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El juicio a una propuesta fallida: las claves tras la categórica derrota del Apruebo PAÍS

El juicio a una propuesta fallida: las claves tras la categórica derrota del Apruebo

Raúl Espina
Por : Raúl Espina Periodista de El Mostrador
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El abultado triunfo del Rechazo en el plebiscito de salida trae consigo un complejo escenario para el oficialismo, sector desde donde surgen las primeras visiones autocríticas frente a un proceso constituyente que fue estancado de golpe, por determinación ciudadana. Los motivos del fracaso podrían ser varios y diversos, pero analistas y presidentes de los partidos del sector derrotado coinciden en que algunos factores determinantes pudieron estar en la excesiva ligazón entre la nueva Constitución y el desempeño del Gobierno, y la forma del trabajo desempeñado en la Convención Constitucional. En tal sentido, se criticó el exceso de vanguardismo y academia en la discusión constituyente, alejado ello de las problemáticas sociales y económicas que aquejan a una parte importante de la población, empleando un lenguaje que a ratos fue «posmodernista, divisivo y militante».


La ciudadanía se expresó, en la votación más concurrida en la historia de Chile. El triunfo del Rechazo por sobre el Apruebo fue categórico, y en el oficialismo sopesan este duro golpe, asumiendo la responsabilidad de conducir lo que el propio Presidente Gabriel Boric llamó la «continuidad del proceso constituyente» y que dependerá de la voluntad de una empoderada oposición, sector que se constituye como el gran ganador tras el plebiscito de salida. En ese contexto, analistas y timoneles de los partidos políticos derrotados realizan un análisis de los aspectos que –a su juicio– marcaron el fracaso de la propuesta constitucional en el referéndum de este domingo 4 de septiembre.

En primer lugar, gran parte de los actores involucrados en el Apruebo consideran que un grave error fue el no haber considerado el complejo contexto social y económico que atraviesa el país, con inflación, alza del costo de vida, sensación de desgobierno y caos, elementos que suelen provocar angustia en la población, y donde es normal que el electorado castigue al Gobierno, en este caso abiertamente involucrado con la opción de aprobar la nueva Constitución. Además, analistas y políticos coinciden en que existieron graves errores en el trabajo de la Convención, donde hubo un exceso de vanguardismo y academia, con la utilización de un lenguaje «posmodernista, divisivo y militante», que pudo haber generado conflicto en cierta parte de la población. Ejemplo de lo anterior fue la denominación de una «Constitución ecologista o feminista», lo que podría ser convocante solo para una parte de la población.

Desde Socialismo Democrático –coalición que desde un principio se mostró proclive a la opción de aprobar para reformar o para mejorar– hicieron su propia autocrítica y se mostraron expectantes respecto al proceso que comienza a partir de hoy, lunes 5 de septiembre, con la reunión de coordinación que encabezará el Presidente Gabriel Boric en el Palacio de La Moneda, y en la que participarán solo las fuerzas derrotadas –incluida la directiva de la Democracia Cristiana (DC)–, debido a que la derecha decidió restarse de la convocatoria.

Al respecto, la presidenta del Partido por la Democracia (PPD), Natalia Piergentili, señala que «nuestra autocrítica más grande es no haber sido lo suficientemente enfáticos para llevar adelante una propuesta de cambios más profundos al texto que había. Creemos que nosotros fuimos capaces de dilucidar que había legítimas dudas y legítimos miedos, y quizás debimos ser más fuertes en plantearlos. Pero yo creo que, más allá de visualizar aquello, hay que ver también cómo un proceso, que partió con el 80% de aprobación, está hoy día derrotado, y eso hay que escucharlo con humildad, hay que poner las cosas en su justa medida, evaluar dónde estuvieron los maximalismos y dónde estuvieron las irresponsabilidades, y tener la convicción de seguir adelante en un proceso que efectivamente le dé a Chile un Estado social y democrático de derecho”.

En tanto, desde Apruebo Dignidad, la presidenta de la Federación Regionalista Verde Social, Flavia Torrealba, dice que «la gente se pronunció acerca de este texto constitucional y no lo interpretaron como convocante. Pero además hay otro aspecto, donde asumo responsabilidad como partido político, y es que en un momento de una coyuntura de alta conflictividad y de alta complejidad social, los partidos políticos debieron haber asumido un rol y haberle entregado el marco de institucionalidad que el proceso requería. Y creo que, en eso, no debimos haber permitido que los partidos estuvieran en la primera línea de la campaña, que fue una de las virtudes del Rechazo. Faltó la seguridad de transferir el sistema institucional al proceso de campaña a favor del Apruebo, donde debimos haber actuado distinto. Pero la verdad es que, después de la guerra, todos somos generales”, expresa.

Desde la DC, en tanto, asumen que hechos como el bochornoso acto en Valparaíso pudieron haber tenido un costo. Así lo admite el presidente de la falange y alcalde de La Granja, Felipe Delpin, que agrega que «el convocar a defender el triunfo del Apruebo en la calle también tiene un costo, lo que a la gente no le gusta, además de otros elementos que la ciudadanía suele castigar. Además, la situación económica que vive el país, la inseguridad, la violencia, el alto costo de la vida, la inflación desatada y una sensación de temor, se confabularon para que hoy día obtuviéramos estos resultados”.

