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El silencio acerca del escolta presidencial y las estrechas relaciones entre palacio y Carabineros

El silencio acerca del escolta presidencial y las estrechas relaciones entre palacio y Carabineros

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Aunque el senador Javier Macaya dijo en 2020 que el Director General de Carabineros “es más zurdo que la chucha”, la cercanía del alto uniformado con el primer mandatario comenzó siendo muy pragmática, casi de supervivencia, pero es un hecho que al general Ricardo Yáñez no le incomoda para nada realizar gestos hacia el mundo progresista, como fue pintar una patrulla con los colores de la diversidad sexual para resguardar la Marcha del Orgullo, en junio del año pasado.


Durante casi dos días fue un secreto muy bien guardado, pero el viernes pasado, finalmente, distintas fuentes confirmaron que un miembro de la escolta del presidente Gabriel Boric, un teniente de Carabineros, era uno de los 18 miembros de esa institución (a la que se suman tres funcionarios de la Policía de Investigaciones) que “entrenaba” en el polígono ilegal “V-Raptor”, que operaba en la comuna de Quilicura, el cual estaba a cargo de un ex militar venezolano y de un chileno, caso que fue dado a conocer el miércoles pasado.
Poco después del control de detención de los imputados (entre los cuales no se encuentra ningún policía, todos los cuales poseen la calidad de testigos en la causa, de momento) comenzó a circular el dato de que uno de ellos era un oficial perteneciente al Departamento de Protección de Personas Importantes (PPI), y que formaba parte del grupo asignado nada menos a la seguridad del Presidente de la República.
Sin embargo, ninguna fuente oficial quiso confirmar la información durante al menos 48 horas y, más allá de excusas como que los uniformados no tienen calidad de imputados en la causa, el hecho refleja una vez más la importancia que para La Moneda posee Carabineros actualmente.
En efecto, para nadie es un misterio la cercanía que ha desarrollado el Director General de la policía uniformada, el general Ricardo Yáñez, con el primer mandatario, algo que para todos era impensable hace dos años, cuando el entonces candidato Gabriel Boric proponía refundar la policía uniformada.
Más allá de exabrupto del senador y actual presidente de la UDI, Javier Macaya, a quien en 2020 se le quedó abierto el micrófono en el parlamento, ocasión en la que se le escuchó decir “El General Director de Carabineros es más zurdo que la chucha”, quienes conocen de cerca al mandamás de la institución uniformada indican que su cercanía hacia Boric fue más pragmática que ideológica, pero que pese a ello a Yáñez no le incomoda para nada (como si ha sucedido en buena parte de las filas) haber realizado una serie de gestos “progresistas” hacia el gobierno, entre los que se cuentan el pintar una patrulla con los colores de la diversidad sexual y el publicitar el egreso de la primera carabinera trans, Isabella Panes Proboste.
Todo lo anterior redunda, explican las mismas fuentes, en que en palacio la relación con Carabineros (que, por cierto, también ha pasado por momentos bajos, como cuando Yáñez emplazó a los parlamentarios, tras el homicidio de un suboficial en Concepción, tras lo cual recibió una suave de parte de la ministra Carolina Tohá) se cuide con mucho detalle y a ello se atribuye la falta de confirmaciones respecto del episodio del escolta, que alegó no saber que estaba cometiendo una infracción al acudir a ese polígono y que, producto de ello, terminó trasladado a otra unidad.

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