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Ministro de Salud con el agua hasta el cuello: las razones del irritable señor Paris PAÍS

Ministro de Salud con el agua hasta el cuello: las razones del irritable señor Paris

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Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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«Si me están amenazando con una acusación constitucional, bueno, tienen todo el derecho (…). Reconozco la diferencia entre los poderes del Estado y respeto profundamente a la Cámara de Diputados, sin embargo, no me tratan a mí de la misma manera», dijo ayer el ministro de Salud, en una suerte de contrapunto con el trato que reciben otros ministros del Gobierno, en una muestra más de que Paris ya perdió la paciencia. A la par del deterioro de su relación política con el resto del Ejecutivo, especialmente con el Presidente Piñera, con quien el trato dista mucho de ser fluido, la irritabilidad del titular del Minsal estaría reforzada por el fantasma del exministro Jaime Mañalich, el que –según fuentes de La Moneda– no tendría nada de fantasma, ya que seguiría siendo a quien escucha el Mandatario en materia de salud. Algo que terminaría de dar la razón a la presidenta del Colmed, quien hace unos días, y fuera de todo tipo de protocolo, afirmó que el ministro Paris «no corta ni pincha».


“Yo lo lamento mucho, pero a mí me invitaron hasta la una, postergamos hasta la una y media, me causa mucho problema tener que retirarme, pero yo le pido todas las disculpas”, dijo el ministro de Salud, Enrique Paris, a la diputada Andrea Parra (PPD), presidenta de las comisiones unidas de Gobierno Interior y Constitución, instancia que se articuló para analizar el proyecto de postergar las elecciones de abril en cinco semanas, para los días 15 y 16 de mayo.

La diputada Parra aprovechó la ocasión para expresar su molestia con el Gobierno. La reunión se había extendido por más de tres horas y, antes que Paris quedara como el único ministro en la Sala, estuvieron presentes el titular del Interior, Rodrigo Delgado, y de la Segpres, Juan José Ossa, pero dejaron la instancia para alcanzar a llegar al consejo de gabinete extraordinario convocado por el Presidente Piñera, que se extendió justamente entre la 13:30 y las 15:30 horas.

Entonces, Paris se llevó el “reto” de la diputada PPD. “Veo que finalmente lo dejaron solo, ministro. Se fue el ministro Ossa. Todos los ministros arrancaron y hoy día no tenemos al Ejecutivo presente. Por lo tanto, quiero decirle con toda franqueza que no nos pidan comprensión entonces al Congreso. Si el Ejecutivo no se toma en serio esto y no se da cuenta que estamos vigilando la salud de la democracia, y tenemos que discutir esto con seriedad y se retiran en mitad de una sesión tan relevante como esta, bueno, no tengo más que decir”.

Paris, agotado por una semana para el olvido, no quiso seguir escalando en la discusión y se retractó de la intención para retirarse. “No estoy ninguneando a nadie y estoy escuchando y contestando todo lo que se me ha preguntado, estimada diputada. Así que me voy a quedar”, dijo y efectivamente se quedó conectado a la sesión.

Palabras hirientes

“El ministro pasa hoy por su peor momento, más que por los indicadores de la pandemia, por su deteriorada relación política con el resto del Gobierno”, asegura un asesor del Minsal. Además de ser un momento con las peores cifras de la pandemia –ayer, por quinto día consecutivo, los contagios diarios superaban los 7 mil casos y la capacidad hospitalaria de camas críticas seguía al límite–, la figura de Paris ha sido cuestionada respecto a ser el verdadero conductor de las medidas contra la pandemia. Eso, según afirman en el ministerio, es lo que mantiene a Paris con una irritación que explota al primer roce. Ya ocurrió la semana pasada, el miércoles, cuando estaba en el grupo convocado por el Senado para analizar la gestión de la pandemia. Entre las invitadas estaba la presidenta del Colegio Médico (Colmed), Izkia Siches, en lo que fue el primer encuentro entre ambos después de que en un podcast la doctora se refiriera al ministro como un “buen soldado”, pero “que no pesa nada”, entre otras frases polémicas, por las cuales pidió disculpas.

