Publicidad
De mar a cordillera: un tour y una ruta que recorre más de 350 millones de años de historia Viajes

De mar a cordillera: un tour y una ruta que recorre más de 350 millones de años de historia

Pasar la mañana frente al océano y en la tarde disfrutar de los volcanes. Un tour que dura tres días ofrece disfrutar del paisaje de la Región de Atacama a partir del conocimiento de su “tiempo geológico”, conociendo y descubriendo los millones de años que toma la formación de una materia. “Lo que más nos motiva es poner en valor la diversidad de nuestro territorio”, destacaron los jóvenes tour-operadores. 


Gyslaine Mansilla (27) y Luciano Travella (27) nacieron en la capital de la Región de Atacama y su amor por la región se palpita desde la pantalla frente a la que se acomodaron para tener la entrevista virtual. El brillo de los ojos de Mansilla se asemeja al de las olas de Playa Blanca, uno de los espacios que se visita en el recorrido que dura tres días.

Antes de iniciar el tour, se realiza una inducción que incluye la presentación de fotos, videos e indicaciones “para pasarlo bien de manera segura”, aseguró Gyslaine, geóloga y guía del espacio. “Hablamos del tipo de ropa adecuada, del clima, los cuidados medioambientales y recibimos las diferentes necesidades de movilidad y alimentación de los turistas”, agregó.

El recorrido puede empezar en Copiapó o Caldera, uno de los puertos más reconocidos de la zona. Pero en general inicia en Copiapó y desde allí se cuenta la historia siguiendo el borde costero.

“El primer día, si partimos desde Copiapó, vamos por el río desde el sector medio hasta la desembocadura”, inició la cronología Gyslaine. Antes de continuar su relato, la profesional de la Universidad de Atacama se detuvo a reflexionar sobre el Río Copiapó, un espacio que la mayor parte del tiempo está seco. “Aquí hay mucho dolor por el río porque hay registros que en el pasado era más verde, familiar, recreacional, hoy es famoso por estar seco y tener basura, por la sobre extracción del agua”, dijo.

Pero a ello, aún hay agua y en la desembocadura continúa fluyendo el caudal pero depende de “los procesos y el contexto geográfico que estamos”, explicó. Luego de eso, señaló que el camino que sigue es el borde costero, donde paran a descansar en las playas “frente a los suelos más antiguos de la región”.

Gyslaine Mansilla enfatizó en los años de formación de rocas y los contrastes que pueden encontrarse sólo en las playas, para luego remarcar otros espacios, como volcanes y pinturas rupestres. Esto porque, más que un servicio turístico, este grupo de jóvenes de entre 27 y 30 años, busca ser un divulgador del conocimiento científico del territorio atacameño.

El segundo día el recorrido se traslada a la zona intermedia, donde se visitan Cerro Medanoso y zonas de arte rupestre. “El turista puede elegir practicar sandboard, podemos hacer observación astronómica y ver las pinturas rupestres en quebradas”, señaló la guía turística, quien además valoró la “composición mineralógica” de Atacama, que “contribuye a la preservación” de todos esos registros”.

“Atacama es uno de los laboratorios de la geología, los procesos están expuestos esperando a ser tomados una foto de libro, nos dijo un profesor”, agregó con una pequeña risa.

El tercer día invita a conocer la cordillera y precordillera, dos zonas “muy ricas geológicamente”, subrayó Luciano Travella, que se sumó a la entrevista virtual con una foto de la Laguna Santa Rosa de fondo. En los alrededores se pueden encontrar registros de fósiles, antiguos océanos, animales marinos, dinosaurios y otros elementos “que aún se siguen encontrando”, mencionó el geólogo.

Gigantes dormidos en Laguna Santa Rosa. | Foto: Geoturismo Lickanantay

“Ese día tomamos el camino internacional, por Quebrada Paipote que tiene muchos afloramientos muy destacados, vamos viendo el comportamiento de aguas subterráneas, superficiales, pasamos por vegas, riachuelos y en la cordillera cambia totalmente”, aseguró.

“Hay un espacio que separa muy claramente la cordillera de la precordillera y que ya no existe en el sur, es el de Domeyko, un contraste muy fuerte. Luego pasamos a ver salares, volcanes nevados, volcanes activos, lagunas, recorremos el Salar de Maricunga y nos vamos a la Laguna Verde, un lugar muy cerca de la frontera donde el paisaje es hermoso y la gente se puede bañar en piscinas termales”.

De acuerdo a las condiciones climáticas se puede visitar o no el Salar de Pedernales (una zona amenazada por la explotación de litio), pero la idea es devolverse por un lugar distinto del que se tomó para llegar, donde una de las opciones puede ser la Laguna Santa Rosa.

