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La turbulenta y desconocida historia de los Hell’s Angels en Chile PAÍS

La turbulenta y desconocida historia de los Hell’s Angels en Chile

Carlos Basso Prieto
Por : Carlos Basso Prieto Unidad de Investigación de El Mostrador
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Operación efectuada en abril pasado en Santiago es solo la última de varias indagaciones policiales donde miembros del grupo se han visto enfrentados a la justicia, sobre todo en Iquique, donde la fiscalía y la PDI han allanado en dos ocasiones la sede local, en investigaciones antidroga.


Muchos se sorprendieron en abril pasado cuando una investigación dirigida por el fiscal jefe de análisis criminal y focos occidente, Sergio Soto, desbarató a un grupo de los “Hells’s Angels” en Santiago, varios de cuyos miembros fueron acusados de delitos como secuestro y robo con intimidación. En las redes sociales no pocos se mofaron de estos aficionados a las motos Harley Davidson, calificándolos de simples imitadores del grupo nacido a inicios de los años ‘50 en California, dado que al verlos la estética es la misma: casacas de cuero sin mangas con muchos parches, cadenas al cinto, tatuajes por doquier, botas vaqueras y barbas largas, en muchos casos sobresaliendo de los cascos. 

Sin embargo, lo que ha ido demostrando tanto esa indagatoria, como otras realizadas previamente en Iquique, es que varios de los clubes locales de los Hell’s Angeles (o HAMC, como se autodesignan, por las siglas de Hell’s Angels Motor Club) son en realidad “capítulos” que están afiliados a la central estadounidense, a la cual pagan cuotas mensuales y por ello aparecen en su web como tales, pues los Hell’s Angels son, a estas alturas, una verdadera multinacional. 

En Chile cuenta con “capítulos” desde 2005, cuando se fundó el de Santiago, pero además existen en Arica, Iquique, Antofagasta, Calama, Melipilla, Concepción, Valparaíso, Rancagua, Colchagua y Punta Arenas. Además, hay dos capítulos cuyos nombres están en inglés: “Thunder city” (Talca) y “Capital south”, en el sur de Santiago.

Según una fuente que conoce del tema, en la creación del primer capítulo chileno tuvo participación un chileno que compartió prisión con algunos motoqueros de los Hell’s Angels estadounidenses en la cárcel de Chino (California).

Otra fuente, un policía, comenta que cuando la semana pasada el Fiscal Nacional, Angel Valencia, habló sobre las bandas extranjeras que operan en Chile en el contexto del proyecto de ley que busca crear una fiscalía supranacional, “nombró a muchos que todos ya conocen: el Tren de Aragua, los Pulpos, Los Espartanos, los chinos de Bang de Fujian… pero se olvidó de que en Chile operan desde mucho antes que todos ellos los Hell’s Angels, y que desde hace mucho que se los viene investigando”, ya que relata que hace casi dos décadas se efectuó la primera investigación acerca del grupo, a consecuencias de un pedido de la DEA (Drug Enforcement Agency, agencia antidrogas estadounidense), que pidió a la PDI infiltrar a un agente encubierto en la organización chilena, ante los negocios que supuestamente algunos de sus integrantes estaban realizado con narcotraficantes colombianos. En 2018, en tanto, un miembro de la organización que provenía de un país que no se especificó fue impedido de entrar a Chile por la Policía de Investigaciones.

Son famosos en todo el mundo gracias a la publicidad (buena o mala) que ganaron debido a la película Salvaje (1953), a libros como Los Angeles del infierno, del icónico Hunter S. Thompson (1967) o a la serie de TV Sons of anarchy (2008), basada en los HAMC y en la cual, de hecho, uno de los asesores de ella y también actor (hizo un cameo en la tercera temporada) fue el más famoso líder del grupo, Ralph “Sonny” Barger.

En el norte

El primer caso en que miembros de los Hell’s Angels chilenos aparecieron implicados en actividades criminales ocurrió en Iquique, que no aparece en el listado de capítulos oficial pero que, sin embargo, como lo evidencian sus redes sociales, tenía estrechas relaciones con el club de Santiago. 

