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Ximena Peralta (CS) y su autocrítica sobre primer año de Gobierno: “Necesitamos construir mayorías sólidas” PAÍS Crédito: Instagram @ximenaperaltafierro

Ximena Peralta (CS) y su autocrítica sobre primer año de Gobierno: “Necesitamos construir mayorías sólidas”

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Raúl Espina
Por : Raúl Espina Periodista de El Mostrador
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“Nos interesa seguir construyendo una alianza más sustantiva y con más fuerza para poder llevar adelante el programa de Gobierno. Ya tenemos brotes verdes sobre cómo nuestra diversidad puede ser una potencia cuando trabajamos con plena unidad”, plantea la vicepresidenta de Convergencia Social, quien analiza la relación entre el Frente Amplio y el resto de partidos del oficialismo. Además, la abogada adelanta que la campaña de “Unidad para Chile”- el pacto electoral del cual es parte-, estará enfocada en distanciarse de los discursos conservadores, acuñados a su juicio, por la extrema derecha, y que buscan evitar que el resultado de este nuevo proceso constituyente sea positivo.


Se acerca marzo y, por consiguiente, el primer aniversario del Gobierno del Presidente Gabriel Boric. Hora de balances y autocríticas dentro del oficialismo, revisando aciertos y desaciertos de la administración.

En el oficialismo están ya haciendo dicho balance, como el que realizó la vicepresidenta de Convergencia Social (CS), Ximena Peralta, quien abordó, en conversación con El Mostrador, esta etapa de proyección, pensando en el cargado mes de marzo que viene, ya que además del primer aniversario del Ejecutivo, también se reactivará el debate legislativo en torno a sus reformas más emblemáticas: 40 horas laborales semanales, reforma al sistema de pensiones, y la que eventualmente enfrenta un panorama más adverso en el Congreso, la reforma tributaria.

La abogada y timonel del partido del Presidente Gabriel Boric reafirmó que CS es “evidentemente un partido ancla del Gobierno” y que confían en la decisiones que se toman, en la que medida que sean para fortalecer los equipos y para afianzar la “corresponsabilidad”. Al respecto, Peralta afirmó que la campaña de Unidad para Chile, el pacto electoral del cual es parte, está centrada en distanciarse de los discursos conservadores, a su juicio, concentrados por una extrema derecha que busca impedir la concreción de una nueva Constitución.

—Ante la ausencia de muchos políticos y autoridades de partidos, a causa de las vacaciones, ¿Cómo se organizan al interior del oficialismo de cara a lo que será un intenso mes de marzo?
—Febrero quizás no tiene tanta noticia política, pero para nosotros si está teniendo mucho trabajo, y más allá de que algunos estén de vacaciones en los distintos partidos, los equipos seguimos trabajando y no podemos parar porque estamos preparando el mes de marzo, con un balance del primer año del Presidente Boric, con la reactivación del Congreso Nacional y, por tanto, el nuevo empuje de las distintas reformas que estamos llevando adelante, en particular de las 40 horas semanales, buscando retomar el proyecto de Ley integral de violencia hacia las mujeres, y en la reforma de pensiones también, que considero que van a ser tres de los temas más importantes durante marzo.

Y claro, en el recuento del primer año de Gobierno también proponemos ver el conjunto de las medidas que se han ido tomando durante un año que, revisitándolo, van a mostrar su importante fortaleza. Las medidas en seguridad social, por un lado, con el esfuerzo en la reforma de pensiones, pero también en el Registro Nacional de Cuidadores y Cuidadoras, con el plan de emergencia habitacional. En seguridad económica también, como el alza al sueldo mínimo, la reforma tributaria, en plan de inversión en Chile, y también la mejora de las cifras macroeconómicas, y también en seguridad pública, con el plan de recuperación de espacios públicos, también en el plan nacional anti crimen organizado, el plan de Chile sin armas, entre otros. Creo que de todo ese trabajo que se ha hecho durante un año, se van a ver los frutos de forma muy importante durante las primeras semanas de marzo, con un balance del 2022.

