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Orden, miedo y seguridad: la estrategia de la derecha para sumar votos al rechazo de una nueva Constitución PAÍS

Orden, miedo y seguridad: la estrategia de la derecha para sumar votos al rechazo de una nueva Constitución

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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Los desórdenes para rendir la PSU les cayeron como anillo al dedo. El decano de la Facultad de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, aseguró que “los sectores más conservadores en RN y la UDI, aunque también en Evópoli, están viendo en los problemas de orden público una oportunidad para reconstruir un relato de ‘orden y progreso’ tan claro para la derecha chilena (…). Ven que en un escenario de polarización y voto voluntario la clave es llevar a votar a los ‘tuyos'». Es clave, añadió el analista, no olvidar que «con voto voluntario los políticos eligen a los electores, para eso construyen un relato de que lo que se necesita es orden, cuestión que ellos pueden garantizar. De paso, ponen un cortafuegos al avance de JAK en ese electorado. Buscan en definitiva conectar con esa emoción y sentimiento de ‘orden’ que parte de la población está demandando”.


La madrugada del 15 de noviembre –cuando se firmó el histórico acuerdo transversal para dar inicio al proceso constituyente– el senador Andrés Allamand (RN) prefirió no aparecer en la fotografía final del anuncio, a pesar de haber sido protagonista en las tratativas. La presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, sí estuvo en ese punto de prensa, pero su rostro delataba la disconformidad que tenía en ese momento. Dado el contexto de alta presión que imperaba esos días en medio del estallido social, con el fantasma de un golpe rondando de por medio, el acuerdo fue una medida de último minuto, pero ya entonces las señales eran claras: un sector importante del oficialismo no estaba de acuerdo con abrir la puerta para cambiar de cuajo la Constitución de 1980 elaborada por Jaime Guzmán en dictadura. Casi dos meses después de aquella noche, las posiciones en la derecha se han sincerado.

Ayer, ocho de los nueve senadores de Renovación Nacional anunciaron públicamente que, en el plebiscito del 26 de abril votarán por la opción de rechazo a una nueva Constitución. La UDI rápidamente se sumó al gesto y reiteró que se jugarán las cartas por la opción del No, lo que se suma a que el lunes Evópoli se declaró en «reflexión».

Esta semana se dio el escenario idóneo para encontrar la «justificación» perfecta. Se aprovechó el contexto de los desórdenes y el intento de boicot a la PSU, convocado por los secundarios, para sacar del sombrero la vieja pero siempre efectiva “carta del miedo”, como reconocieron ayer desde el seno de la propia coalición oficialista: al unísono la mayoría de Chile Vamos advirtió ayer que no están las garantías de paz social para cambiar las reglas institucionales, que ven imposible llevar a cabo un proceso de nueva Constitución bajo la amenaza de la violencia.

En la carta firmada por los senadores RN –con excepción de Manuel José Ossandón– se justifica la decisión  señalando que, a mediados de noviembre, solo se acordó apoyar el acuerdo y que se hizo “de buena fe. Con ello, pensábamos estar haciendo un aporte a la paz y a la seguridad del país, y al mismo tiempo, dar respuesta concreta a inquietudes planteadas por muchos ciudadanos”.

No fueron los únicos. El diputado Jaime Bellolio (UDI) –conocido por ser más propenso a los cambios– señaló a través de las redes sociales que “el silencio de la izquierda democrática frente a la violencia en las calles y ahora en las aulas, vulnera las garantías mínimas de nuestra democracia. En ese contexto, el proceso constituyente será un fracaso. Si no cambian el rumbo, plebiscito de abril se hace inviable”.

[cita tipo=»destaque»]En una jugada de último minuto para equilibrar las fuerzas, desde la directiva de RN se logró sacar en horas de la tarde una declaración de la mayoría de la comisión política en apoyo a la posición de Desbordes. En la misiva se precisó que “en Renovación Nacional estamos abiertos a acoger los cambios institucionales que la sociedad nos pide. Algunos han comprendido que estos se pueden conseguir con una reforma a la vigente Constitución. Nosotros, en cambio, pensamos que el momento histórico demanda de nosotros un cambio fundamental, acorde a los tiempos que vivimos. Estos cambios son tan sustanciales que a nuestro juicio no basta con seguir parchando el texto de la Constitución de 1980. Se requiere un nuevo pacto social y político que represente a todos los chilenos”.[/cita]

