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Grupo de progresistas y liberales por el Apruebo lanza llamado por la “democracia institucional” y advierte por la irrupción de “anarquistas infantiles y reaccionarios provocadores” PAÍS Crédito: Aton

Grupo de progresistas y liberales por el Apruebo lanza llamado por la “democracia institucional” y advierte por la irrupción de “anarquistas infantiles y reaccionarios provocadores”

“Del Chile que tenemos al Chile que queremos” es el título de la declaración que suscriben, entre otros, el senador del PPD Felipe Harboe, la directora de Chile 21 Gloria de la Fuente, el exministro Marcelo Mena, el diputado DC Matías Walker, el analista político liberal Cristóbal Bellolio y el expresidente de Iguales, Luis Larraín Stieb, entre otros. En ella, enfatizan que “hoy nuestro país enfrenta el evidente ocaso del pacto social de 1980”, y en ese contexto “el Apruebo es el camino adecuado» para recuperar la paz social. Sin embargo, señalan que dicho camino debe ceñirse estrictamente al marco institucional, apegándose a las reglas del juego, y advierten que en el futuro “las grandes luchas no serán necesariamente entre derechas e izquierdas sino entre una democracia de caudillos o una democracia institucional”.


Una declaración llena de claves políticas, que pone el foco en la necesidad de que Chile cuente con una nueva Constitución, pero que al mismo tiempo advierte sobre el “populismo” promovido desde los dos extremos del arco político, emitió un grupo de personalidades tanto del mundo progresista como liberal.

La declaración “Del Chile que tenemos al Chile que queremos” lleva las firmas del senador PPD Felipe Harboe; la consejera del Consejo para la Transparencia y directora de Chile 21, Gloria de la Fuente; el exministro Marcelo Mena; el diputado DC Matías Walker Prieto; el analista político liberal Cristóbal Bellolio; el expresidente de Iguales, Luis Larraín Stieb; además del abogado José Gabriel Alemparte; el exembajador Francisco Cruz F.; la exsubsecretaria Jimena Jara; la académica de la Universidad Alberto Hurtado y abogada Miriam Henríquez, la consejera del Colegio de Abogados Elisa Walker Echeñique y el abogado y académico de la Universidad Católica, José Francisco García.

En el texto, advierten que “hoy nuestro país enfrenta el evidente ocaso del pacto social de 1980”, dado que la actual Constitución es sinónimo de divisiones e ineficaz como modelamiento de las relaciones institucionales”. Y sostienen que para recuperar la paz social “el Apruebo es el camino adecuado, sin imposiciones, con argumentos”, fijando así su posición de cara al plebiscito constituyente del 25 de octubre.

Sin embargo, señalan que dicho camino debe ceñirse estrictamente al marco institucional, apegándose a las reglas del juego. “Con la misma fuerza que trabajaremos para tener un nuevo texto constitucional, creemos que el marco de actuación de todos debe ser dentro de las reglas, nunca fuera de ellas, ya que la historia republicana nos recuerda que cuando se ha jugado al margen de las normas, las consecuencias las ha pagado la democracia y sus ciudadanos y no queremos eso para Chile. Todo dentro de la Constitución y nada fuera de ella”, sostienen.

“Porque hasta los cambios revolucionarios necesitan instituciones para trascender. Hasta las revoluciones se hacen para vivir constitucionalmente. No podemos patear tableros y derribar muros si lo que pretendemos es generar reformas sólidas, legítimas y perdurables en el tiempo”, señalan.

“El populismo hoy está dentro de casa”

En ese contexto lanzan una advertencia por el “populismo” que a su juicio reina en el país, un concepto instalado desde el Gobierno y la derecha para cuestionar las actuaciones de algunos sectores políticos e incluso el Congreso.

“El populismo que golpeaba nuestra puerta hace algunos años, hoy está dentro de casa invadiendo transversalmente el debate político y social, y debemos enfrentarlo con serenidad e inteligencia. Con diálogo serio, responsable y respetuoso de las diferencias. Con propuestas basadas en la evidencia y con audacia suficiente para impulsar transformaciones que mejoren la condición de vida de una gran mayoría de nuestra sociedad”, declaran.

En ese marco, apuntan a los extremos, señalando que  desde el estallido social hemos visto un Chile perplejo. Con grupos de anarquistas infantiles por un lado y reaccionarios provocadores por otro, que abrazan una idea igualmente distorsionada de la realidad: Los primeros la derrumban y los segundos la inmovilizan”.

A juicio de los firmantes, la discusión del “Chile que queremos” apunta a que “las grandes luchas no serán necesariamente entre derechas e izquierdas sino entre una democracia de caudillos o una democracia institucional, entre proyectos colectivos sostenibles donde la ciencia, la tecnología y la academia tengan mucho que decir, y aquellos que prometan soluciones fáciles e inmediatas a problemas complejos, en medio de esta revolución digital, social y cultural que enfrentamos (…). Una lucha entre las libertades públicas y los guardianes del statu quo”.