En 2018, en Iquique, fueron llevados a juicio Nelson Rojas Guerra y Hugo Reyes Carrasco. Según el fallo, otro sujeto (Alejandro Caniumil Rojas), que estaba preso en Alto Hospicio, encabezaba una organización de narcotraficantes que ingresaba drogas desde Bolivia, con el fin de trasladarla luego hacia el sur del país, específicamente Concepción, para lo cual contaba con la ayuda de ambos Paralelamente, estos adquirieron tres kilos de cocaína en Arica. 

La sentencia indica que el 18 de marzo de 2017 Reyes “viaja con la droga al interior de una mochila en su moto marca Harley Davison, modelo DYNA Super Glide, color negro, acompañado de otros tres motociclistas, hasta el momento no identificados, quienes realizaban labores de seguridad y vigilancia, operación conocida como ‘punta de lanza”.

Una vez que regresa con la droga, Reyes “llega hasta el club de motoqueros llamado Hell’s Angels, ubicado en Héroes de la Concepción N°2148, Iquique, acompañado de los otros tres motociclistas, quienes se bajan portando sus mochilas ingresando al interior del club”, donde dejaron oculta la coca.

Al día siguiente Rojas viajó hasta Alto Hospicio junto a otros sujetos, recibiendo 69 kilos de marihuana que debían llevar hasta Concepción, pero todos fueron detenidos por la PDI que, acto seguido, allanó el local de los Hell’s Angels, situado a escasas seis cuadras de la playa Cavancha, donde encontraron los tres kilos de pasta base de cocaína que Reyes había comprado en Arica. 

Rojas declaró en el juicio que ya el año anterior habían realizado transacciones de cocaína, ocasión en la cual también había escondido la mercancía ilícita en el club. Cabe mencionar que entre lo incautado estuvieron un auto y también la preciada moto de Reyes, quien terminó condenado a una pena de cinco años, mientras que Rojas recibió una sentencia levemente superior: cinco años y un día. Sin embargo, esa diferencia permitió que el primero cumpliera en libertad y el segundo quedara preso.

No obstante, cuando este quedó en libertad retomó el contacto con Reyes y juntos reiniciaron su idea de trasladar droga hasta Concepción. Claro: Rojas era originario de Talcahuano y tenía un viejo amigo en el sur que, luego de cumplir una condena por homicidio, se dedicó también al tráfico: Cristian Espinoza Muñoz, más conocido como “Payaso”.

Según consta en un fallo muy reciente (de junio de este año) en la organización que lideraba “Payaso” y en la cual también actuaba un exreceptor judicial, así como varias otras personas, Reyes y Rojas desempeñaban “roles de mayor relevancia” en el grupo, pues pese a ya haber implicado a los Hell’s Angels en una operación de narcotráfico no sólo no fueron expulsados de la organización, sino que “emplean incluso las dependencias del club, a fin de materializar en ese lugar coordinaciones y pagos inherentes a las operaciones de tráfico de sustancias ilícitas en las que activamente participan financiándolas”.

En efecto, en agosto de 2021 la PDI detectó varias reuniones y encuentros en el HAMC de Iquique, con sujetos arribados desde Concepción, así como los movimientos de Rojas y Reyes por diversos bancos, retirando dinero y luego enviándolo a Bolivia, desde donde les debían proveer de drogas. Finalmente la policía, por instrucciones de la fiscalía de Iquique, logró decomisar 16 kilos de cocaína y 5,5 de marihuana, así como armas de fuego, municiones, un chaleco antibalas y una serie de automóviles de lujo. De hecho, Espinoza fue detenido en un departamento del sector Idahue, en la comuna de San Pedro de la Paz, que es uno de los lugares urbanos más caros de todo el sur de Chile. 

A los narcos también se les encontró una parcela (en la misma comuna) en la cual mantenían 30 litros de ácido muriático (que es un precursor químico de venta restringida), con los cuales pretendían aumentar el volumen de la droga. Por cierto, también fueron hallados los giros de dinero enviado a Bolivia, los que sumaban un total de 13 millones de pesos.

