La senadora Isabel rindió un breve homenaje, el lunes, a los miembros del GAP y de la PDI que se quedaron en La Moneda defendiendo a su padre, entre los cuales destacan los dos jefes del grupo: Juan Seoane y Quintín Romero, el que incluso inspiró uno de los personajes que aparece en “Los detectives salvajes” y en otro de los libros de Roberto Bolaño, “Estrella distante”.
En medio de todos los homenajes que se vivieron el 11 de septiembre recién pasado, la senadora Isabel Allende rindió un breve tributo a los miembros del GAP (Grupo de Amigos Personales) que se quedaron resistiendo el golpe de Estado junto a su padre, así como también a los detectives de la Policía de Investigaciones que hicieron lo mismo, lo que posteriormente fue recordado en redes sociales por distintas personas –como el periodista Javier Ortega–, simbolizando esto en el jefe de la escolta de la PDI, Juan Seoane.
Al respecto, Ortega escribió en su cuenta de Twitter que “un día como hoy, hace 50 años, inspector de la PDI Juan Seoane y 16 detectives decidieron quedarse con Allende en La Moneda. Seoane murió en 2017 y nunca aceptó ser un héroe. Lo consideraba su deber”.
En efecto, en las pocas entrevistas que concedió, ya en su vejez, Seoane siempre insistió en que, cuando se produjeron los hechos, se quedaron defendiendo al Presidente por estimar que su labor, como policías, era actuar en función de la Constitución.
La figura de Seoane inspiró el libro Me dijo Miranda, del argentino Federico Galende, mientras que la estampa de otro de los detectives que estuvieron en La Moneda ese día, en este caso Quintín Romero, fue la inspiración que tuvo Roberto Bolaño para crear un personaje que aparece en su novela Estrella Distante y luego en Los detectives salvajes: Abel Romero, con quien el alter ego de Bolaño (Belano) se reúne en París un 11 de septiembre de 1983, es decir, 10 años después del golpe de Estado en Chile.
Como relata allí, se trata de uno de los detectives que había defendido a Allende, el cual, además, había desarrollado su propia teoría sobre el mal, la cual resumió del siguiente modo ante Belano: “El meollo de la cuestión es saber si el mal (o el delito o el crimen o como usted quiera llamarle) es casual o causal. Si es causal, podemos luchar contra él, es difícil de derrotar pero hay más posibilidad, más o menos como dos boxeadores del mismo peso. Si es casual, por el contrario, estamos jodidos. Que Dios, si existe, nos pille confesados. Y a eso se resume todo”.
