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El ajedrez presidencial de la oposición: la presión por primarias amplias y los cálculos de los candidatos tras la irrupción del «factor Boric» PAÍS

El ajedrez presidencial de la oposición: la presión por primarias amplias y los cálculos de los candidatos tras la irrupción del «factor Boric»

La irrupción del diputado por Magallanes provocó un reajuste en los análisis internos de la oposición con miras a las primarias del 4 de julio. Si bien el discurso público sigue siendo el de una elección amplia de todos los sectores para zanjar un solo abanderado, cada quien mira con recelo no solamente que el FA ponga una nueva ficha en el tablero presidencial, sino también el perfil transversal de Boric, que puede mascar votos a todos. Los resultados de las elecciones del 10 y 11 de abril pueden ser un elemento clave en la discusión del mecanismo, mientras que en la centroizquierda ronda el fantasma de quedar terceros en un escenario de tres primarias simultáneas.


Nadie en la oposición quedó ajeno a la irrupción del diputado Gabriel Boric en la carrera presidencial, después que el miércoles en la noche su partido, Convergencia Social, decidiera ungirlo como abanderado y que el resto de las colectividades del Frente Amplio (FA) estén a un tris de sumarse. Las aguas opositoras rápidamente se agitaron, porque el nombre y características del parlamentario por Magallanes lo hacen a todas luces competitivo, como lo reconocen de príncipe a paje, lo que tensiona el escenario en el sector y, a la vez, imprime presión real al debate por la realización de primarias amplias para definir quiénes estarán efectivamente en la papeleta en la primera vuelta de noviembre.

Al preguntar por Boric fuera de las murallas del Frente Amplio, en los distintos sectores de la oposición dijeron que era un político virtuoso, que tiene capital político, que va a unir al FA y le dará continuidad a su coalición. No solo eso, a favor del diputado de 35 años juega el hecho de que consolida un liderazgo generacional, un mundo del electorado que no había tenido a uno de sus suyos en la disputa presidencial.

Es más, no son pocos en la oposición los que ven a Boric como altamente competitivo, casi el único que puede pelear «de tú a tú» con el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC) –que lidera las encuestas hasta ahora–, porque tiene un discurso político sólido y la característica de generar puentes con la centroizquierda.

“Boric entiende mejor que los pactos y los acuerdos (como los del 15N) son importantes, porque no hay otro procedimiento para generar cambio social profundo y duradero. Comprende mejor que sus otros socios del FA que el costo del no acuerdo es muy alto, ya que mantienen el statu quo. En definitiva, para él los desacuerdos son más conservadores que los acuerdos. Eso lo deja en una condición de puente con el mundo de la centroizquierda para posibilitar un entendimiento electoral, parecido a lo que desgravó la crisis política en España cuando Pablo Iglesias (a quien Boric admira y sigue) pactó con Pedro Sánchez”, recalcó el analista Marco Moreno.

[cita tipo=»destaque»]Un debate que se parece bastante a un baile de máscaras, porque no todas las declaraciones públicas reflejan la realidad de las cuentas e intereses tras bambalinas, pero que ninguno de los partidos podrá esquivar por mucho tiempo. El analista y director de TúInfluyes, Axel Callís, afirmó que «si hay un resultado porcentual de votos importante en las elecciones del 11 de abril a nivel de constituyentes y concejales (el doble de la derecha), es un factor que va a pesar. Eso puede cambiar el escenario e influir. Puede que los números impongan una realidad y una decisión a los partidos de oposición».[/cita]

No por nada, los distintos comandos de los restantes candidatos de oposición ya sacaron sus calculadoras para ver cuántos votos podría «mascarles» el exdirigente estudiantil.

Es que desde la propia centroizquierda reconocieron que hay un mundo exconcertacionista y de la otrora Nueva Mayoría de carácter “culposo” y crítico, también cansado de las mismas figuras de siempre y la falta de un proyecto político, que está en la franja entre el FA y el PS, para quienes Boric podría resultar una opción «atractiva y novedosa», un sector que mira bien el discurso unitario del diputado y tiene resistencia al discurso separatista de Jadue.

Talón de Aquiles

A pesar de sus atributos, no todo es un lecho de rosas para Boric, ya que su principal talón de Aquiles está precisamente en el frente interno, en su propia coalición. Los últimos tres años el Frente Amplio –RD, Comunes, Convergencia Social, UNIR y Fuerza Común– ha pasado de crisis en crisis, ha sufrido divisiones internas, renuncias y choques internos entre sus figuras, ya no es el mismo conglomerado «novedoso y fresco» del 2017, que venía a renovar la política.

