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Netean oposición científica a visita de reyes noruegos con actividad del Ministerio de Ciencias

Netean oposición científica a visita de reyes noruegos con actividad del Ministerio de Ciencias

Con activistas internacionales, detractores locales y un buen número de científicos, dejando en evidencia la amenaza que reviste la instalación de salmoneras en la Patagonia, no fue fácil para los reyes  -embajadores de esta industria- eludir las críticas. Uno de los mecanismos que se escogió para, precisamente, reducir el impacto negativo de la visita real, fue «netear» la oposición de la comunidad científica, con actividades simultáneas de otros científicos, en el marco de la investigación antártica en Punta Arenas. ¿A quiénes echaron a la pelea? Al flamante Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación.


El último fin de semana de marzo, la agenda de los reyes Harald V y Sonia de Noruega, estuvo apretada e incómoda. En Santiago, Greenpeace los recibió con pancartas escritas en noruego, en el que le daban la bienvenida, pero «No a sus salmones». Es que la visita, que se dio en el marco de los 100 años de relaciones diplomáticas entre Chile y Noruega, fue vista como el más claro ejemplo de una actividad de lobby de marca mayor en favor de la industria salmonera, camuflada como visita de Estado.

La industria de salmónidos lleva varias décadas en Chile y junto con cosechar éxitos comerciales, también se ha convertido en sinónimo de destrucción de la biodiversidad marina, abuso de antibióticos, de anoxia de las aguas bajo las jaulas y de depredación de los ecosistemas naturales al ser especies exóticas.  Los principales detractores de la industria son las comunidades locales donde se instala la industria, los pueblos originarios que han vivido ancestralmente de la pesca sustentable y la comunidad científica.

Esta última comunidad compuesta por biólogos, oceanógrafos y ecólogos, entre otras especialidades, casi en un consenso unánime, expresó estos últimos días su rechazo y temor de que de la firma salmonera de capitales noruegos, Nova Austral, se instale en la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos, en las inmediaciones marinas de Puerto Williams. En tanto el temor de la comunidad científica, que el solo hecho de la instalación de salmoneras en Patagonia Sur se aprecia como un atentando el equilibrio biológico del planeta.

Con activistas internacionales, detractores locales y un buen número de científicos advirtiendo sobre la amenaza de los salmones en la Patagonia, no fue fácil para los reyes  -embajadores de esta industria- eludir las críticas. Uno de los mecanismos que se escogió para, precisamente, reducir el impacto negativo de la visita real fue «netear» la oposición de la comunidad científica a la actividad de salmónidos con la de otros científicos, en el marco de la investigación antártica en Punta Arenas. ¿A quiénes echaron a la pelea? Al flamante Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación.

La actividad dejó una postal. Mientras en Puerto Williams se preparaban protestas y cartas con el rechazo científico; en Punta Arenas los reyes recibieron el apoyo institucional de Estado, nada menos que de manos del neurocientífico Andrés Couve, el ministro de Ciencias.

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