Y claro, nuevamente fue allanado el local de los Hell’s Angels en Iquique, aunque en esta ocasión no se encontró nada ilícito dentro de él. Como indica el documento judicial, en el mismo momento en que ello ocurría, otros detectives detenían a Rojas en la cárcel de Alto Hospicio. Sin embargo, él no estaba preso allí, sino que increíblemente era empleado de una empresa que prestaba servicios al centro penitenciario…

Las condenas emitidas por el Tribunal Oral en lo Penal de Iquique fueron bastante duras. En el caso de Reyes y Rojas terminaron condenados a 12 años y medio de prisión, sin beneficios. El líder del grupo, Espinoza, fue condenado a más de 16 años, por tráfico de drogas, tráfico de armas y tenencia de municiones, mientras que el exreceptor judicial de Concepción José Miguel Cereceda terminó condenado a más de 21 años, por los mismos delitos, además de tenencia ilegal de arma de fuego y receptación de vehículos robados, puesto que en poder del grupo se encontraron varios autos robados en encerronas, que iban a ser cambiados por drogas en Bolivia.

Los falsos policías

En el caso de Santiago, los hechos que concluyeron con la detención de casi una veintena de integrantes de los Hell’s Angels del capítulo metropolitano (fundado en 2005) comenzaron de un modo completamente casual, debido a un robo cometido por dos falsos policías en el centro de la capital, en 2021 también. En efecto, el 15 de octubre de ese año un joven haitiano, domiciliada en un departamento de calle Santo Domingo, denunció que a eso de las 13 horas llegaron dos sujetos hasta el lugar, quienes mostraron placas y se identificaron como funcionarios de Carabineros de civil. Ambos le dijeron que abriera, “que venían por la multa”, y al entrar lo lanzaron al suelo, mostrándole dos pistolas y atándole las manos con amarracables, luego de lo cual robaron distintas especies de dinero. Personal de la Brigada de la PDI comenzó de inmediato a efectuar las diligencias de rigor, revisando las cámaras de seguridad del edificio y las calles cercanas, gracias a lo cual pudieron identificar el automóvil en que se movilizaban. Era un Chevrolet Sail cuyo dueño original se lo había dejado a su exesposa. Esta, a su vez, se lo había prestado a su pareja, Claudio Aguilar Echeverría, quien le decía que usaba el móvil para trabajar con transportista de aplicaciones, pese a lo cual ella misma admitió a la policía que “Claudio me dice que mientras menos pregunte lo que él hace, es mucho mejor”. Asimismo, agregó otro dato sospechoso “ante su consulta sobre los números telefónicos de Claudio, debo señalar que él los cambia cada semana”, entregando al menos seis números distintos.

Por supuesto, no era lo único. También indicó que “nunca lo he visto con armas, pero una vez vi que en su casa tenía un chaleco de color negro con las letras de la PDI”.

Al revisar los datos de Aguilar, los detectives constataron que tenía un amplio prontuario policial, que incluía condenas por tráfico de drogas, robo con intimidación y receptación. Poco le costó a los oficiales de la PDI averiguar que el hermano de Aguilar, Julio, había sido condenado en 2019 en Los Vilos, junto a otros dos sujetos, todos los cuales se hicieron pasar por funcionarios del OS-7 de Carabineros (vistiendo chalecos que los identificaban como tales), luego de que asaltaran una vivienda del sector de Canela, robando también enseres y dinero. La condena para él (que no tenía antecedentes previos) fue de 3 años y un día, pero como recibió beneficios, quedó en libertad.

Es por ello que en 2021 ambos andaban en las calles haciéndose pasar nuevamente por Carabineros y ante ello los empezaron a seguir e interceptar sus comunicaciones, notando que se movilizaban mucho en motocicleta. Ante toda la evidencia, el fiscal de Análisis Criminal Centro Norte Alfredo Cerri pidió una orden de detención en contra de ambos, la que se cumplió sin mayores contratiempos. 

Ambos quedaron en prisión preventiva y, como es costumbre, los policías comenzaron a extraer la información que se encontraba en los teléfonos celulares que les incautaron. Ahí fue cuando se dieron cuenta de que había algo mucho más grande de fondo.

El secuestro

Parte de las armas decomisadas por la PDI en Santiago.