Pero las disculpas no surtieron todo el efecto de borrar la sentida molestia de Paris, que apenas pudo la hizo notar, cuando Izkia Siches le cedió parte de su tiempo al médico de la Universidad Católica, Gabriel Rada. Antes de que el profesional empezara a hablar, el ministro intervino. «Perdone que interrumpa, presidenta», dijo, refiriéndose a la senadora Yasna Provoste, y prosiguió: «Pero si a mí se me hubiese advertido que yo podía traer asesores o conectar gente del Ministerio de Salud, lo hubiese hecho. A mí se me invitó solamente a mí, personalmente, y no sé por qué se le da la palabra a otras personas, que tienen todo el derecho a intervenir, pero debería haber justicia y nosotros como Ministerio de Salud también podríamos haber traído a otros expertos. Yo encuentro que aquí no es justo el trato que se nos está dando», se quejó.

Y tampoco dejó pasar lo que reconoció públicamente como “palabras hirientes” de Siches y que, de acuerdo a sus cercanos, más le molestaron. «Lo reconozco, hemos cometido errores que a lo mejor han causado dolor en muchas familias, y les pido perdón, pero hemos hecho todo lo posible por hacer las cosas de la mejor manera posible. Nosotros sí hemos escuchado a todas las comunidades y yo sé perdonar cuando una persona me hiere, me ningunea o me dice que no peso nada, sé perdonar. Debemos trabajar todos en conjunto por el futuro de Chile», expresó el titular del Minsal.

Vocación de poder

Enrique Paris Mancilla fue al colegio jesuita San Francisco Javier de Puerto Montt, como estudiante participó en la pastoral del establecimiento y pensó en ser misionero jesuita si no quedaba en Medicina. Pero a comienzos de los 70 se inscribió para estudiar Biología en la Universidad Católica, para, luego, cambiarse por dentro a Medicina. En esos años vivió en la pensión para estudiantes Cardenal Caro, donde lo sorprendió el Golpe de Estado. En ese establecimiento también vivió el exministro Enrique Correa.

Luego de un paso como médico general de zona en Chiloé, volvió a Santiago para completar su especialidad de pediatría en el Hospital Luis Calvo Mackenna. En 1984, aprendió francés cuando viajó a Bélgica para cursar una especialidad en cuidados intensivos pediátricos en la Universidad Católica de Lovaina. Paris también realizó en Estados Unidos una especialización en Toxicología en la Universidad de Georgetown. Al igual que Lovaina, esta casa de estudios en Washington es católica y está ligada a los jesuitas.

Aunque no milita en ningún partido, y quienes lo conocen han repetido en relación con su perfil político que “su partido es el de los médicos”, Enrique Paris, desde el comienzo de su carrera profesional, ha tenido una vocación de poder. Al regresar a Chile, volvió al Hospital Calvo Mackenna, pero se fue a los pocos meses porque no obtuvo el cargo que esperaba como jefe de la UCI. Después trabajó en pediatría en el Hospital Clínico de la Universidad Católica y fue jefe, al fin, de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Sótero del Río.

Pero el salto hacia los medios de comunicación masiva vendría a partir de 1992, cuando fue uno de los médicos que fundó el Centro de Toxicología de la Universidad Católica (CITUC). Paris fue director de ese centro por 25 años y, con su tono de académico pausado, sería incorporado al panel de «Buenas Tardes Eli», el programa de servicio más visto de esa época, y en adelante, invitado recurrente de matinales y noticieros al momento de hablar de temas médicos.

Ligado a través de su familia a la Democracia Cristiana, el primer acercamiento de Paris a la directiva del Colegio Médico fue junto al médico Juan Luis Castro, actual diputado PS, quien en 2002 necesitaba armar una lista transversal para ganar la presidencia del Colmed, en rigor un enlace con los médicos de la Universidad Católica, que por ese entonces votarían por su rival, Emilio Santelices.

