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Los ocho meses de Cubillos: la estrategia bolsonarista de la jerarca del Mineduc PAÍS

Los ocho meses de Cubillos: la estrategia bolsonarista de la jerarca del Mineduc

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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Tiene un largo prontuario de desencuentros con la oposición, el mundo técnico y el académico de la educación. Su gestión “cortoplacista y efectista” –que ha tenido su máxima expresión en proyectos como Aula Segura o Admisión Justa– ha generado problemas para arribar a acuerdos en los temas reales y de fondo que competen a dicho ministerio, tanto así que ella no dialoga en el Congreso, esa carga se la llevan el subsecretario Figueroa y la Segpres.


La ministra Marcela Cubillos cumple ocho meses a cargo de la cartera de Educación, periodo que ha estado marcado por las críticas a proyectos tildados como “sensacionalistas” –como Aula Segura y Admisión Justa– en desmedro de políticas públicas como la ampliación de gratuidad a los IP y CFT y la eliminación del CAE, dos promesas de campaña del Presidente Sebastián Piñera, que fueron diseñadas por el actual subsecretario, Raúl Figueroa, y que aún no pasan ni su primera tramitación en el Congreso.

“Cubillos se ha convertido en el alfil del Presidente”, destacaron desde La Moneda. La ministra ha logrado acaparar la atención de las encuestas con sus mediáticas propuestas y, ante una tendencia a la baja del apoyo ciudadano al Gobierno, ha mantenido su buena recepción a ojos de la opinión pública.

Para Cristián Leporati, especialista en comunicación política de la UDP, la ministra Cubillos juega una posición clave en la comunicación política del Ejecutivo: “Ella toca temas populares en educación. En ese contexto, está trabajando para la opinión pública, que le gustan las cosas rápidas y bonitas. Es populismo, finalmente, no meterse en los temas de fondo”.

La estrategia legislativa de la secretaria de Estado ha complejizado la ejecución de las reformas del Gobierno anterior. Su equipo ha identificado los puntos débiles y los ha relevado en la opinión pública, como el caso de los 23 mil estudiantes que perderán la gratuidad por retrasarse en sus estudios. Al respecto, la ministra no ha ofrecido una solución formal al conflicto, se ha negado a ampliar la gratuidad y solo se ha deslizado la idea de combinar la gratuidad con el CAE 2.0, iniciativa que aún no pasa su primera etapa de tramitación en el Congreso.

Es más, bloqueó la propuesta de los rectores para solucionar el conflicto, que proponía que la universidades cofinanciaran a los estudiantes con los fondos recaudados del Fondo Solidario, lo que fue aprobado en la última glosa presupuestaria. Pero el Gobierno recurrió al Tribunal Constitucional (TC), el que declaró improcedente la solución propuesta por la oposición y los rectores.

[cita tipo=»destaque»]Uno de los principales temores dentro del mundo político y técnico de la educación, es que esta estrategia de políticas educativas a corto plazo lleve a que se pierdan las reformas sustantivas, y que iniciativas como la gratuidad se fagociten. Al respecto, Orellana advirtió que el objetivo de Cubillos es que la “gratuidad se ahogue en sus propios errores. Uno de ellos, es la propia equivocación del gobierno anterior de tratar de corregir el problema de la duración de las carreras con la gratuidad, eso fue un error”.[/cita]

Durante el verano, puso el foco en los problemas de admisión que ha tenido la reforma que puso fin a la selección y el copago en el sistema de educación escolar. Cubillos recorrió Chile para hablar con los apoderados, debido a que el 17% de los estudiantes que postuló bajo el nuevo sistema de admisión quedó sin matrícula. El estandarte en este tema fue Admisión Justa, que busca reponer la selección en los denominados liceos emblemáticos.

Una política populista, que desacredita a la tecnocracia y se basaría en las fotografías momentáneas que surgen de las encuestas, recalcó el director y especialista en educación de Nodo XXI, Víctor Orellana. “Cubillos se desplazó, la primera etapa de la derecha fue aceptar las reformas de Bachelet, porque la educación seguía siendo fundamentalmente privada, pero por la presión que ejerce este un nuevo grupo de derecha, que busca escindirse de la sociedad, va en contra del fondo de la gratuidad. Plantea el discurso del esfuerzo personal, pagarse las cosas, la meritocracia, y culpa al estudiante de perder la gratuidad casi por ser flojo”.

En la estrategia de Cubillos, el discurso técnico no tiene mucha cabida, es más, sitúa a los expertos como personajes que no conocen la realidad de los padres que ella sí visitó en su gira nacional, una fórmula que hace ruido en la propia derecha y sus cuadros técnicos, tanto así, que ha ignorado los constantes llamados desde Acción Educar, uno de los think tanks del oficialismo en el área educativa. Ni siquiera ha encontrado en el rector de la PUC, Ignacio Sánchez, ni en el G9, aliados en su cruzada para no expandir la gratuidad.