El panorama para la derecha tradicional es complejo. Las encuestas que ha realizado el Gobierno de manera privada estarían arrojando que la opción a favor de una nueva Constitución obtendría un 80% en el plebiscito del 26 de abril y que solo un 20% se inclinaría por el rechazo. Una brecha que, de concretarse en las urnas, dejaría muy poco margen de juego a los sectores más conservadores de Chile Vamos. A esto se suma que hay mucho ruido y tensión interna en el oficialismo, incluidas críticas a La Moneda por haber cedido en estos tres meses a mínimas convicciones, como la solidaridad en las pensiones, haber sido sobrepasados en la discusión de la Reforma Tributaria y la Ley de 40 horas, ítems considerados como “patrimonio de la izquierda”.

No fue casual que, conocida la carta de los senadores RN, el propio José Antonio Kast se frotara las manos y celebrase la decisión de sus exsocios de conglomerado: “Es una muy buena noticia para el país. Cada día que pasa, el sentido común se impone y más chilenos se van sumando al rechazo a esta Constitución impuesta por la fuerza y el chantaje”.

Desde Chile Vamos explicaron que no tenían más espacio para no salir a sincerar posiciones. Era necesario para neutralizar la extrema tensión desde las bases y con los sectores más extremos, como también por un tema de identidad, dado que la derecha atraviesa un complejo momento de convivencia interna.

El analista de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, dijo que el escenario «ha contribuido a que la derecha vaya sincerando sus posiciones. No tuvieron problema en firmar el acuerdo por la paz, pero como esa paz aún no llega, entonces decidieron abandonar el barco. Por otro lado, vemos un Gobierno prácticamente ausente y sin ánimo de restituir el orden público. En un escenario así, la ciudadanía comenzará a exigir la restauración de ese orden y ahí los partidos de derecha pueden cosechar apoyos». Morales agregó que «suena contradictorio que en un Gobierno de derecha que no es capaz de imponer el orden, sean precisamente los partidos de derecha los potenciales beneficiados, pero esto tiene una explicación simple: el Gobierno está con un 10% de aprobación y dejó de ser un interlocutor válido incluso para los partidos de su propia coalición”.

Una lectura similar a la que tiene el decano de la Facultad de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, quien aseguró que “los sectores más conservadores en RN y la UDI, aunque también en Evópoli, están viendo en los problemas de orden público una oportunidad para reconstruir un relato de ‘orden y progreso’ tan claro para la derecha chilena (…). Ven que en un escenario de polarización y voto voluntario la clave es llevar a votar a los ‘tuyos'». Es clave, añadió el analista, no olvidar que «con voto voluntario los políticos eligen a los electores, para eso construyen un relato de que lo que se necesita es orden, cuestión que ellos pueden garantizar. De paso, ponen un cortafuegos al avance de JAK en ese electorado. Buscan en definitiva conectar con esa emoción y sentimiento de ‘orden’ que parte de la población está demandando”.

En La Moneda señalaron que serán garantes del proceso y que cumplirán con lo exigido desde su sector, quienes explícitamente les pidieron abstenerse de posicionarse en una u otra opción, para así evitar abrir nuevos flancos en la interna. Una situación –reconocieron en Palacio– que no les fue de todo cómoda, pues restringió en gran medida su margen de maniobra durante los meses venideros.

Una excepción a esa norma establecida y comprometida con Chile Vamos fue el “cabo suelto” del ministro de Vivienda, Cristián Monckeberg –extimonel de RN–, quien señaló ayer que “yo soy optimista, no solamente de mi coalición, sino respecto de lo que viene por delante. Soy optimista de un proceso constituyente que perfectamente se puede llevar de buena manera si es que gana la opción ‘apruebo’”.

En La Moneda la lectura de lo que sucede en su conglomerado con el plebiscito de abril es simple y responde a que las bases de Chile Vamos estarían cada vez más cerca del NO y por eso, agregaron, entienden la postura del senador Allamand o que ahora su par de Evópoli, Felipe Kast, esté en reflexión. Incluso, algunos inquilinos de Palacio recalcaron que aquí no caben mucho las convicciones, sino más bien un tema de supervivencia política del sector, más aún cuando saben que el discurso contra la violencia ha permeado bastante y hay convicción respecto a que cada incidente mediático acorta la brecha entre el No y el Sí a la nueva Constitución.