Ganaron. Y Paris con Castro estuvieron en la directiva del gremio durante seis años. Y aún mantienen un gran aprecio mutuo. Hasta 2009, a Paris se le podía identificar con la centroizquierda. Colaboró con el Minsal en los gobiernos de Lagos y Bachelet uno. Entre sus amigos de ese lado de la vereda, se halla el exministro Álvaro Erazo (PS) y la exministra Helia Molina (PPD). Pero el distanciamiento de Paris con la centroizquierda coincide justo con el declive de la antigua Concertación. En 2009, Paris se habría alejado de la familia Frei, que cuestionó el accionar de dos de sus médicos amigos involucrados en la autopsia al ex Presidente Eduardo Frei Montalva. En esa época Paris cometió un grave error al decir en la prensa que “las muestras de los restos del Presidente Frei Montalva están en la caja fuerte del decanato”, refiriéndose a la Facultad de Medicina de la UC. Esas muestras en realidad no existían y Paris debió disculparse.

Perfil televisivo

En 2011, ganó la presidencia del Colegio Médico, ocupando el cargo hasta 2017. Su lista de “continuidad” fue derrotada por la doctora Izkia Siches. La relación entre ambos, aunque respetuosa, nunca ha sido del todo fluida. Si bien Siches, cuando Paris asumió como ministro en junio del año pasado, le expresó públicamente su apoyo, los roces entre ellos comenzaron antes, en abril del año pasado, en la quinta reunión de la Mesa Social Covid. En ese encuentro, Paris le pidió explicaciones a la doctora Siches, quien en una entrevista se había quejado de que el Gobierno no escuchaba al Colmed y lo hacía participar “de una forma más bien cosmética”.

Enrique Paris, que todavía no era ministro de Salud –aunque había participado en el equipo de campaña de Piñera en el área salud, el Presidente optó por Emilio Santelices y luego por Jaime Mañalich para encabezar la cartera–, reaccionó molesto por las palabras de la presidenta del Colmed que cuestionaban el manejo sanitario del Gobierno. Ella cuestionó –según versiones sobre el encuentro– la “representatividad” de las personas que conformaban la mesa, y esto irritó a Paris al punto de amenazar con retirarse del grupo.

Sin embargo, luego de hablar con el entonces ministro del Interior, Gonzalo Blumel, finalmente no lo hizo. “Enrique siempre quiso ser ministro y esperó con mucha paciencia, con mucho diálogo que llegara su momento, creo que no se esperaba que el cargo fuera tan ingrato”, dice un parlamentario amigo del titular de la cartera de Salud. En efecto, luego de la salida de Jaime Mañalich, al fin Enrique Paris conseguía el puesto que tanto anhelaba, en junio del año pasado.

Las cosas empezaron bien, ampliamente reconocido por la gente, gracias a su constante aparición en televisión y las redes transversales que tejió a lo largo de su trayectoria profesional y gremial, parecían representar una garantía de que el manejo de la pandemia iba a ser distinto.

Paris empezó con un 61% de aprobación, situándose como el ministro mejor evaluado, según la encuesta Cadem de julio del año pasado. Pero a poco andar se encontró con los problemas dentro y fuera del ministerio. El ministro se encontró con una serie de operadores políticos que respondían a la directivas de los partidos oficialistas al interior del ministerio, y que no pudo sacar. De a poco su relación con los gremios de la salud fue decayendo, hasta llegar al estado terminal en que se encuentra hoy. Paralelamente, sus recomendaciones no son del todo escuchadas en el Gobierno.

De acuerdo a fuentes del ministerio, desde el punto de vista sanitario, Paris siempre estuvo de acuerdo con postergar las elecciones, pero cuando el Gobierno aún no fijaba una posición, él, como buen subalterno, salió a defender la necesidad de mantener la fecha en abril. También, cuando los especialistas pedían cuarentena, aunque como experto, Paris la encontraba una medida razonable, y afirmó públicamente que era “fácil desde el Olimpo pedir lockdown, además con palabras en inglés que la gente no entiende (…). Chile no tiene un sistema adecuado de seguridad social. Si aquí toda la gente tuviese un ingreso asegurado en el caso de una pandemia o en el caso de una cuarentena”, dijo. Ayer en las comisiones unidas del Congreso, a propósito de la idea de postergar las elecciones, Paris aclaró que “me refería al Estado de Chile, pero lamentablemente mis palabras fueron tergiversadas y se difundieron en redes sociales para perjudicarme. Pero, bueno, así es la política. Lo acepto”, afirmó, conectado desde La Moneda con la instancia parlamentaria.