Aparte de eso, si bien es casi un hecho que, de aquí al 23 de marzo, Revolución Democrática también ungirá al diputado como su abanderado, para nadie resulta un misterio que el FA tiene fuerzas y algunas bases bien «puristas», que no ven con buenos ojos ningún tipo de diálogo o entendimiento con la centroizquierda, los mismos que acusaron al nuevo presidenciable de «traición» por haber sido parte del acuerdo del 15 de noviembre del 2019 que dio inicio a la ruta constituyente, que quiere garantías de un proyecto político que “supere el neoliberalismo”.

A eso se suma otro tema complicado. El presidente del movimiento UNIR, el ex-PS Marcelo Díaz, no ha dado señales de querer dejar la competencia presidencial. Al contrario, después que se ungiera a Boric como abanderado, ayer jueves señaló –en una entrevista en CNN– que “nosotros hemos ratificado nuestra voluntad de encontrar un mecanismo para dirimir nuestra candidatura presidencial (…), lo hemos dicho desde el comienzo, desde el día que se proclamó mi precandidatura, nos parece que el mecanismo más apropiado es una primaria abierta y ciudadana”.

La posición del exvocero del segundo Gobierno de Michelle Bachelet tensiona al FA, porque mayoritariamente ven imposible realizar unas primarias internas previas a las del 4 de julio, pues consideran que no hay tiempo para ello y, además, constituye un “gasto innecesario de recursos». En el FA dicen que la sola condición de ex-PS de Díaz lo inhabilitaría ante las bases frenteamplistas para representarlos, pero hay preocupación de que el parlamentario de UNIR insista y trate de forzar una definición interna con miras a intereses de su agenda personal más que por los imperativos políticos que hoy urgen al sector.

Al respecto, el diputado Miguel Crispi (RD) señaló a El Mostrador que “hay distintos mecanismo, se podrían hacer consultas, pero llevar a ambos candidatos a una primaria creo que sería un error. Hay una conversación entre Convergencia Social y UNIR en conjunto con la mesa nacional, que tiene que resolverlo. Yo espero que eso se resuelva de buena manera y tengamos una candidatura única lo antes posible”.

Aún se debe despejar el tema de las firmas. Boric tendría que recolectar 24 mil de ellas para que sustenten su candidatura antes de mayo, que es la fecha de inscripción para las primarias, ya que Convergencia Social no está inscrito en todas las regiones del país, solo en cinco. Si RD lo proclama, en el FA consideran que podría ser inscrito por ellos, pero el asunto no está zanjado todavía, a pesar de las conversaciones con el Servel.

Conscientes de los problemas, en el Frente Amplio –y en el resto de la oposición coinciden en ello– el hecho de no restarse y plantar en la carrera presidencial un nombre competitivo como Boric, uno de los fundadores de la coalición, no sólo ayudará a aglutinar al sector, sino que también permitirá visibilizar un discurso con mínimos comunes no “tan confuso” como el que suele escucharse hasta ahora. A eso se refieren en la centroizquierda cuando hablan que la candidatura del parlamentario de 35 años es pura ganancia para su conglomerado, porque viene a dar continuidad y aire al proyecto del FA.

Derrota histórica

Aunque en la centroizquierda sus candidatos presidenciales –Paula Narváez (PS), Heraldo Muñoz (PPD), Ximena Rincón (DC) y Carlos Maldonado (PR)– llevan semanas cruzando declaraciones y opiniones sobre el mecanismo para definir un abanderado único del sector, ahora con Boric en carrera se instaló de lleno el debate de las primarias amplias, unas que vayan desde la DC hasta el Frente Amplio, incluido el PC.

Un debate que se parece bastante a un baile de máscaras, porque no todas las declaraciones públicas reflejan la realidad de las cuentas e intereses tras bambalinas, pero que ninguno de los partidos podrá esquivar por mucho tiempo. El analista y director de TúInfluyes, Axel Callís, afirmó que «si hay un resultado porcentual de votos importante en las elecciones del 11 de abril a nivel de constituyentes y concejales (el doble de la derecha), es un factor que va a pesar. Eso puede cambiar el escenario e influir. Puede que los números impongan una realidad y una decisión a los partidos de oposición».

El analista político Víctor Maldonado, agregó que “la candidatura de Boric aumenta el reto político de buena calidad, unifica al FA, le da una imagen de renovación, permite una primaria atractiva, basada en el carisma de sus participantes. Para que la centroizquierda haga algo similar y mejor, se necesita que, a todas las características de buenos candidatos, sumarle un proceso ordenado y unificación de una sola primaria, le incorpore también el hecho de que se tiene una coalición capaz de gobernar y de ser mayoría en todas las elecciones que se van a hacer, y que se harán hasta la presidencial. O se hace la diferencia o va a ser superado por imagen pública”.

