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Diputado Ilabaca: “Que proyectos emblemáticos sean realidad al final del Gobierno, lo veo difícil” PAÍS

Diputado Ilabaca: “Que proyectos emblemáticos sean realidad al final del Gobierno, lo veo difícil”

“Con una derecha que ha sido absolutamente obstruccionista respecto a los grandes cambios que Chile requiere, y con un Congreso donde somos franca minoría, es difícil avanzar en las transformaciones que el Presidente Gabriel Boric nos plantea”, dice el diputado Marcos Ilabaca (PS).


Para el diputado oficialista Marcos Ilabaca (PS), el desarrollo de los proyectos emblemáticos del Gobierno presentan “una dificultad clara”. En esa línea, advierte que el Ejecutivo no tiene los votos en el Congreso para sacar adelante, incluso, las iniciativas que generan mayor adhesión y, por lo mismo, hace un llamado a la cautela respecto al proyecto que buscaría cambiar el modelo de financiamiento de la educación superior y una eventual condonación del CAE. “Debemos esperar la propuesta concreta que el ministro Marcel nos va a presentar”, señala.

Respecto a las expectativas para la Cuenta Pública, Ilabaca se declara “escéptico al avance de transformaciones reales en el año y medio que queda de Gobierno”. A lo que suma su preocupación por la falta de diálogo entre las fuerzas oficialistas, donde –a su juicio– ha faltado mayor compromiso y responsabilidad con algunos temas.

“Hoy día el CAE, por ejemplo, de nuevo nos ha desencontrado, a pesar de que todavía no conocemos el proyecto final. En la medida que no entendamos que el futuro del Gobierno implica necesariamente la unión real de todas las fuerzas que somos parte del oficialismo, lamentablemente no nos va a ir bien. (…) Yo espero y confío en que al final del día seamos capaces de ponernos de acuerdo”, expresa.

-¿Cuál es su lectura respecto a las diferentes opiniones que ha generado el tema del CAE y cómo han procesado las diferencias al interior del PS?
-Sin lugar a dudas el Partido Socialista siempre ha tenido una postura respecto a apoyar el programa de Gobierno del Presidente Gabriel Boric, y creo que, en términos de educación superior, el país tiene una deuda con miles de jóvenes. Cuando se crea el CAE, se dio como una posibilidad de financiamiento para sectores que no tenían a su mano el acceso a la educación superior, pero claramente este sistema tiene graves problemas y esos problemas hay que enfrentarlos. Uno no puede seguir escondiendo los problemas que ha implicado en términos financieros y económicos, no solamente para los diferentes deudores, sino que también para el Estado de nuestro país. Y el poder debatir este tema me parece que es correcto.

Ahora, en los términos en los que esta discusión se ha desarrollado –y creo que por ahí va la declaración de la presidenta del PS y senadora Paulina Vodanovic–, creo que tenemos que esperar, y ha sido además una de las posturas que hemos planteado al interior de la bancada, en orden a que queremos conocer el contenido concreto del proyecto que el ministro Marcel ha señalado que se va a entregar en septiembre. Yo, en lo particular, no creo que hoy deba proceder una condonación universal, porque sería injusta y regresiva. Pero sí hay que estudiar caso a caso, sobre todo a aquellas personas que han tenido graves problemas producto de un sistema que, al final del día, pareciera que a los que más ha beneficiado ha sido a la banca.

Pero respecto a la polémica en particular que se ha armado, claro, el Gobierno ha cambiado su punto, porque en un comienzo se entendía que iba a ser una condonación universal, cuestión que era inalcanzable, y creo que efectivamente hacia allá iban las observaciones también de nuestra presidenta. Pero lo cierto es que hoy día Chile y, en particular, el desarrollo de los proyectos emblemáticos del Gobierno, presentan una dificultad clara.

Primero, tenemos graves problemas económicos. Segundo, las necesidades y urgencias del país están dadas en el ámbito de la seguridad pública, la seguridad económica y la seguridad en derechos. Pero, tercero, en el Congreso Nacional no tenemos mayoría, no tenemos los votos suficientes para sacar los proyectos que generan incluso mayor adhesión. Entonces, difícilmente vamos a lograr avanzar en algún tipo de proyecto como es la condonación total del CAE. Y, por lo mismo, yo sería más cauto en orden a señalar que debemos esperar la propuesta concreta que el ministro Marcel nos va a presentar.

