
Indecisos en la mira: el voto silencioso que puede definir la presidencial
Más de la mitad del electorado chileno no ha decidido su voto presidencial. Un estudio del CEP revela que el grupo más volátil –los que no se ubican en el eje político– es altamente permeable a discursos populistas y podría inclinar la balanza en un escenario de voto obligatorio.
Chile se encamina a unas elecciones históricas. En 2025, por primera vez desde el retorno a la democracia, las presidenciales y parlamentarias se celebrarán bajo el régimen de voto obligatorio con inscripción automática. El cambio no es menor: en el plebiscito constitucional de 2022, la participación saltó del 56% registrado en la segunda vuelta de 2021 al 86%, y desde entonces se ha mantenido estable. Esto significa que en diciembre votarán millones que antes permanecían al margen.
Pero hay un dato que incomoda a partidos y candidatos: el 52% de la población aún no sabe por quién votar. El Centro de Estudios Públicos (CEP) analizó a este electorado y encontró una fractura interna decisiva. Por un lado, quienes se identifican con el centro político. Por otro, un grupo aún más desconectado: los que no se posicionan en el eje izquierda-derecha (NSNC).
Este último sector, que equivale al 30% de los indecisos y al 16% del electorado total, es un enigma político. Según el estudio, apenas un 30% cree que la democracia es la mejor forma de gobierno y menos del 5% declara interés en la política. No se sienten cercanos a partidos, no participan en instancias cívicas y sus respuestas a temas como movilidad social o meritocracia tienden a la neutralidad. Su brújula política es difusa, pero su sensibilidad es clara: valoran más la cercanía y la empatía que la preparación técnica o el liderazgo programático.
Esa predisposición los vuelve especialmente receptivos a narrativas simples, cargadas de emotividad y promesas concretas. César Gamarra, investigador del CEP y coautor del estudio, lo sintetiza: “A este electorado le importa la estrategia del discurso, cómo calza con sus preocupaciones y necesidades. Esto los hace más receptivos a posturas populistas o emocionales”.
Gamarra agrega que “lo que distingue a los indecisos que no se ubican en el eje izquierda-derecha es su preferencia por la conexión social por sobre los aspectos técnicos o programáticos, además de su poca valoración por la democracia, solamente un 30% de las personas de este grupo cree que la democracia es el sistema de gobierno preferible y menos del 5% está interesado en la política”.
En este tablero, Franco Parisi aparece como el jugador que mejor explota ese filón: su estilo directo, poco ideológico y emocional conecta con quienes desconfían de la política tradicional. José Antonio Kast, con un discurso claro y rígido en medidas específicas, también logra sintonizar con parte de este mundo. Jeannette Jara y Evelyn Matthei optan por estrategias más flexibles, aunque a veces ambiguas; Jara, con énfasis en lo cotidiano, tiene un flanco abierto para atraer a este electorado.
En un escenario de voto obligatorio, donde la concurrencia de los NSNC está prácticamente asegurada, su decisión final podría significar la diferencia entre la victoria y la derrota. Son, en definitiva, el voto silencioso: un electorado que no se declara de izquierda ni de derecha, pero cuyo movimiento en las urnas podría redefinir el mapa político chileno en diciembre.
Revisa el estudio del CEP en el siguiente link: