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Crédito: Agencia UNO
La participación electoral del plebiscito será considerablemente mayor a la de la elección presidencial, incluso con voto voluntario, anticipa la encuesta Mori-Fiel difundida hoy. El sondeo también arroja un amplio apoyo a la nueva Constitución, con un 81% que se compone de gente de mayor edad y educación, y también de menores ingresos. Sin embargo, en cuanto al mecanismo las opiniones están divididas: la Convención Constitucional tiene un 47% y la Convención Mixta un 34%, tomando en cuenta sólo a quienes efectivamente votarán, aunque hay un segmento amplio de indecisos cercano al 20%. Asimismo, el 79% dice que el órgano constituyente debe tener paridad de género, y ante la consulta respecto en quién confía más para redactar la nueva Constitución, hay una desconfianza absoluta en los partidos políticos que sólo tienen un 7%.
Pese a la «campaña del miedo» instalada por cierto sector de la derecha, la ciudadanía tiene un alto interés en participar en el plebiscito constituyente del 26 de abril. Así lo confirmó una encuesta nacional de Mori hecha para la Fundación Fiel.
Un 78% responde que votará en el plebiscito (un 69% de la población en edad de votar manifiesta alta probabilidad de sufragar), lo que anticipa que la participación electoral del plebiscito será considerablemente mayor a la de la elección presidencial, incluso con voto voluntario.
“Ambos indicadores muestran que el plebiscito será una revolución participatoria donde la participación electoral será superior al 60% pudiendo llegar al 70% y más, si esto no cambia en los 90 días que quedan para ello”, señala la encuesta aplicada entre el 6 y el 15 de enero.
Tal como lo han hecho otros estudios, la encuesta también anticipa un resultado ampliamente favorable a una nueva Constitución. El 68% de la población en edad de votar dice que está por el “Sí” a una Nueva Constitución. Pero el resultado se eleva aún más cuando se consulta exclusivamente a quienes dicen que efectivamente van a sufragar: en este segmento, un 81% está por el apruebo.
El votante del “Apruebo “se compone de gente de mayor edad y educación, y también de menores ingresos. En términos políticos, el Sí se concentra en quienes están en el centro político (74%) y la izquierda (87%). En la derecha, solo el 39% aprueba.
Asimismo, el 84% de los que participan en las manifestaciones aprueban la nueva Constitución mientras que entre los que no participan es solo el 34%.
Con todo, hay esperanza en lo que pueda deparar la nueva Constitución, dado que el 56% dice que «ayudará a resolver las necesidades sociales que tiene Chile» y un 30% opina lo contrario.
Sin embargo, en cuanto al mecanismo, las opiniones están divididas, y de hecho hay un grupo en torno al 20% que no define su opción.
Tomando en cuenta sólo a quienes efectivamente votarán, la Convención Constitucional (Asamblea Constituyente) alcanza el 47% y la Convención Mixta (que incluye parlamentarios) un 34%, mientras un 19% no sabe/no responde.
Entre los que votan “Sí”, la fórmula de Convención Constitucional se impone con un 52%, mientras la Convención Mixta tiene un 35% de apoyo. En el grupo de quienes votan “No”, la opción favorita es la Mixta con 31% mientras la Convención Constitucional tiene un 29%, pero los indecisos se alza al 40%.
Luego, otro dato da luces sobre los integrantes del órgano constituyente al establecer que la confianza para redactar la Nueva Constitución está puesta en todos los que hoy no tienen poder político. Ante la consulta sobre en quién confía más para redactar la nueva Constitución, lidera la opción “expertos”, con 56%, mientras los partidos políticos cierran la lista con 7%. En esta línea, la opinión a favor de una constituyente paritaria es abrumadora: un 79% dice que este órgano tiene que estar constituido mitad por hombres y mitad por mujeres.
El sondeo también aborda otro tema que está en el debate, como lo es el voto obligatorio, con un 61% a favor de reponerlo.
En cuanto al perfil de los votantes, el estudio revela que a mayor edad y educación aumenta la participación electoral. En cuanto al segmento etáreo, los jóvenes son quienes tienen menos interés en votar, con 64% en el grupo de 18 a 25 años, cifra que se eleva a 89% en el segmento de los mayores de 61 años.
Asimismo, los que más votan son de clase media y no hay diferencia en la participación electoral por sexo, hombre y mujeres participan por igual, con 78% y 77%, respectivamente.
Otro dato que arroja el sondeo es que a medida que disminuye el ingreso y es más difícil llegar a fin de mes, aumenta la participación electoral y quienes no se clasifican en la escala izquierda derecha son los que menos votan.
El estudio financiado por la Fundación Friedrich Ebert también muestra la profundidad de la ruptura de la sociedad chilena mucho más allá del Gobierno y el Estado afecta nuestra visión de la historia y todos los ámbitos de la sociedad.
El estudio revela que un 68% apoya la democracia y 15% está satisfecho con ella. Pero hay una sensación ambiente de insatisfacción, y una demanda de más y mejor democracia, con un segmento amplio de “demócratas insatisfechos”. En tanto, un 16% se inclina por la opción de que “en algunas circunstancias un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático”.
La sensación de abusos también está instalada en el país, dado que en la consulta “diría usted que está muy satisfecho, más bien satisfecho, no muy satisfecho o nada satisfecho con el funcionamiento de la democracia en Chile”, un 90% cree que no hay igualdad ante la ley. Asimismo, un 83% señala que se gobierna para los grupos poderosos.
Así, hay algunos datos preocupantes. “La pérdida de autoridad del Estado es tan profunda que hay niveles altos de aprobación a protestas ilegales: cortar el tránsito 48%, hacer barricadas 33%, atacar a carabineros 16%. Estas son las que obtienen mayor aprobación. Al mismo tiempo, la aprobación de las acciones de la autoridad es baja. Solo el 29% aprueba el uso del carro lanza agua que es el que obtiene la mayor aprobación. Esto confirma un estado de anomia profunda. No hay reconocimiento a la autoridad. Si el Estado no logra recuperar el reconocimiento a la autoridad, difícilmente podrá recuperar el Estado de Derecho”, concluye el estudio.
