, ocurrieron situaciones de mayor calibre donde el abuso era constante y los besos eran permanentes. Por ahí radica el conocimiento que yo tengo. 

Posterior a eso crecí, él se fue a Roma, después volvió a Chile a hacerse cargo de la visita del Papa Juan Pablo II (…) y después nos reencontramos cuando yo ingresé a la Universidad de La Serena a estudiar Construcción Civil. Yo provengo de un hogar muy mal constituido, un hogar muy precario, un hogar muy pobre, de bajos recursos, donde el alcohol, la violencia física, psicológica, sexual, eran permanentes, y al parecer este hombre se aprovechaba de esa situación. Estuve dos años en La Serena siendo él arzobispo coadjunto de La Serena, donde el arzobispo titular era Bernardino Piñera. Ahí tuve la oportunidad de conocer a Bernardino Piñera y darme cuenta de que él es uno de los primeros obispos encubridores de obispos, si no el primero. Desconozco si hay otro obispo abusador acá en Chile, pero Bernardino Piñera protegió mucho y cuidó mucho a Cox en esa circunstancia.

Los abusos, cuando yo era joven universitario permanecieron más o menos en la misma categoría, el mismo calibre. Dejé de tener contacto con él en el año 91 aproximadamente, y de ahí no volví a saber de él hasta después de mucho tiempo, en el año 2002, cuando una monja lo sorprendió en su oficina violando a un chico.

-Usted ha acompañado a un grupo de personas que han formado una agrupación que ha denunciado los abusos del obispo Cox. ¿De cuánta gente hablamos más o menos que vivió lo mismo que usted?
-Del obispo Cox directamente, de lo que yo conozco en este minuto, somos 2 los que estamos haciendo denuncia. Somos dos los que estamos saliendo del ostracismo de nuestra pena, de nuestra angustia. En la red a la cual yo pertenezco son más de 20, más de 30 personas abusadas por distintos clérigos. 

-La denuncia que se presentó en Alemania, ¿tiene antecedentes de ella? ¿Tiene algo que ver con la gestión de esta denuncia o es novedosa para usted?
-Hoy día me enteré por la prensa de esa denuncia, pero hace un tiempo supe que una persona en Estados Unidos había hecho una denuncia, se había contactado con un medio nacional. Entiendo que además la había realizado en inglés, la había escrito en inglés, entonces a lo mejor puede ser la misma persona. Pero no tengo idea de cómo hacer un hilo que pueda unir la denuncia de Alemania con lo que me enteré hace un tiempo, de este joven que había hecho una especie de denuncia respecto del comportamiento de Cox a un medio nacional, que no fue publicado en todo caso, me lo comentaron off the record uno de los periodistas que me hizo en alguna una oportunidad una entrevista. Me comentó que más o menos era en el tenor de la denuncia de abusos que yo estaba formulando en el relato periodístico.

-Una de las cosas importantes que han hecho ustedes es marcar presencia en La Serena, con este grupo que se llama Juan XXIII, que destaca y releva los casos de abuso en la zona también. Ustedes solicitaron al Arzobispado de La Serena que sacara el mármol que recordaba a Cox como obispo emérito que sigue siendo de la zona. Finalmente, ellos decidieron sacar el mármol este martes. ¿Cómo se dio esa negociación o esa exigencia de parte de ustedes respecto a ese punto en particular?
Yo no pertenezco a la agrupación Juan XXIII. La agrupación Juan XXIII es un grupo de laicos que se formaron para apoyar a las víctimas de abusos por parte de los sacerdotes. La información que tengo de cómo se gestó la eliminación de la placa en el Arzobispado fue porque cuando la agrupación Juan XXIII se reunió con el obispo René Rebolledo para exigirles que eliminaran la placa, porque aparecía Cox como pedófilo y Bernardino Piñera como encubridor, el obispo Rebolledo se disculpó diciendo que él no tenía injerencia en esa placa porque eso pertenecía a Monumentos Nacionales. Entiendo, por gestión de la agrupación Juan XXIII, dirigieron una carta a Monumentos Nacionales para solicitar la eliminación de la placa, y que en el intertanto el obispo Rebolledo, si Monumentos Nacionales lo autorizaba, lo iba a ejecutar. En esa circunstancia sé que se desarrollaron los hechos. (*)

-Una de las cosas que ha denunciado es que una de las personas que estuvo al tanto y que presenció algunos abusos de Cox fue Bernardino Piñera. ¿En qué tipo de circunstancias le tocó compartir con él y advertir que él estaba siendo testigo?
-Los momentos eran tomar once o a cenar, ahí estaba Bernardino Piñera sentado. De repente Bernardino Piñera abría la oficina de Cox (…) Bernardino Piñera sabía, y en un par de oportunidades, frente a él, Francisco me daba besos en la boca y aprovechaba de manosearme y Piñera observaba. Por eso él es un encubridor de Cox». 

-En la denuncia que hizo en la Fiscalía, ¿también denunció a Bernardino?
-Está en el relato. Yo nombro a Bernardino Piñera como encubridor. Lo nombro y comento básicamente lo que te acabo de señalar. 

* N de la R: En primera instancia se mencionó al obispo emérito Manuel Donoso, en circunstancias que el aludido es el actual arzobispo de La Serena, René Rebolledo Salinas.

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