La pelea de Desbordes

En noviembre, el presidente de Renovación Nacional, Mario Desbordes, era aplaudido transversalmente en el hemiciclo de la Cámara Baja, una vez firmado el acuerdo por la paz, pues su rol de “puente” fue considerado fundamental para lograr lo que para muchos parecía imposible, acercar las posturas de la UDI con el Frente Amplio y, de paso, considerar, con algún margen, las solicitudes de Palacio en medio del estallido social.

Las cosas hoy son distintas y más complicadas en la interna de RN y con el resto de la derecha. Que ocho de los nueve senadores de su partido y una amplia gama de diputados se hayan plantado públicamente en la vereda contraria a su posición frente al plebiscito, constituye una señal sin dos interpretaciones: “Se le buscó quitar el piso”. Ya había habido señales cuando en el consejo general del 14 de diciembre el extimonel Carlos Larraín señaló que votaría por la opción del No, palabras que no pasaron inadvertidas para nadie en el partido.

Dicen en RN que el ímpetu de Desbordes generó demasiados anticuerpos, tanto es así que un personero más cercano al mundo progresista de la tienda planteó que se cuadraría con el No, y no precisamente por nada relacionado con la violencia, sino lisa y llanamente porque considera que el timonel “se pasó mil 500 pueblos”.

Tras la arremetida de los senadores, Desbordes salió a poner paños fríos. “El partido se va a mantener unido, aun cuando haya diferencias de opinión. Y si gana el Sí, este partido va a liderar el trabajo en la centroderecha por ganar la constituyente (…). Existen posturas diferentes, como pasa en muchas de las familias de Chile, lo importante es que esas posturas se canalicen de manera respetuosa y con armonía”.

En una jugada de último minuto para equilibrar las fuerzas, desde la directiva de RN se logró sacar en horas de la tarde una declaración de la mayoría de la comisión política en apoyo a la posición de Desbordes. En la misiva se precisó que “en Renovación Nacional estamos abiertos a acoger los cambios institucionales que la sociedad nos pide. Algunos han comprendido que estos se pueden conseguir con una reforma a la vigente Constitución. Nosotros, en cambio, pensamos que el momento histórico demanda de nosotros un cambio fundamental, acorde a los tiempos que vivimos. Estos cambios son tan sustanciales que a nuestro juicio no basta con seguir parchando el texto de la Constitución de 1980. Se requiere un nuevo pacto social y político que represente a todos los chilenos”.

Los hermanos Ossandón son los grandes aliados del timonel RN: el senador y la diputada Ximena Ossandón. La parlamentaria ayer, a través de las redes sociales, sentenció que “mi sector está haciendo una campaña del terror contra nueva Constitución que no tiene ningún sentido. Negarse a construir una Carta que nos una, que sea democrática y participativa es amarrarnos las manos nosotros mismos #SiaNuevaConstitucion». Una declaración que le valió ser fustigada desde el seno de la bancada del partido.

Para Morales, lo que sucede en RN es que “se viene una crisis tremenda, su presidente se ha convertido en el principal agente de diálogo con la oposición, incluso, ha respaldado casi todas las propuestas que han venido de la oposición. Hoy sufrió un golpe bajo, pues 8 de los 9 senadores del partido ya se sumaron al rechazo. Desbordes intentó correr a RN hacia el centro, pero sus senadores tomaron una decisión distinta. Esto los amarra a la UDI y según lo que decida Evópoli, entonces la coalición vuelve a su estado original. De la nada, se está produciendo una reconstrucción de la derecha”.

En este sentido, Moreno subrayó que “en este escenario se reduce el margen para los liberales, en especial en RN. Desbordes es un obstáculo para la estrategia de los duros y su idea del ‘orden’. No hay que descartar que los fácticos  de RN –Larraín, Allamand– muevan sus piezas para sacar del juego al actual presidente. Esta ha sido una práctica en el sector y, tanto en RN como en la UDI, por lo tanto, es una ficha que estarán dispuestos a jugar. Ya tienen un relato, ahora solo les falta ajustar las piezas. En ese escenario, Desbordes es prescindible”.

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