“Es una pena que no da cuenta de la gravedad del hecho, esperábamos más que ello”, señaló el padre del joven, Félix Avilés, una vez conocida la sentencia.
El Tribunal Oral en lo Penal de Valparaíso condenó al exsargento de Fuerzas Especiales de Carabineros, Manuel Noya, a dos años de presidio menor en su grado medio por el delito de violencia innecesaria, causando lesiones graves al estudiante Rodrigo Avilés.
En la práctica, esto significa que Noya no será ingresado a prisión y solo deberá firmar mensualmente ante Gendarmería.
“Es una pena que no da cuenta de la gravedad del hecho, esperábamos más que ello (…). No estamos conformes, no es la pena que queríamos”, señaló el padre del joven, Félix Avilés, una vez conocida la sentencia.
Sin embargo, el abogado destacó que el caso haya sido abordado en los tribunales civiles y no en la justicia militar, subrayando que con esto “se marca un precedente, porque todos los chilenos que hayan sido víctima del abuso policial van a tener la posibilidad de que ese uniformado sea juzgado por un tribunal ordinario”.
Por su parte, el estudiante afectado dijo que la sentencia es “baja” e instó a una “reestructuración de Fuerzas Especiales de Carabineros”, tomando en cuenta hechos como los ocurridos recientemente en Valparaíso, donde un carro lanzagua de Carabineros atacó a una estudiante el viernes en una marcha por el 8M.
En el Instituto Nacional de Derechos Humanos lamentaron la condena, recordando que ellos pedían calificar el delito como un homicidio frustrado. “Este hecho pudo matar a Rodrigo Avilés. Vamos a revisar la sentencia y no descartamos ninguna posibilidad”, dijeron respecto de los futuros pasos judiciales.
Noya, quien no se presentó hoy a la lectura de sentencia, fue el carabinero que operó el carro lanzagua cuyo chorro de alta presión impactó directamente contra el universitario en las protestas del 21 de mayo del 2015 en las inmediaciones del Congreso.
Producto del ataque, Avilés –alumno de Letras de la Pontificia Universidad Católica– quedó con compromiso de conciencia, un traumatismo craneoencefálico (TEC) grave, hemorragia intracerebral y una herida parietal contusa. Recién pasadas dos semanas del ataque pudo salir del coma inducido y del riesgo vital.