Se trataba de un video (parte del mismo se aprecia al final de esta nota) en el cual se ve a un hombre amarrado a una silla. Tiene una polera que dice “Hell’s Angels”. Tiene varios tatuajes y al lado suyo trabaja otro sujeto (más tarde identificado como Jordano Astudillo), con una linterna sobre su frente. Es un tatuador profesional que, sin embargo, está efectuando el proceso inverso en contra del hombre inmovilizado, borrándole todos los tatuajes que indicaban su pertenencia al grupo. Como averiguó posteriormente el fiscal Sergio Soto, jefe de la Fiscalía de Alta Complejidad de la zona occidente, quien comenzó a indagar el caso por un tema jurisdiccional, se trataba del expresidente del HAMC de Santiago, cuya sede se encuentra en un parcela del sector de Noviciado, en Pudahuel.

El exlíder acababa de ser defenestrado y sus antiguos camaradas motoqueros lo habían citado al club para derrocarlo, pero, además, para robarle y, al mismo tiempo, borrar los tatuajes que lo identificaban como miembro del grupo. El mismo video muestra cómo Astudillo efectúa su trabajo en forma muy relajada, pues varios otros Hell’s Angels vigilan todo, pistola y escopeta en mano, al tiempo que lo recriminan y lo acusan de mentir.

Al respecto, el fiscal Soto explicó en la audiencia de formalización que en la indagatoria se pudo establecer que los hechos ocurrieron el 14 de diciembre de 2020, cuando uno de los imputados (Juan Opazo, conocido como “Litro”) llamó al hasta ese momento “Presidente” del club, diciéndole que había una emergencia en dicho lugar, por lo cual la víctima concurrió de inmediato.

Sin embargo, al llegar se encontró con 15 de sus antiguos camaradas, incluyendo a los hermanos Aguilar y al tatuador, “quienes de inmediato comenzaron a intimidarlo con armas de fuego, lanzarlo al suelo y golpearlo con golpes de puño y pies, para luego amarrarlo de manos y pies, atarlo a una silla y vendarle la vista, exigiéndole explicaciones por una serie de conductas anteriores en su calidad de líder de Hell’s Angels”. Acto seguido, lo destituyeron de su cargo y comenzaron a exigirle que les entregara las motos y armas de fuego que poseía.

A eso del mediodía, otro de los imputados, Drago Alvarez, más conocido como “Drago Malkovich”, llamó al hijo de la víctima, “informándole falsamente que su padre había tenido una accidente, por lo cual debía trasladarse inmediatamente a la sede del club de motos, a lo cual accedió pasándolo a buscar este mismo imputado, llevándolo a la parcela ya referida”. Por cierto, apenas el joven llegó, fue encañonado y amenazado. Luego lo llevaron a ver a su padre y le dijeron que lo matarían si él no iba de inmediato a la casa paterna, en Maipú.

Ante ello accedió y dos de los acusados (“Litro”, junto a Héctor Llancaleo Cortez, más conocido como “Nano”) lo trasladaron hasta el condominio en que residían. Allí, el muchacho les entregó una pistola Glock, una escopeta Maverick y dos revólveres (armas inscritas), además de joyas, ocho millones de pesos en efectivo y una motocicleta. 

Recién a eso de la medianoche padre e hijo fueron liberados, bajo amenaza de que si denunciaban serían asesinados. Sabiendo que los sujetos hablaba en serio ambos guardaron silencio y el caso no se habría pesquisado jamás, si no fuera por el video. Actualmente se encuentran relocalizados, fuera de Santiago.

En la audiencia, 20 imputados fueron formalizados, la mayoría de ellos por secuestro y robo con intimidación, pero también se sumaron otros cargos, pues en el local de los Hell’s Angels en Noviciado se encontraron cerca de 300 plantas de marihuana y numerosas armas. Asimismo, fueron halladas falsas casaquillas de la PDI, que se habrían utilizado en asaltos contra camiones. Quince de ellos quedaron en prisión preventiva, por instrucción del Primer Juzgado de Garantía, y otros cinco quedaron sujetos a medidas cautelares menores, incluyendo a uno que se desempeñaba al momento de las detenciones (el 27 de abril pasado) como fotógrafo forense en el Servicio Médico Legal.

Ante ello, el fiscal Soto indica que “había personas con residencia en distintas comunas de la Región Metropolitana y con todo tipo de profesiones, incluyendo a empresarios”.

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