—Y en cuanto al nuevo proceso constituyente ¿Coincide con la noción de que esta sería la última oportunidad para concretar aquello que ustedes denominan “momento constituyente”?
—En relación al proceso constituyente a través de la asamblea constitucional del 2021-2022, efectivamente en el plebiscito de salida aquel texto propuesto fue rechazado y ahora nos enfrentamos a una segunda oportunidad. Yo no creo que eso signifique el fracaso del proceso constituyente, en el sentido de que no creo que el proceso constituyente haya empezado con la Convención Constitucional y tampoco que haya terminado con el plebiscito de salida. La necesidad de una nueva Constitución para Chile, más democrática, con un Estado Social comprendido en términos distintos a como en la Constitución vigente, con su subsidiaridad y en general, con aquella política del abuso que permitió. Aquella es una demanda que nace mucho antes, que en realidad se inaugura con la instalación de la Constitución de 1980, a través del fraude y a través de la fuerza ilegítima de la dictadura y, desde entonces, distintos momentos de movilización y de acumulación de fuerza política han generado la necesidad de una nueva Constitución. Y que en el plebiscito se haya perdido la propuesta de la convención constitucional 2021-2022 es un hito doloroso para nosotros y respecto del cual somos muy autocríticos, pero no termina ni clausura el momento constituyente, que de hecho ahora va a tener una segunda oportunidad, que en las próximas semanas comienza con la redacción del anteproyecto por la Comisión de Expertos, y se continúa más adelante con el Consejo Constitucional, que va a ser el órgano protagonista del nuevo proceso constituyente.

—Hablaba de que en marzo próximo les corresponde hacer un balance del primer año de gestión del Presidente Boric. Respecto a ese balance, ¿Pudo, de alguna manera, el fallido proceso constituyente anterior haber influido en la imagen pública del Mandatario y su Gobierno? ¿Hay autocrítica?
—No creo que la derrota del plebiscito haya sido una derrota del Gobierno, sino que una derrota de la amplia franja de personas que creímos en el proyecto de nueva Constitución, con sus luces y con sus sombras, pero que creíamos firmemente que era un avance en el debate constitucional en Chile. Sin embargo, en un plebiscito absolutamente masivo y categórico, el pueblo de Chile opinó distinto y eso está bien. Los aprendizajes que nos llevamos de ese proceso son muy importantes y los atesoramos para el próximo: la necesidad de dejar atrás la fragmentación política, que generó una dificultad para entender cuáles eran las prioridades del proyecto de nueva Constitución; la necesidad de a partir de la unidad generar mayorías transversales, que piensen como un texto constitucional tiene que ser visto como legítimo y duradero para el pueblo de Chile. Yo me siento muy orgullosa del trabajo que hizo el Frente Amplio en la Convención Constitucional, creo que a menudo se hacen críticas injustas, pensando que aquello que pasó en la convención es responsabilidad del Frente Amplio, cuando en realidad nosotros teníamos una bancada significativa pero no determinante en la decisión.

Creo que la mayor autocrítica es entender que necesitamos construir mayorías solidas, que se preocupen de aquello que es lo elemental de la nueva Constitución: la caracterización del Estado, una nueva relación Estado y las personas, que comprometa que los derechos no sean una alcancía, sino que sean genuinamente derechos. Buscamos una democracia más intensa, un sistema político ágil, capaz de recoger las mayorías ciudadanas y no simplemente recoger esas mayorías y taparlas debajo de la alfombra. Y esas prioridades, creo que van a estar en el próximo proceso.

—¿Cómo conseguir unidad cuando el oficialismo se muestra dividido al calor de esta elección de Consejeros Constitucionales? ¿Será posible alinearse para la concesión del programa de Gobierno?
—Para nosotros lo fundamental es que la alianza de Gobierno se fortalezca, y ese fortalecimiento no se mide en cómo queda cada partido, sino cómo logramos construir unidad de propósito en el gabinete presidencial, pero también en los gabinetes regionales, en las subsecretarias y Seremis, y también en los partidos y en nuestro propio diálogo interno. A nosotros nos interesa seguir construyendo una alianza más sustantiva y con más fuerza para poder llevar adelante el programa de Gobierno. Ya tenemos brotes verdes sobre como nuestra diversidad puede ser una potencia cuando trabajamos con plena unidad. Al final del año legislativo, que terminó hace unas semanas, vimos el avance del proyecto de 40 horas, vimos también como nuestra unidad fue capaz de derrotar de forma contundente dos acusaciones constitucionales infundadas. Vemos también cómo, en coordinación, estamos trabajando en materia de seguridad y el bienestar que eso genera en el pueblo de Chile es tangible. La baja de un 40% en la violencia rural, la baja de violencia en los centros urbanos, los importantes logros por ejemplo en incautación de robo de madero o en detener el crimen organizado. Yo creo que eso es expresión de como nuestra unidad y nuestro trabajo combinado, produce bienestar concreto en la población y eso es lo que va a fortalecer a nuestro Gobierno y a la opinión ciudadana sobre él.

