La elección interna más competitiva que ha tenido RD fue entre Catalina Pérez, Javiera Parada y Alejandra Millán. La tensión se posó sobre las listas de las dos primeras y Pérez logró imponerse con un 50% de los sufragios en primera vuelta. Sin embargo, el resultado no dejó tranquilos a quienes participaron, pues el universo de los votos válidamente emitidos representaba el 6,9% de la militancia. Un problema en la plataforma virtual de votación cubrió de dudas al proceso, sin embargo, dado el antecedente del partido Ciudadanos –que sufrió algo similar y tuvo repercusiones irreparables–, se optó por no hacer la denuncia para “proteger” a la colectividad de un daño que –tres años atrás– se temía irreversible.
Tras la explosión del caso Democracia Viva, la crisis en Revolución Democrática (RD) no ha parado de golpear al interior del partido. La que más ha sufrido las consecuencias ha sido la diputada y expresidenta de RD, Catalina Pérez, que en un principio contaba con el apoyo de sus filas y del actual líder de la colectividad, el senador Juan Ignacio Latorre. A medida que se fueron revelando los antecedentes, un manto de dudas se posó sobre Pérez y sus compañeros de militancia, incluido Latorre, asegurando que era difícil que ella no estuviese enterada de los hechos.
El caso ha desempolvado otra polémica, una que estuvo solapada para “proteger al partido”, comentan. Se trata de la elección interna en Revolución Democrática que dejó a Catalina Pérez como presidenta de la colectividad desde el año 2019 al 2022, una elección –aseguran testigos– más llena de sombras que de luces.
El domingo 27 de enero de 2019, Revolución Democrática tuvo su elección interna más reñida. Hubo tres listas en competencia y, según varios testigos, fue la elección más dura y polémica que ha tenido que atravesar el partido. Aparte de lo público en que se transformó el debate, las dos listas principales competían en un escenario polarizado. La Nueva Revolución era la lista de Catalina Pérez y que estaba más a la izquierda; Unidas para Crear, en tanto, tenía de candidata a Javiera Parada –quien después se pasó a la derecha–, que era criticada por sus vínculos con la ex Concertación. “Javiera Parada genera desconfianza en RD y en el FA”, dijo en el contexto de campaña Juan Ignacio Latorre, actual timonel de la tienda.
Personas que concurrieron y participaron activamente de las campañas en dicha elección, la califican como “muy rara” o “irregular”. En primer lugar, fuentes revelan que se integró a la militancia a personeros de la Unión Nacional Estudiantil (UNE) para sumar apoyo a la candidatura de Pérez, a cambio de puestos estratégicos que se designarían posteriormente. El resultado de dicha operación, que habrían llevado a cabo Giorgio Jackson y Latorre, según fuentes al interior del partido, dejó a Daniel Andrade –actualmente uno de los protagonistas del caso Democracia Viva, expareja de Pérez y hoy exmilitante de RD– como vicepresidente de la mesa.
La votación, que se desarrollaría entre el 25 y 26 de enero de 2019, tenía un modelo híbrido para llevarse a cabo. En la sede de la colectividad se instaló una mesa con una urna y, además, se habilitó una plataforma virtual para que los militantes que no pudieran concurrir al partido votaran igualmente. El sistema electrónico de votación presentó problemas y voces aseguran que muchos militantes se quedaron sin votar, por lo cual el período de elección se extendió un día más.
El resultado de los comicios internos levantó las alarmas. Se contabilizaron 3.502 votos válidamente emitidos. De esos, un 39% fue para Parada; un 10% fue para Alejandra Millán, de la lista Confluencia; y Pérez ganó con un 50,9% de los votos. Hubo alegatos previos que apuntaban a que la lista de Millán se creó solamente para socavar el rendimiento electoral de Parada, pero el dato más preocupante fue que los 3.502 votos corresponden a un 6,9% de los militantes.
Otro punto que generó polémica y duda fue que David Andrade –cuyo único vínculo confirmado con Daniel Andrade es que era parte de la UNE–, candidato a la vicepresidencia por la zona sur, logró reunir 207 votos y quedó detrás de la candidata ganadora, Belén Villagrán, quien obtuvo 260 sufragios. Sin embargo, el Tribunal Supremo de RD decidió que, según el criterio de corrección de género, David Andrade era quien debía asumir la vicepresidencia de la zona sur, acción que no tuvo una buena lectura al interior de la militancia.
Meses antes, el viernes 17 de agosto de 2018, se habían celebrado las elecciones directivas del partido Ciudadanos Somos Todos y se definiría quién iba a suceder en el liderazgo a Andrés Velasco. La votación fue virtual. Ese fin de semana, la empresa a cargo de la votación, E-voting, detectó una serie de irregularidades en al menos 169 votos. Algunos militantes no pudieron votar porque aparecía que ya lo habían hecho y, además, aparecieron votos emitidos desde la misma IP. El evento provocó una crisis interna que le generó un daño irreparable a dicho partido.
Tras los resultados de la elección de RD, hubo quienes quisieron denunciar y entregar antecedentes al Tricel, pero entre todas las facciones optaron por no elevar la polémica para no sufrir el mismo destino que Ciudadanos. Fuentes aseguran que, si denunciaban, “se podrían echar al partido”. Un exmilitante, quien estuvo encargado de las campañas políticas y recolección de firmas, coincide con que un 6,9% del universo de militantes no es representativo, pero afirma que ese año hubo un aumento exponencial de la militancia, y que a muchos que se inscribían vía formularios en la vía pública, no se les pedía obligatoriamente el correo o teléfono de contacto. Otros –asegura– preferían no compartir dichos datos. Es por eso –explica– que pudo haber un universo de militantes que no votó. Ahora, también aclara que los 3.500 votos emitidos se corresponden con “la militancia dura”, es decir, aquellas personas que participaban constantemente de las instancias partidistas.
Fuentes de RD detallan que la política interna del partido siempre se caracterizó por decidir las cosas en el marco de los acuerdos, pero esta elección era la primera que vivían con parlamentarios en el Congreso. Ese factor hizo que las operaciones tomaran otra escala y que los pesos de los militantes fueran diferentes. En tal sentido, un testigo afirmó que en ese momento se sintió el peso político de Giorgio Jackson, quien además estaba flanqueado por Latorre, la diputada Maite Orsini y el diputado Jorge Brito. Esto, pues el exlíder estudiantil fue quien trajo a la UNE, quien instaló el nombre de Catalina Pérez y era el rostro visible del joven partido.
Del otro lado, los que estaban más cerca de la ex Concertación, como el actual jefe de asesores del Segundo Piso, Miguel Crispi, también montaron una ofensiva para ganar las elecciones internas. Parada, por ejemplo, contrató un servicio de llamados automáticos que contactaba a los militantes y reproducía un mensaje promocional de la lista con la voz de la candidata. Exmilitantes puntualizan que no habían visto ese nivel de campaña en RD, en donde las listas desplegaran una verdadera ofensiva contra sus competidores.
La elección siguiente, que consagró al senador Latorre como presidente de la colectividad, tuvo un desarrollo y un resultado muy diferentes. El actual timonel obtuvo un 88,5% de los votos y, según informó RD en un comunicado sobre esa instancia, la participación de militantes “aumentó significativamente, logrando un 60% más de votos que en los comicios anteriores”. Sin embargo, no revelaron el número de votantes.