En la oposición ronda el peso de tratar de ser competitivos ante la derecha, que está casi segura que se quedará con el poder cuatro años más, pero también barajan otros elementos a la hora de hablar de primarias. Uno que es clave es el temor que se ha instalado en la centroizquierda de sufrir una derrota histórica y quedar terceros, en un escenario en que el 4 de julio se realicen 3 primarias: la de ellos, la de Chile Vamos y la del FA con el PC.

La preocupación se sustenta en que se estima que la derecha por sí sola podría movilizar a más de un millón y medio de sus electores, mientras que la frescura, competencia y novedad que significaría en el mundo opositor tener que decidir entre Daniel Jadue y Boric –y circunstancialmente Pamela Jiles– transformaría aquella contienda en una mucho más atractiva y competitiva que la de la centroizquierda.

Si bien es una mirada fatalista, en la centroizquierda dicen que es «con los pies en la tierra” y que, de concretarse los temores,  significaría “un verdadero desastre”, considerando que el sector tiene más votos, más escaños tanto en el Parlamento como en los municipios, y una mayor base militante. Sería –advirtieron– la peor crisis del sector en 30 años, “mayor aún de lo que fue la derrota de Frei el 2009” y un “total fracaso” de toda la actual dirigencia.

A pesar de ese riesgo, la idea de una primaria amplia tampoco es algo con lo que comulgan todos en la oposición. Y es que, por más que se insiste en instalar la idea de que todos –menos la DC– estarían por ir unidos a la primaria, la realidad es que la historia se repite, y siguen siendo los intereses particulares, por sobre un propósito común, la explicación de la imposibilidad de aunar criterios al respecto.

Un influyente personero del sector afirmó que, ante el panorama actual de división de aguas en la oposición, «nadie sería tan loco de hacer la primaria amplia con todos”.

Las razones son varias y los cálculos múltiples. En el caso del PS, desde la interna confesaron que ven “imposible” aceptar competir en primarias con Jadue ante el riesgo de que la tienda dirigida por el senador Álvaro Elizalde se desfonde, ya que algunos afirman que las bases miran con muy buenos ojos la propuesta del alcalde de Recoleta y ahora también a Boric, lo que podría significar “un suicidio político”.

Esta posición –que aseguraron “jamás se va a hacer pública”– choca con el discurso de su candidata presidencial, quien no solo ha apelado a las primaras amplias y sin exclusiones, sino que a eso agregó un gesto que incomodó a varios en su partido, el “guiño” que le hizo al mundo frenteamplista en la entrevista que dio el domingo 14 de marzo en El Mercurio: “Tengo el más alto aprecio por el Frente Amplio (…), espero que podamos confluir en proyecto común”, dijo. Si bien no habla de Jadue, los entendidos señalaron que es un escenario “imposible” el pensar en primarias con el FA y sin el PC, por lo que “hizo correr la pelota” y sembró un escenario posible ante el recato existente al interior de su propio partido.

En el caso de la Democracia Cristiana, la colectividad más reticente a una primaria que considere al Partido Comunista, los cálculos apuntan a que, de competir contra un candidato único del PS y el PPD, se perdería; que si van Muñoz y Narváez, el escenario para Rincón se torna más competitivo y que mejora más aún si se suma al radical Maldonado.

En la falange insisten en explicar la reticencia a una primaria amplia de toda la oposición argumentando que el electorado democratacristiano “no entendería ir a competir donde todos, menos la DC, son de izquierda”.

Una mirada distinta a la que tienen en el comando de su abanderada. Es más, en el entorno de Rincón afirmaron que «la estantería de la senadora» está en las bases del partido y en los sub-45, los que no tendrían trauma para abrirse hacia la izquierda y que la propia abanderada tampoco, que en ese espacio no “existiría complejo”. La piedra de tope está –recalcaron– en la directiva que encabeza Fuad Chahin y en los “5 diputados que votan siempre con la derecha”.

Es más, aseguraron que a Rincón le convendría una primaria amplia, la competencia abierta.

En la centroizquierda precisaron que la clave estaría en que el FA y el PS se pusieran de acuerdo en una primaria amplia, porque con ello Jadue –que no miraría con malos ojos la fórmula– y “el resto de los partidos se tendrían que cuadrar”. El problema de la DC se solucionaría invitándolos a participar, dejando la decisión en sus manos y “si se niegan y restan, el costo lo pagan ellos”, indicaron, ya que sufrirán el mismo síndrome que con la campaña de Goic: el fracaso del camino propio.

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