Marco Enríquez-Ominami estaba invitado al Club de Polo San Cristóbal por el grupo Jóvenes Líderes. Equipos de prensa de Canal 13, Chilevisión, El Mercurio y LUN esperaban su arribo para preguntarle sobre sus declaraciones acerca de la viabilidad política de Frei y la irrupción de Andrés Velasco.
Marco Enríquez-Ominami estaba invitado al Club de Polo San Cristóbal por el grupo Jóvenes Líderes. Equipos de prensa de Canal 13, Chilevisión, El Mercurio y LUN esperaban su arribo para preguntarle sobre sus declaraciones acerca de la viabilidad política de Frei y la irrupción de Andrés Velasco.
A muchos de los «socios» les llamaba la atención la presencia de la prensa y preguntaban a quien esperaban. Obviamente la sorpresa fue grande cuando llegó Marco Enríquez-Ominami.
Los focos y flashes incomodaron a quienes cenaban en algunos de los salones comedores revestidos con madera.
Pero más que la presencia de la prensa, lo que realmente irritó a algunos fue el propio Ominami. «Qué hace este roto acá». «Como es posible que este hueón esté acá». «Qué ordinariez, me voy a quejar con el gerente», fueron algunas de las frases que se oyeron durante algunos minutos.
Acto seguido, la prensa fue literalmente expulsada del Club de Polo y debió esperar en la fría noche santiaguina durante más de una hora y media la salida de Enríquez Ominami de la reunión con los hijos de padres dueños de más de la mitad de Chile. Cuando se despedían, faltando minutos para las 23 horas un solitario gaitero que se paseaba por las inmediaciones del club también se entumía de frío.