Principales errores de la Convención y el complejo escenario para el oficialismo

Después de la derrota del Apruebo, vuelven a surgir críticas a lo que fue el proceso de elaboración de la propuesta constitucional, donde expertos creen que hubo errores evidentes en la forma del trabajo efectuado por los convencionales en el edificio del ex Congreso Nacional. Al respecto, el sociólogo Carlos Azócar, académico de la Universidad de Santiago, cree que los constituyentes no sopesaron una mirada “fuertemente elitista del poder constituido que consideró a la Convención como un bicho raro, viéndola con mucha sospecha, y se hizo parte activa en la campaña de demolición, muchas veces en base a fake news, pese a que organizaciones como la Unión Europea aplaudieron el trabajo realizado”, sostiene.

Otro factor que explicaría la derrota es el “exceso de vanguardismo y academia” en la conversación constituyente, o el fracaso en la gradualidad. Los analistas coinciden en que la academia es un espacio de vanguardismo que es seguido muy a remolque por una ciudadanía que, en primer término, miró con sospecha algunas innovaciones que no estaban en los cálculos de nadie –por ejemplo, la plurinacionalidad y el sistema indígena de justicia–. Aquí los analistas piden considerar un contexto que irremediablemente genera ansiedades en la población, como es, por ejemplo, el impacto de la crisis migratoria en la calidad de vida de las personas. La sociedad chilena ha debido hacer frente a cambios muy acelerados, transformaciones que a veces superan la capacidad de procesamiento que tienen las personas no necesariamente familiarizadas con la discusión académica.

Entonces, se podría tratar, en gran medida, de un aspecto simbólico e identitario que –a juicio de los expertos– la Convención Constitucional no logró plasmar de forma adecuada. Para Rodrigo Larraín, sociólogo de la Universidad Central, los convencionales se rodearon de una cultura de nicho, que radica mucho en las clases medias ilustradas con poca historia proletaria y pobre background de la izquierda. En ese sentido, Larraín explica que «una señora de población dice que necesita todos los días salir a buscar pega, por lo tanto, no tiene tiempo de estudiar el patriarcado. Sufren el machismo brutal, no el machismo teorizado. Todo se teoriza. Los temas sociales eran más potentes: las personas que querían remedios a precio justo, que no querían una pensión de hambre… Son demandas urgentes de los sectores populares. ¿Cómo hacemos que los sectores más populares logren entender que hay un relato favorable a ellos? No puede haber crisis de relato unificado».

Pero más allá de las críticas al proceso, lo cierto es que, a partir del triunfo del Rechazo, la discusión por una nueva Constitución tendrá un actor clave y fundamental: el Congreso. Precisamente desde ese espacio, el senador por la Región de La Araucanía, Francisco Huenchumilla (DC), cree que fundamentalmente fueron tres los principales factores que incidieron en el fracaso del Apruebo: «Primero, por el ambiente que se generó en relación con la forma de trabajo de la Convención Constitucional, donde probablemente penetró el discurso de que la forma había estado mal y que se había redactado una Constitución de mayor extremismo. Y, por otra parte, pienso que el Gobierno cometió muchos errores, y la gente al parecer, en este plebiscito, le está pasando la cuenta a esos errores, donde existiría cierto juicio global que incluye al proceso constituyente, al contenido de la Constitución y al actuar del Gobierno».

Ahora, el desafío para La Moneda es complejo: liderar la continuidad del proceso constituyente, dependiendo de la voluntad de la oposición y sin la certeza de que sea lo que la ciudadanía necesite, considerando el resultado del referéndum de este domingo. Al respecto, el politólogo y exembajador Gabriel Gaspar cree que las «extravagancias, el narcisismo y una cierta visión mesiánica de una parte de los convencionales, si bien fue frenada en sus excesos por los 2/3 en el texto, impactaron fuertemente a la sociedad». Asimismo, enfatiza que, con este resultado, el oficialismo ha quedado a la defensiva y deberá operar con presteza si pretende recuperar la iniciativa política.

Por su parte, y como factor externo, la propagación de fake news y la estrategia de la desinformación ejecutada por algunos sectores del Rechazo pudo haber tenido éxito, entendiendo que la difusión de noticias falsas involucró a redes sociales, medios de comunicación, al tiempo que convocó a un fuerte trabajo territorial. A su vez, desde los partidos del comando oficialista del Apruebo, asumieron el éxito de la táctica de ocultamiento desplegada por la derecha, que incluyó al ex Presidente Sebastián Piñera, al excandidato presidencial José Antonio Kast y a los timoneles de partidos de Chile Vamos. En las coaliciones de gobierno asumen que una excesiva politización de su discurso, con voceros como los diputados Karol Cariola (PC) y Vlado Mirosevic (PL), además de la esporádica proyección de una narrativa octubrista, pudo también jugarles en contra.

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