
Rolando Álvarez: “El PC debe asumir que tiene una responsabilidad mayor que en otras etapas”
El historiador señaló que ante la magnitud de este nuevo desafío el Partido Comunista tendrá que dar señales de amplitud. “Este es un momento nuevo, están recorriendo una tierra incógnita, y ahí los dirigentes verán si están a la altura o no de cumplir los desafíos que implica”, dijo.
El triunfo de Jeannette Jara en las primarias oficialistas ha sido calificado como un hito electoral relevante para el Partido Comunista. Es la primera vez que el PC, en sus más de 100 años de historia, tiene una candidata presidencial que representa a una amplia coalición de centroizquierda y con activo potencial de crecimiento.
Así lo describe el historiador y académico de la Usach, Rolando Álvarez, reconocido por ser un conocedor del partido de Luis Emilio Recabarren. Precisamente, desde esa perspectiva histórica, Álvarez advierte que “si los resultados en noviembre no son muy buenos, este hito electoral puede ser una golondrina pasajera”, por lo que el liderazgo de Jara deberá tener un correlato en las urnas de primera vuelta.
En conversación con El Mostrador, el doctor en Historia señaló que ante la magnitud de este nuevo desafío el Partido Comunista tendrá que dar señales de amplitud, tolerancia y de tener capacidad de hacer una política de coalición. “Este es un momento nuevo, está recorriendo una tierra incógnita, se está abriendo una senda nueva y ahí los dirigentes verán si están a la altura o no de cumplir los desafíos que implica”, dijo.
Respecto a las tensiones internas de la colectividad, Álvarez afirmó que “a pesar del historial de matices y diferencias, el PC ha logrado mantener una conducción unitaria en torno a su programa y ha evitado -desde el año 90- una ruptura fuerte a nivel de su dirección nacional. No ha habido quiebres importantes, ha logrado saber cómo convivir con esas discusiones internas”.
-Los conocedores del PC han afirmado que Jara logró una de las victorias electorales más relevantes en los más de 100 años de historia del partido, ¿lo compartes?
-Primero hay que decir que el Partido Comunista tiene una larga tradición de participación en torneos electorales. Desde su época como Partido Obrero Socialista, participó con candidatos a regidores, incluso el propio Recabarren fue candidato presidencial en 1920, estando preso, frente a Arturo Alessandri. Y en esta larga historia electoral ha tenido peaks de votación bien importantes.
Una fue el año 1947, cuando sacó el 17% de los votos en una elección parlamentaria. Y luego tuvo como el 17,1% en la elección parlamentaria en marzo del 73, unos meses antes del golpe de Estado. Por lo tanto, esos son hitos parlamentarios con gran cantidad de senadores y diputados electos.
Pero es la primera vez que tiene un triunfo electoral en una primaria presidencial, con una candidata que es realmente competitiva. Porque el Partido Comunista también tiene una larga tradición de tener candidatos y precandidatos presidenciales. Uno de los más connotados fue Pablo Neruda el año 70, el propio Guillermo Tellier fue precandidato presidencial, Gladys Marín fue candidata.
Sin embargo, es la primera vez que el Partido Comunista tiene una candidata que representa una coalición más amplia de fuerzas de centroizquierda.
Así que sí, yo diría que es un hito muy importante. Pero tendría cuidado, porque siempre la coyuntura con perspectiva histórica puede cambiar un poco. Si los resultados en noviembre no son muy buenos, o no son muy alentadores, este hito electoral puede ser una golondrina pasajera.
-Un rendimiento electoral contundente…
-Exactamente. Porque si no, va a pasar lo de otros hitos electorales, como cuando se aprobó el cambio de Constitución. Recuerda que esa elección fue con un 80-20. Fue un hito muy grande y después hubo dos elecciones que rechazaron una nueva Constitución.