-El tema de las prioridades en el uso de los recursos también es un problema, más cuando se trata de cumplir o no los compromisos de gobierno, ¿cómo proyecta el debate que se vaya a dar al respecto?
-Lo que espero de la Cuenta Pública que se va a desarrollar el próximo 1 de junio, es que las prioridades vayan orientadas en las tres líneas que te acabo de señalar: seguridad en derechos sociales, seguridad pública, seguridad en materia económica. Y en esas líneas tenemos que trabajar. Y, claramente, el tema de la educación superior debe ser una necesidad para nuestro país. La educación en general es un espacio y una herramienta que nos ayuda a equiparar e igualar la cancha. Y en una cancha tan dispareja como es la que vive hoy día nuestro país, creo que la educación debe ser prioridad. Tenemos que preocuparnos de un tema que es más de fondo. La educación claramente ataca a la base misma de los problemas de delincuencia que vivimos en nuestro país.

-Entonces, el tema de la educación superior usted lo pondría en la misma escala de prioridades que los otros temas de la contingencia, como seguridad…
-La seguridad pública es hoy día la principal preocupación de la ciudadanía. Pero no basta para enfrentar los problemas de seguridad pública, que es la primera necesidad, solamente el ámbito legislativo. Necesitamos mejorar en el ámbito operativo.

Necesitamos, además, atacar el corazón y una de las bases de los problemas de seguridad que hoy día enfrentamos, y eso dice relación con la desigualdad, eso dice relación con la educación, con mayor oportunidades para nuestra población. Porque pareciera que a algunos les es mucho más fácil incurrir en las actividades ilícitas, porque no ven posibilidades, porque sienten que tenemos un país desigual. Y hacia allá también tenemos que trabajar. No podemos solamente con medidas normativas que busquen aplicar una ley con mayor rigor, enfrentar la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado. Tenemos que salir a disputar los soldados que el narcotráfico toma día a día en las poblaciones y eso implica tener a nuestros niños en los colegios. Garantizar que ese niño que ingresa a estudiar en los niveles menores educacionales tenga, después, la posibilidad de seguir una carrera. Eso significa más oportunidades.

-A propósito del cómo se procesan las diferencias internas al interior de los partidos, ¿usted mantiene su postura en relación a lo que fue su voto en contra de la ley corta de isapres? ¿Cómo ha ido decantando este debate luego de que finalmente fuera despachada la ley?
-No tengo ninguna duda respecto a mi postura sobre la ley corta de isapres. Yo fui uno de los pocos parlamentarios que votó en contra de esa ley, porque creo que la condonación que les entrega a los grandes capitales de nuestro país no procedía. Cuando cualquier chileno se endeuda, en cualquier área, el Estado no viene a salvar a ese chileno. Entonces, ¿por qué el Estado, a través de la dictación de una norma, genera un salvataje completo al sistema isapres? Aquí debo tener una postura en contra, por lo menos con mi Gobierno y con aquellos que defienden la ley corta y que dicen que no es condonación.

Lo que estoy haciendo es decirles a las isapres “cóbreles a sus clientes más, le doy más plazo para el pago sin intereses”. Entonces, eso es condonación. Eso es un perdonazo al sistema. Uno entiende el tema de fondo, porque efectivamente hoy día el colapso que podría implicar al sistema público sanitario, si es que llegaran a quebrar las isapres, efectivamente es importante. Pero basta de eufemismos. Esto fue un perdonazo, un perdonazo al mercado del seguro privado, que en lo particular yo no estaba disponible a apoyar. Por eso me opuse.

-Lo que se dijo fue que las fórmulas que finalmente se acordaron eran la única manera de darle viabilidad política a la ley para que pudiese ser despachada, ¿le generó recriminaciones internas?
-Se respetó mi postura, no recibí ningún tipo de recriminación, ningún tipo de llamado intentando presionar mi cambio de opinión. No puedo reclamar respecto a ello. Y yo entiendo la posición del Gobierno, que veía un problema grave con el colapso inmediato del sistema de seguro privado. Pero lo particular, y lo refrendan también algunos estudios en esta materia, señala que el actual sistema privado de salud tal cual lo conocemos no es viable. No puede continuar de la misma manera que hoy en día existe, y va a tener que ir mutando.

Lo único que rescato de la ley corta de isapres dice relación con esta Modalidad de Cobertura Complementaria para los usuarios de Fonasa, que me parece que es un tremendo acierto, en orden a fortalecer el seguro público. Soy de aquellos que creen que, al igual que muchos países del mundo, deberíamos tener un seguro único de salud público y que, de acuerdo a sus capacidades, las personas puedan contratar un seguro adicional privado que les permita acceder a una salud diferente. Pero creo que el actual sistema, tal cual hoy día lo conocemos, no da para más, va a quebrar en el mediano plazo.

