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Javier Molina, ex acólito, arremete contra Jorge Laplagne: «Empecé a llorar como alguien que ha sufrido algo que le va a cambiar la vida» PAÍS

Javier Molina, ex acólito, arremete contra Jorge Laplagne: «Empecé a llorar como alguien que ha sufrido algo que le va a cambiar la vida»

Molina recordó que en una oportunidad fue a la pieza del religioso, «me quedo dormido y despierto cuando él está encima besándome, restregándose encima mío. Yo sólo me acuerdo que cuando esto sucede, yo me voy al baño de él y cierro la puerta con llave. Me senté en el inodoro y empecé a llorar como alguien que ha sufrido algo que le va a cambiar la vida», explicó.


Durante esta jornada, el ex acólito Javier Molina habló sobre los abusos sexuales que, según él, cometió el religioso Jorge Laplagne contra él cuando era menor de edad, en el año 2002.

Según consignó El Informante de TVN, cuando Molina se desempeñaba como acólito de la parroquia en que Laplagne hacía misa, «él me dice que yo tengo que confiar absolutamente en él, eso involucraba hablar todo tipo de cosas. Empiezan a ocurrir situaciones extrañas, él me empieza a pedir información sobre masturbación, situaciones del tema sexual», dijo Molina sobre los primeros acercamientos que tuvo el sacerdote con él como su «guía espiritual».

«En el transcurso en que me llevaba a mi casa, comenzaron a haber tocaciones en las piernas y en los genitales. Te choca, te quiebra. Algo sucede dentro de ti cuando una persona que te triplica en edad te empieza a manosear. ¿Cuál era la respuesta de él? ‘Tú no confías en mí’. (…) Yo me ponía rígido y mi cara se desconfiguraba», añadió.

En los siete meses siguientes, Laplagne siguió repitiendo este tipo de situaciones, según el denunciante, «aprovechándose incluso de que encontró una luz roja, introduce su mano y la deja caer, eso te quiebra», precisó.

De acuerdo a Molina, Laplagne se convirtió en una «persona que todos los días te está repitiendo que tú no confías en él porque tú no permites que ponga su mano sobre tu muslo, llega un momento en que empiezas a normalizar situaciones. Laplagne me culpaba a mí de su perversión».

Luego, Molina recordó que en una oportunidad fue a la pieza del religioso, «me quedo dormido y despierto cuando él está encima besándome, restregándose encima mío. Yo sólo me acuerdo que cuando esto sucede, yo me voy al baño de él y cierro la puerta con llave. Me senté en el inodoro y empecé a llorar como alguien que ha sufrido algo que le va a cambiar la vida», explicó.

«Después de todo esto tomó desayuno y celebró misa. En qué cabeza cabe que después de que acabas de abusar de una persona que tiene 15 años, este animal, si es que se le puede llamar así, celebre misa», finalizó.

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