La distancia con Piñera

Su relación con el Presidente Sebastián Piñera nunca ha sido de amistad sino estrictamente profesional, pero –según afirman en el Minsal– hoy la comunicación entre ambos “es cada vez más difícil, el Presidente lo escucha poco”, señala un cercano a Paris en el ministerio. De esta forma se entienden sus gestos para congraciarse con Piñera, como el halago a su discurso durante el reporte de la epidemia el sábado. “El ministro no se quiere ir, obviamente, pero hoy tienen más peso los asesores de La Moneda que él”, reconocen en el Minsal. En La Moneda hay molestia porque Paris no ha sabido capitalizar el éxito en el proceso de vacunación y tampoco explicar bien las causas del aumento en los casos y, en la práctica, el descontrol de la pandemia. Tampoco ha logrado evitar que surjan más problemas, como el instructivo sobre licencias médicas que la subsecretaria Paula Daza debió salir a rectificar –luego de que el propio ministro de la Segpres dijera que debía ser modificado–, respecto al verdadero sentido del decreto que establecía que los trabajadores contactos estrechos o asintomáticos de COVID “podían elegir” seguir trabajando y no estaban obligados a hacerlo, como se entendió en primera instancia. En el Minsal apuntan a Elvira Tagle, jefa de gabinete de Paula Daza, como responsable del instructivo. Ella tampoco sería del agrado de Paris, pero no tendría el poder para sacarla, principalmente porque se trata de la hija de Andrés Tagle, presidente del Servel y poderoso “fáctico” de la UDI.

Aunque su figura como líder en el control de la pandemia esté pasando por un pésimo momento, Enrique Paris sigue dando la cara con energía. Defendiéndose de las críticas pero también al Gobierno, en un tono que se aleja mucho del estilo eclesiástico con el que se forjó fama de dialogante y que lo ayudó a llegar a la cabeza del Minsal.

Paris partió enojado la semana pasada, cuando se quejó de que “un diario electrónico” tergiversó las cifras de testeo en el que el país era líder. Refiriéndose a un titular de El Mostrador, en el que se relevaba la cuña de la hija del Presidente, Cecilia Piñera, infectóloga, que decía: «Lo que no se ha logrado nunca hacer muy bien es el testeo y la trazabilidad, aunque ha mejorado mucho”. Luego, volvió a aludir a este titular en la sesión del Senado el miércoles de la semana pasada, cuando se quejó, otra vez molesto, respecto a que creen que nadie maneja los datos, que nadie sabe de números, que no hay nadie de epidemiología… Tal como no es mérito del Gobierno cuando los casos disminuyan, tampoco es culpa del Gobierno que los casos aumenten”, sostuvo. Y luego, hizo un mea culpa sobre un tema que volvió a repetir en la sesión parlamentaria de ayer.

“A lo mejor ha fallado la comunicación, pero lo reconozco. Quizás no hemos dado las señales adecuadas, pero las hemos corregido”, afirmó.

La autocrítica de Paris no le quita otra causa de su molestia y que es la que se genera a partir de las recientes apariciones del exministro Jaime Mañalich haciendo recomendaciones, como la de postergar las elecciones.

En La Moneda no hay una sola opinión sobre el verdadero rol de Mañalich en la crisis. Algunos dicen que tiene conversaciones constantes con el Presidente y que sus decisiones finalmente son escuchadas; otros, que el verdadero interlocutor en temas de salud sigue siendo el exministro Mañalich. Lo cierto es que el ministro Paris ya tiene menos paciencia que antes. Ayer, retó al diputado Diego Ibáñez por no escuchar lo que hablaba y volver a preguntar. A Marcela Hernando le recomendó «leer los documentos» y que no «inventen», a propósito del origen de la recomendación de postergar las elecciones.

Por último, Paris dijo: «Si me están amenazando con una acusación constitucional, bueno, tienen todo el derecho. La Cámara de Diputados tiene ese rol y ojalá lo cumpla a cabalidad con razones suficientes. No tengo problema con eso. Reconozco la diferencia entre los poderes del Estado y respeto profundamente a la Cámara de Diputados, sin embargo, no me tratan a mí de la misma manera», dijo ante la inquieta mirada de los ministros Delgado y Ossa.

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