-Usted ha mostrado preocupación respecto al futuro de los compromisos del Gobierno, como la eventual reforma al sistema de salud, pensiones, pacto fiscal, etc. ¿Cuáles son sus proyecciones sobre el éxito en la tramitación de estos proyectos, considerando las expectativas de la próxima Cuenta Pública?
-Yo soy muy escéptico al avance de transformaciones reales en el año y medio que queda de Gobierno, porque perdimos un año completo en el inicio. Recordemos las voces de un par de ministros que señalaban que el programa estaba encadenado de manera férrea a los resultados del plebiscito. Esperamos que el plebiscito constitucional marcara el caminar de este Gobierno, y allí nos retrasamos un año en llevar adelante las reformas profundas.

Hoy día, con una derecha que ha sido absolutamente obstruccionista respecto a los grandes cambios que Chile requiere, y con un Congreso donde somos franca minoría, es difícil avanzar en las transformaciones que el Presidente Gabriel Boric nos plantea. Yo creo que el Gobierno debe dar la pelea, debe poner los temas sobre la mesa y debemos discutirlo, pero que los proyectos emblemáticos se hagan realidad en este año y medio que queda, sobre todo con dos procesos eleccionarios al frente, lo veo muy difícil.

Respecto a la Cuenta Pública, espero tres áreas que el Presidente ha venido prometiendo y lamentablemente no hemos visto un avance tan rápido. Uno, seguridad pública. Claro, hemos avanzado harto dictando leyes en materia de seguridad, pero espero un mensaje en orden a mejores operaciones, más inteligencia, mejor infraestructura carcelaria. Es decir, mirar esto en orden más sistémico y no de manera aislada solamente con legislación.

Dos, seguridad económica. Desde la izquierda tenemos que necesariamente hablar de economía, de desarrollo, de crecimiento. El ministro Marcel ha mostrado un tremendo manejo, pero necesitamos más trabajo, necesitamos más empresas que se motiven a invertir en nuestro país.

Y tercero, que es la base, son los derechos sociales. Y allí tenemos una deuda en materia previsional. No hemos avanzado en nada en materia previsional. Lo cierto es que de la Cámara de Diputados se fue una cáscara vacía al Senado. Se votó en general y todos los artículos fueron rechazados. En el Senado se está discutiendo por primera vez la reforma previsional, y como está la configuración política, tanto en el Senado como en la Cámara, yo creo que no va a avanzar.

Y en materia de salud y educación, son materias en las que espero iniciemos por lo menos la discusión. Pero que estos proyectos sean realidad al final de este año y medio que queda de Gobierno, yo lo veo muy difícil.

-¿Usted ve lo suficientemente alineadas a las fuerzas oficialistas para disputar los proyectos que hoy día son emblemáticos para el Gobierno?
-Yo veo con preocupación lo que ocurre hoy día en términos de las fuerzas oficialistas. Nos ha faltado más diálogo, ha faltado mayor compromiso y responsabilidad con algunos temas. Desde el comienzo las dos almas que se han planteado al interior del oficialismo, tanto el Socialismo Democrático, el Frente Amplio y el Partido Comunista, claramente nos hemos visto enfrentados en diferentes materias. Y eso es lo que nos ha afectado, eso implica desorden. Entonces, cuando no has sido capaz de convencer primero a tu base, difícilmente vas a lograr convencer a quien está enfrente para que vote a favor de las leyes que tú estás planteando.

Y hoy día el CAE, por ejemplo, de nuevo nos ha desencontrado, a pesar de que todavía no conocemos el proyecto final. En la medida que no entendamos que el futuro del Gobierno implica necesariamente la unión real de todas las fuerzas que somos parte del oficialismo, lamentablemente no nos va a ir bien. Y allí, te insisto, desde el día uno hemos tenido diferencias. Hemos tenido diferencias claras en materia de seguridad pública. Hemos tenido diferencias respecto a la ley corta de isapres, y así en otras.

Yo espero y confío en que al final del día seamos capaces de ponernos de acuerdo. Porque, cuando tenemos un oficialismo que está desordenado y tenemos al frente una derecha que se está cada día más poniendo más extrema producto de la intervención del Partido Republicano, y aquella derecha democrática que dialogaba ya no dialoga, estamos en el peor escenario.

Y al final quienes pierden no son las fuerzas políticas, ni somos los parlamentarios, los que pierden son los ciudadanos, pierde un país que lo que quiere son reformas urgentes. Al final, cuando no te haces cargo de las necesidades de la población, lo que ocurre es que va generando un germen de descontento que puede estallar cualquier día. Y no me extrañaría ver un nuevo proceso de estallido social producto de la inequidad, producto de los problemas que día a día la población en todo el país está viviendo.

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