Estos tres días de recorridos conllevan una ruta en caminatas de exigencia leve y media, traslados en vehículo y práctica de sandboard, si se quiere, o bien observación astronómica. Además, durante el viaje entre playas de arenas de diferentes colores y aguas prístinas, se puede recorrer un territorio cercano a Puerto Viejo en que existe un catastro de hasta 99 especies de aves presentes en distintas estaciones.

Otro de los atractivos es “el falso meteorito”, un hoyo que genera impacto por su tamaño, el motivo que lo llevó a convertirse en un mito pero se explica en el trayecto que se formó producto del oleaje que erosionó y debilitó la roca.

Divulgar ciencia en medio de un potencial turístico

Todos los años, decenas de montañistas japoneses, chinos, italianos, polacos, rusos y de otros países arriban a Chile con escala directa a las montañas, sin ningún otro interés que posarse sobre las cordilleras. La región de Atacama convoca a muchos de ellos y ellas, quienes llegan atraídos por la Ruta de los Seismiles que reúne a la mayor cantidad de volcanes 6 mil metros sobre el nivel del mar.

Ruta cordillerana en Nevado Tres Cruces. | Foto: Geoturismo Lickantay

El largo y angosto territorio pareciera incluso ser más conocido por turistas extranjeros y extranjeras más que por los propios habitantes del territorio nacional.

“Hay una brecha muy grande entre la ciencia y las personas y nos quisimos hacer cargo. La universidad no es tan cercana a la ciudadanía, entonces identificamos ese problema y tomamos la iniciativa”, afirmó la geóloga copiapina. La idea de hacer geoturismo ya deambulaba de un lugar a otro en los adentros de la universidad, fueron quizá las salidas a terreno y el estancamiento social de la región que generaron el clic. “Mientras estudiabamos conocimos muchos lugares y pensábamos ‘cómo nadie conoce este lugar, ¿sabrán que aquí hubo dinosaurios o que esto fue un bosque?’”.

De mar a cordillera existe un viaje de millones de años. Mientras las oscuras rocas del mar tienen más de 350, el volcán Ojos del Salado representa el año cero. Transitando por el salar, la cara del turista cambia radicalmente al escuchar un primer dato, cuando las y los geólogos guías le hablan de su edad: “este salar se formó hace 10 millones de años”. Tan humano es valorar el tiempo de vida que conmueve, pensó Luciano en voz alta.

“El concepto de tiempo geológico, protagonista del relato que permite el geoturismo, esta magnitud quiebra el enfoque o la forma de observar que tienen las personas cuando se dan cuenta que hay estructuras tan grandes que se relacionan tamaños y edades, es muy catártico lo que se puede lograr”, añadió.

La capa negra tiene más de 200 millones de años y se formó al interior de la tierra, en tanto la capa más clara se formó en el exterior y tiene entre 0 y 10 años. | Foto: Geoturismo Lickanantay

Libros, papers simplificados y datos son originados para divulgar el conocimiento geológico de cada espacio donde de manera constante se menciona la subducción, es decir, procesos que permiten la creación de límites geológicos y se relaciona con las nubes, el océano, la costa. En suma, se pasa de la contemplación del paisaje al conocimiento de su formación desde las fuerzas más internas de la tierra.

Pero en medio de este viaje de mar de cordillera, muchas de las playas “muy bonitas” y “ricas geológicamente”, no cuentan con estándares mínimos para el turismo, como la presencia de señalética. A excepción de aquellos sectores ubicados más cerca de Caldera, que tiene un desarrollo turístico mayor.

“Si la gente quiere venir de manera autónoma, que se da de manera frecuente, hay muy poca información y hoy el internet no es suficiente porque en el desierto es fácil desorientarse y no hay señalética en casi ningún lugar más desconocido, a diferencia de, por ejemplo, Playa Virgen o Bahía Inglesa”, sostuvo Gyslaine.

“Otro de los problemas que encontramos en el turismo es que Atacama tiene muchos conflictos ambientales por la predominancia de la inversión en minería y no en turismo”, contó Travella. “El Salar de Maricunga está amenazado por proyectos de litio y la actividad minera en cordillera es intensa y visible en la ruta, tenemos un enfoque muy cortoplacista, instantáneo, que no nos permite pensar a futuro y al mismo tiempo valorar el potencial turístico del territorio”, enfatizó con tono reflexivo.

Geoturismo Lickantay inició su trabajo en 2019 y la mayoría de sus primeros y primeras turistas venían de fuera del país. Pero con la llegada de la pandemia chilenos y chilenas ocuparon el podio turístico y en la actualidad estiman que el 60% es de la región y el resto de otras regiones. El más pequeño de los turistas tenía seis años y las más grandes fueron un grupo de mujeres de más de 70 años, quienes eligieron la cordillera.

“Queremos cumplir un rol de divulgadores científicos y nuestro objetivo más grande es que los propios atacameños conozcan su paisaje, su historia, estamos rodeados de vida y queremos que eso se valore para ver crecer a nuestra región”, cerraron desde la agencia turística.

Publicidad

Tendencias