Entonces, tiene que ir acompañado con un buen rendimiento electoral en noviembre. Y eso ratificaría una tendencia, ratificaría un hito importante. Si no, va a ser una cosa más aislada.
-A propósito de lo que ha sido el debate presidencial en el último tiempo, se han evidenciado de forma más pública las diferencias en la comisión política del PC. Se ha hablado bastante de las diferencias internas entre el sector que representa Jeannette Jara y la otra ala del PC, la que representa Lautaro Carmona.
-Ha sido evidente que han habido discusiones que se han transparentado, que son relativamente novedosas respecto a la cultura política comunista que tiende a buscar más la homogeneidad y la disciplina militante. Ese es como el ideal que está en los principios, pero que en los últimos años se ha ido matizando y mutando con el tiempo.
Pero sí es importante señalar que, más allá de la mitología respecto a la ultradisciplina comunista, el historial de diferencias internas dentro de la dirección del Partido Comunista tiene antecedentes bien concretos desde fines de la década de 1970 y durante la década de 1980.
El antecedente de una discusión muy grande que hubo dentro de la dirección fue en torno a cómo enfrentar la dictadura y lo que fue la política que se desarrolló contra la dictadura. Se llamó la política de la rebelión popular.
Ahí hubo una discusión grande que terminó expresándose. Primero, fue muy soterrada por las condiciones de clandestinidad, pero después se terminó expresando en una crisis en el año 90, que coincidió con la caída del muro de Berlín y con el regreso a la democracia. Y ahí el PC vivió una crisis, la más grande que ha tenido en su historia, con una salida numerosa de militantes y muy alto costo.
Luego tuvo otro momento de discusión interna muy importante para la segunda vuelta de la elección de Lagos con Lavín. Ese año, el Partido Comunista presentó como candidata a Gladys Marín, donde obtuvo un resultado más bajo de lo esperado. Ahí el PC discutió si apoyaba en segunda vuelta o no a Ricardo Lagos. Y la votación fue muy estrecha en el comité central. Guillermo Tellier lo recordaba siempre con una frase que acuñó, decía: “Lagos divide al partido”. Y eso también tuvo trascendencia pública.
Luego, cuando el Partido Comunista apoyó a Michelle Bachelet en el 2006, en segunda vuelta. Ahí sí la apoyaron institucionalmente y hubo un ampliado de las militancias comunistas que llegaron hasta con carteles rechazando la decisión. Incorporarse a la Nueva Mayoría en el 2012-2013, también fue otro momento de tensión.
Entonces, el historial de diferencias no es algo novedoso. Lo que pasa ahora es que el PC se convirtió como en una vedette política, porque una dirigente de su comité central es la candidata presidencial del sector. Entonces tiene otra resonancia.
A pesar de este historial de matices y diferencias, el PC ha logrado mantener una conducción unitaria en torno a su programa y ha evitado -fíjate que desde el año 90- una ruptura fuerte a nivel de su dirección nacional. No ha habido quiebres importantes, ha logrado saber cómo convivir con esas discusiones internas.

-La incertidumbre que hay ahora, en términos de opinión pública, es si el PC va a lograr respaldar la estrategia de amplitud que necesita la candidata para poder ser competitiva. ¿Cuál es la lectura desde el pragmatismo institucional?
-El Partido Comunista, tradicionalmente, desde la época del Partido Obrero Socialista, desde la época de Recabarren en adelante, ha tenido la concepción de dar la lucha dentro de la institucionalidad, pero sin perder el anclaje en el mundo social.
Esa famosa frase del pie en la calle y el pie en La Moneda, que la acuñó la actual ministra Camila Vallejo a fines del 2012, principios del 2013, aludía a eso. El Partido Comunista no renuncia, tiene en su ADN la participación institucional, de hecho eso lo ha caracterizado en su historia. Pero también no renuncia a tener presencia en el anclaje del mundo social.
Entonces, la idea de poder tener un movimiento social que apoya a los gobiernos de turno, que sea protagónico y que tenga una voz, es algo que el Partido Comunista lo tiene en su imaginario.