No hay que olvidar que, en plena discusión por los estudiantes sin matrícula en colegios, el estilo de la ministra fue cuestionado por la investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP), Silvia Eyzaguirre, que trabajó en el programa de Educación de la campaña de Piñera: la acusó de  desinformar a los padres y madres y presentar «juicios de frentón falsos».

Para el doctor en Ciencias de la Educación y académico de la Usach, Jaime Retamal, Cubillos representa un nuevo tipo de liderazgo dentro del mundo educacional, “completamente distinto a los clásicos ministros del ramo más reflexivos y dialogantes. Arrasa con todo lo conocido, su ‘estilo Bolsonaro’ no sabe de prudencia”.

Política bolsonarizada

Uno de los principales temores dentro del mundo político y técnico de la educación, es que esta estrategia de políticas educativas a corto plazo lleve a que se pierdan las reformas sustantivas, y que iniciativas como la gratuidad se fagociten. Al respecto, Orellana advirtió que el objetivo de Cubillos es que la “gratuidad se ahogue en sus propios errores. Uno de ellos, es la propia equivocación del gobierno anterior de tratar de corregir el problema de la duración de las carreras con la gratuidad, eso fue un error”.

Advirtió que Cubillos busca “encabezar un giro en la derecha, ser la Bolsonaro femenina, eso es malo para el país, porque hay padres enojados por la educación, y Cubillos los agita pero no propone cambios ni políticas públicas, ofrece propuestas vacías”.

Para Retamal, la ministra castiga “a los universitarios que ella ve sin méritos, porque vive de las mitologías y mitomanías del neoliberalismo más arcaico, duro y frontal”. Agregó que Cubillos se expone a las críticas, porque su objetivo es apuntar al “electorado tipo Kast, que quiere ver sangre con las reformas del Gobierno de Michelle Bachelet”.

Desde su círculo cercano aseguraron que la ministra no tiene como objetivo hacer “su propia carrera política” e insistieron en que ella solo “cumple con los objetivos del Gobierno y del Presidente” y en el resto del gabinete ya la reconocen como la integrante del gabinete con mayor “potencial político”.

En modo autócrata

Uno de los principales conflictos que ha tenido Cubillos ha sido puertas adentro en su propio ministerio. Cuando llegó a la cartera de Educación, que era administrada por el polémico Gerardo Varela, despidió a parte importante de la plana de funcionarios –casi 200 trabajadores y trabajadoras–, lo que marcó un punto de inflexión con las asociaciones de funcionarios del Mineduc.

No por nada, a mediados de marzo, los funcionarios colgaron un lienzo desde el techo del ministerio, ubicado en plena Alameda, en el que pedían la renuncia de la ministra. Los asesores de esta subieron al techo e intentaron sacar el lienzo, grabaron y pidieron los nombres de los manifestantes y se pelearon con los dirigentes de la asociación de funcionarios.

Según los trabajadores del Mineduc, Cubillos tiene un trato “poco amable”, no “construye puentes ni dialoga”, «tiene su agenda clara y no le interesa la opinión de nadie”.

Este perfil “poco dialogante” se replicó el año pasado en el Congreso, especialmente en las jornadas por la tramitación de Aula Segura en el Senado, con los roces que tuvo con la senadora democratacristiana Yasna Provoste, quien dirigía la comisión de Educación.

Para Leporati, el liderazgo de la ministra Cubillos “es bien vertical, no es dialogante, es tremendamente autocrática”, lo que provendría de su formación familiar, ya que “viene de un núcleo familiar de derecha profunda”.

En el oficialismo, reconocieron que su ministra estrella no logra “generar diálogo con la oposición” y que, a la hora de ir a negociar, el Mineduc opta por mandar a los jefes de servicio o al subsecretario Figueroa, que a todas luces “tiene más llegada, es más agradable y habla en el mismo lenguaje que los parlamentarios”. Es más, las últimas negociaciones en el Senado las ha hecho el ministro de la Segpres, Gonzalo Blumel.

Durante las semanas recientes, Cubillos ha dado algunas señales a la oposición y convocó a dialogar a los parlamentarios y parlamentarias.

Desde la oposición, los senadores han preparado un documento base para el diálogo con el Gobierno, con el fin de coordinar la tramitación de los proyectos que hoy están con urgencia, como el nuevo crédito que reemplazará el CAE y la ampliación de la gratuidad para los IP y CFT.

El objetivo de dicho documento sería establecer un mecanismo que combine el nuevo crédito como una forma de transición para aumentar la gratuidad, siempre y cuando se cambien las condiciones del actual proyecto, todo con el fin de evitar el desfinanciamiento de las universidades debido a la gratuidad.

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