Al finalizar, plantean que “queremos un Chile con vocación de convencer e incorporar, en lugar de vencer a quien piensa distinto. Un Chile innovador, sostenible, inclusivo, con líderes sencillos y cercanos que tiendan puentes entre nuestro pasado y las demandas del futuro, que vemos día a día en la calle, especialmente después de octubre del 2019”.

  • Revise la declaración completa a continuación:

“Del Chile que tenemos al Chile que queremos”

Los firmantes nacimos o crecimos en dictadura y comenzamos a votar con nuestra mayoría de edad en democracia. Muchos no pudimos hacerlo en el Plebiscito de 1988, pero si tenemos la conciencia histórica de lo que estaba en juego.
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Hoy nuestro país enfrenta el evidente ocaso del pacto social de 1980. La actual Constitución no da cuenta de la realidad política, cultural, social, territorial ni valórica del Chile de hoy, ni menos lo será del que viene. La actual Constitución es sinónimo de divisiones e ineficaz como modelamiento de las relaciones institucionales.

Por su parte el crecimiento y el desarrollo son condiciones esenciales que debemos asegurar, pero suponen una paz social que hoy está en entredicho. Necesitamos recuperarla y para ello el “Apruebo” creemos es el camino adecuado, sin imposiciones, con argumentos.

Pero con la misma fuerza que trabajaremos para tener un nuevo texto constitucional, creemos que el marco de actuación de todos debe ser dentro de las reglas, nunca fuera de ellas, ya que la historia republicana nos recuerda que cuando se ha jugado al margen de las normas, las consecuencias las ha pagado la democracia y sus ciudadanos y no queremos eso para Chile. Todo dentro de la Constitución y nada fuera de ella.

Porque hasta los cambios revolucionarios necesitan instituciones para trascender. Hasta las revoluciones se hacen para vivir constitucionalmente. No podemos patear tableros y derribar muros si lo que pretendemos es generar reformas sólidas, legítimas y perdurables en el tiempo.

La salida no será fácil, menos en pandemia, ni la encontraremos de la mano de los estridentes, vociferantes o los que tienen respuestas rápidas a problemas estructurales.

El populismo que golpeaba nuestra puerta hace algunos años, hoy está dentro de casa invadiendo transversalmente el debate político y social, y debemos enfrentarlo con serenidad e inteligencia. Con diálogo serio, responsable y respetuoso de las diferencias. Con propuestas basadas en la evidencia y con audacia suficiente para impulsar transformaciones que mejoren la condición de vida de una gran mayoría de nuestra sociedad.

Desde el estallido social hemos visto un Chile perplejo.
Con grupos de anarquistas infantiles por un lado y reaccionarios provocadores por otro, que abrazan una idea igualmente distorsionada de la realidad: Los primeros la derrumban y los segundos la inmovilizan.

Hay que recuperar la convergencia, el espacio común pero sin perder la ambición del cambio y la transformación.

Y se puede.

Chile cambió y para avanzar debemos reunirnos sin rencores por lo dicho, lo hecho o que dejamos de hacer y alinear objetivos comunes: la derrota de la pobreza y la desigualdad, la protección social y el crecimiento sustentable en la era de una economía moderna, digital y más que nunca abierta al mundo.

Debemos ser capaces de resolver pragmáticamente la tensión entre tradición y necesidad de cambio, tal como lo han hecho líderes mundiales en este nuevo orden global.

Estamos convencidos de que éste es el reto de Chile y que las grandes luchas no serán necesariamente entre derechas e izquierdas sino entre una democracia de caudillos o una democracia institucional, entre proyectos colectivos sostenibles donde la ciencia, la tecnología y la academia tengan mucho que decir, y aquellos que prometan soluciones fáciles e inmediatas a problemas complejos, en medio de esta revolución digital, social y cultural que enfrentamos.

Una lucha entre las libertades públicas y los guardianes del statu quo.

Queremos un Chile con vocación de convencer e incorporar, en lugar de vencer a quien piensa distinto.

Un Chile innovador, sostenible, inclusivo, con líderes sencillos y cercanos que tiendan puentes entre nuestro pasado y las demandas del futuro, que vemos día a día en la calle, especialmente después de octubre del 2019.

 

– Felipe Harboe
– José Gabriel
Alemparte
– Francisco Cruz F.
– Gloria de la Fuente
– Marcelo Mena
– Jimena Jara
– Matías Walker Prieto
– Luis Larraín Stieb
– Cristóbal Bellolio
– Miriam Henríquez
– Elisa Walker Echeñique
– José Francisco García

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