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Hernán Larraín a 4 años del 18-O: “Las demandas no habían sido oídas por el mundo político”

“Sin lugar a dudas que ese fue un hecho social muy impactante, efectivamente me tocó vivirlo como ministro y sufrirlo como ciudadano”, dijo el exministro de Justicia durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera y actual comisionado experto UDI, Hernán Larraín. Sobre el estallido y sus consecuencias, dijo -entre otras cosas- que algunos Carabineros omitieron “las reglas del uso de la fuerza y probablemente cometieron más de algún ilícito en esa conducta”.


El exministro de Justicia durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera y actual comisionado experto UDI, Hernán Larraín, recordó “con pesar” el cuarto aniversario del estallido social, pero dijo que no estaba “ciego” para no darse cuenta de las inequidades que reclamaba la sociedad.

“Sin lugar a dudas que ese fue un hecho social muy impactante, efectivamente me tocó vivirlo como ministro y sufrirlo como ciudadano porque ver la violencia desatada por las calles, la destrucción de la propiedad pública, de la propiedad privada, de iglesias, de hospitales, de museos (…) realmente recordarlo me da una lástima profunda”, comenzó indicando Larraín en conversación con Al Pan Pan con Mirna Schindler.

Posteriormente a eso, Larraín añadió que, si bien lamentaba los hechos, no era “ciego a las dificultades socioeconómicas que pueden haberse estado viviendo en algún sentido (las personas) porque no obstante el enorme crecimiento que se había producido en Chile en las décadas anteriores (…) generaba otras diferencias, otras situaciones que no habían sido, por así decirlo, oídas por el mundo político. No la habíamos oído quienes teníamos distintas posiciones de autoridad y eso en algún momento dado, hizo explosión”.

“Lo que no es aceptable -agregó Larraín- es que la violencia se instale, se gatille y peor todavía, que la legitimemos o que la toleremos en forma hipócrita”.

Según Larraín, la violencia que se vivió fue “muy compleja”, lo que hizo que se sobrepasaran “las capacidades policiales, lo que generó situaciones en esa reacción policial, a veces, que fueron más allá de lo que algún policía debe hacer, saltándose las reglas del uso de la fuerza y probablemente cometiendo más de algún ilícito en esa conducta. Pero más allá de casos específicos que uno reprocha, aquí hubo una situación de alteración del orden público con graves daños para el país, porque quienes querían cambiar la situación recurrieron al camino que nunca hay que utilizar para cambiar los hechos, que es la violencia”.

Larraín también se refirió a las medidas que tomó la clase política de la época para intentar controlar el descontento social. “Yo creo que se hicieron múltiples esfuerzos en ese sentido, desde el propio gobierno del presidente Piñera, a través de múltiples iniciativas sociales, desde toda una legislación tendiente precisamente a revisar las formas cómo deben actuar las policías. Después nos vino la pandemia y eso generó una situación que agravó la condición socioeconómica del país por razones ajenas al estallido social o a las políticas públicas nuestras y eso hizo más difícil el que el país pudiera retornar o recuperar un camino al desarrollo”.

“Pero pienso que el intento que se ha hecho fundamentalmente a través del acuerdo por Chile que buscaba la paz y un nuevo orden público, un nuevo orden constitucional, ha intentado seguir el camino, el que en parte fracasó porque la Convención que fue elegida para hacer la primera respuesta que hubo respecto a un nuevo orden constitucional cayó en la desmesura, cayó en el extremismo y logró el rechazo generalizado de los chilenos con más del 60%, en una elección realmente que a mí me sorprendió por la dimensión que tuvo del rechazo”, agregó.

“Y así todo, cuando muchos querían que entonces ya demos por cerrada esta página, se insistió en un camino porque yo creo que la crisis que aún tiene Chile es muy profunda y que ésta requiere, entre otras materias, un orden político nuevo en donde los gobiernos puedan gobernar y por eso que le decía que en el texto constitucional, a mí parece que uno de los esfuerzos importantes que se ha hecho es por recuperar la gobernabilidad. Creo yo que ahí, si estuviera vigente ese texto, el propio gobierno del Presidente Boric podría hacer mejor su trabajo que el que está haciendo o que el que pudo hacer el presidente Piñera o la propia presidenta Bachelet, porque aquí Chile se convirtió en algo ingobernable”, añadió.

“Yo creo que el establecimiento no sólo de un país más gobernable democráticamente, sino que un estado social de derechos como el que está en el texto que se propone, más una serie de otros cambios orgánicos en distintos ámbitos, nos permiten pensar que sí, que se ha ido dando respuesta con todas las dificultades, limitaciones y frustraciones porque yo habría querido que este proceso sucediera con algunos otros cambios, con algunos otros matices, pero en fin, no hay que llorar sobre la leche derramada. El resultado, sumando el restante, es positivo y creo que tenemos en nuestras manos la posibilidad de contar con instrumentos como es una nueva Constitución que cierre este debate, que cierre una discusión eterna y que nos permita centrarnos en las verdaderas demandas sociales de los chilenos, que no son solamente de mayor seguridad, sino que también de mayor prosperidad, trabajo, acceso a servicios sociales adecuados, buena educación, seguridad previsional, acompañamiento al adulto mayor, en fin. Si nosotros cerramos este debate y la clase política se compromete con entrar en una etapa diferente, pienso que Chile se reencausa por el camino que perdió hace cuatro años y que le ha costado mucho encontrar”, cerró.

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