Y sobre si es que va a lograr o no este pragmatismo, hay ejemplos. Cuando el PC apoyó a Bachelet en enero de 2006, después el pacto por omisión en 2008, el pacto por apoyar a Eduardo Frei en 2010, el pacto de 2009 que permitió la elección al Congreso de Guillermo Teillier, Lautaro Carmona, Hugo Gutiérrez. La incorporación a la Nueva Mayoría, en fin, ha dado varias muestras de pragmatismo y de estar disponible a pagar costos de la política.
Ahora, lo que yo veo es que el PC debe asumir en estos meses que tiene una responsabilidad mayor que en otras etapas. Tiene que ser más ordenado, porque su nombre fue elegido para representar a la coalición. Entonces tiene que dar muestras de ser amplio, de ser tolerante y de tener capacidad de hacer una política de coalición.
Es un nuevo desafío para la historia del Partido Comunista. Este es un momento nuevo, está recorriendo una tierra incógnita, se está abriendo una senda nueva y ahí los dirigentes verán si están a la altura o no de cumplir los desafíos que implica.
-¿Es correcto o no caracterizar las diferencias al interior del PC solo como un asunto generacional o hay algo más de fondo a propósito de estas distinciones bien evidentes que se hacen de las nuevas generaciones impulsadas por Teillier?
-Es un partido que tiene una característica que es muy propia de su cultura política, y es que cuenta con una juventud política que se llama la Juventud Comunista. Si tú analizas las conducciones del PC, la inmensa mayoría de sus militantes han sido largos años dirigentes de la Juventud Comunista.
La propia Jeannette Jara, Daniel Jadue, Daniel Núñez, Marco Barraza, Claudia Pascual, Camila Vallejo, Karol Cariola, todos se forjaron en el calor de la Juventud Comunista. Entonces, efectivamente hay cuestiones generacionales, me parece que es indesmentible y es propio de todos los partidos.
Pero a mí me parece que las diferencias dentro del Partido Comunista también tienen una dimensión fuerte intergeneracional, que pasa por una discusión en torno a cuánta amplitud, qué nivel de alianza tú vas a hacer, cuánto tú debes morigerar el programa político, cuánto debes negociar o no.
Estamos de acuerdo, dicen los comunistas, en luchar dentro de la institucionalidad, pero ¿cuánto vamos a invertir ahí?, ¿mucho o poco?, ¿todo? ¿Cuánto vamos a invertir en el mundo de lo social? Entonces, ahí es donde entran las discusiones, donde hay matices diferentes, y eso es intergeneracional.
-¿Cómo evalúas a la dirección del PC frente a este desafío en particular?
– Creo que la actual dirección reúne amplia experiencia política de distintas generaciones, con distintos temas, con harta heterogeneidad. Para algunos puede ser un problema que haya matices y diferencias; también es parte de la riqueza, es un partido que no es monolítico.
Entonces, esta dirección reúne esa cuota de experiencia y es la dirección básicamente que ha conducido al PC en los últimos años hacia este camino. Entonces, también tiene como para anotarse en el checklist de éxitos.
Pero la historia va a terminar de emitir su juicio, como nos gusta decir a la gente que estudia una historia. El juicio de la historia se va a terminar de emitir en noviembre cuando vengan los resultados finales de la elección presidencial. Si los resultados no son muy óptimos, claro, ahí la cuenta, las preguntas van a ir hacia esta dirección. Y si los resultados son muy buenos, todos los honores para ellos.
Entonces, veo que esta conducción puede anotar aciertos, sin duda, desde la época de Guillermo Teillier en adelante, y ver esa continuidad. Pero siempre en política las cosas son supervolátiles, y de repente pueden cambiar drásticamente. No obstante, sí tienen experiencia y creo que está en sus manos definir una estrategia exitosa del actual proceso.