—¿Concuerda con la opinión del presidente de su partido, el diputado Diego Ibáñez, acerca de que el PPD busca hablarle a un “centro espurio”? ¿Contribuye ese tipo de calificaciones a la unidad oficialista?
—El debate político siempre tiene que ser bienvenido. Y una conversación, por ejemplo, sobre qué es el centro hoy día, a quién interpreta, cuál es su potencial para generar transformaciones, debiera ser positiva. Pero, sin embargo, a veces se recibe como si fueran palabras de provocación, que estoy segura que no lo fueron en el caso del diputado Ibáñez. Ahora, yo creo que en el debate de fondo, nosotros estamos hoy día en el Gobierno, con una alianza amplia, cuya diversidad es su principal potencia. O sea, hay distintas miradas dentro de un marco común, lo que nos fortalece. Creo que ese trabajo ha ido sostenidamente fortaleciéndose. Los partidos políticos no hacen alianzas en el aire, sino que lo hacen en un contexto político determinado.

—¿A qué derecha cree que la centroizquierda se enfrentará en el naciente proceso constituyente? ¿Cuál es el rol que, a su juicio, busca cumplir la derecha en esta nueva etapa?
—Por ejemplo, hace unos días, la presidenta de Evópoli, Gloria Hutt, fue a un debate en televisión, como candidata a Consejera Constitucional por la Región Metropolitana, y expresó que para ella y que para su sector, lo clave de este nuevo proceso constitucional estaba en que sea un pacto social que permita que todos los proyectos de vida sean desplegados,  sin interferencia del Estado. Esa es una definición profundamente ideológica, en tiempos que, durante muchos meses, la derecha ha estado ocultando sus decisiones de fondo. Ellos, para la campaña del Rechazo ocupaban cuestiones muy generales, pero en el fondo, en los contenidos, lo que proponen es una visión conservadora de no interferencia del Estado, como si el Estado no tuviera ningún rol en las cosas públicas, y como si es que en realidad no existiera sociedad sino puros individuos que vivimos en un mismo territorio geográfico.

Esa visión conservadora, que en definitiva es lo que ha permitido los abusos en Chile, porque la no interferencia del Estado lo que ha generado son las zonas de sacrificio, la colusión de los empresario en distintas industrias —como la industria del pollo y del confort—, en prejuicio de la ciudadanía. Yo creo que esa es una visión dejada ya largamente atrás, con el constitucionalismo, y que además es regresiva. Lo planteo porque si nosotros estamos combatiendo esas ideas conservadoras y regresivas, y que no dan bienestar a la sociedad, por supuesto que necesitamos una alianza amplia, y con el PPD y el Partido Radical (PR) estamos juntos dando esa pelea. Yo no tengo duda de aquello, en términos del despliegue del programa de Gobierno y que también así va a ser en el Consejo Constitucional.

—Al respecto, ¿Cómo observa aquella fragmentación en la derecha, donde las ideas conservadoras parecen posicionarse a un extremo? ¿Cómo afecta esto al propósito oficialista?
—Esa diversidad de miradas que hay en la oposición es una oportunidad para que los sectores más dialogantes demuestren que ellos no son oposición solo por serlo, sino por diversidad o diferencia en sus ideas, y que se puede ser una oposición constructiva. Creo que es lo país requiere. En marzo en adelante, creo que es una excelente oportunidad para que aquellos partidos que no son partidos de Gobierno y que aquellas bancadas que no son oficialistas, demuestren que aquí se debe poner por delante los intereses públicos de Chile.

—¿Tiene algún reparo acerca de alguno de los candidatos y candidatas a Consejeros Constitucionales? 
—Se han mostrado personas que tienen una trayectoria que no es precisamente positiva. Por ejemplo, el candidato Ravinet en la RM, tiene una larga trayectoria donde ha expresado opiniones que son contrarias a lo que nosotros entendemos por cuestiones de igualdad básica, como la patologización que él hace de las distintas orientaciones sexuales. Otras personas, claro, son personas cuya trayectoria está vinculada a una nostalgia del Chile del pasado, que yo no sé si la ciudadanía evalúa positivamente per se. Y la verdad es que nosotros estamos a la espera de escuchar cuales son los contenidos de fondo que se propongan. Porque, lamentablemente, lo que se ha visto hasta ahora, en las listas de Chile Vamos y de Republicanos, son posiciones muy conservadoras sobre lo que una nueva Constitución debiera tener. Y sobre el PDG, yo no termino de entender su planteamiento, porque ellos son muy críticos con el proceso, al cual no ven con buenos ojos, pero igual quieren participar. No termino de entenderlos y quisiera escuchar más acerca de que se trata.

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