
Chiclayo, la nueva joya del turismo religioso en Perú tras el saludo del papa León XIV
El vínculo del nuevo pontífice con la ciudad del norte peruano impulsa una nueva ruta turística que mezcla religión, cultura ancestral y gastronomía.
Chiclayo siempre ha sido un punto clave en el norte de Perú. Ubicada en la costa norte, a poco más de 770 kilómetros de Lima, esta ciudad es la capital de la región de Lambayeque. Vibrante, con historia preincaica, playas atractivas, una gastronomía potente y profundas tradiciones religiosas. Pero en los últimos días, esta localidad costera ha captado la atención del mundo por una razón.
Desde el balcón del Vaticano, el nuevo papa León XIV dedicó a Chiclayo un breve saludo.
Ese gesto simbólico ha desatado una ola de entusiasmo en la región y las autoridades ya se preparan para capitalizar el interés internacional con la creación de una nueva propuesta turística: “La Ruta del Papa”. Este sería un recorrido religioso y cultural por los lugares que marcaron la vida y el ministerio pastoral de Robert Francis Prevost Martínez, antes de convertirse en el máximo líder de la Iglesia católica.
Un saludo que despertó a una ciudad
Con orgullo, Nino Onofre, operador turístico local, afirmó que “el primer milagro que ha hecho el papa es dar un saludo a su querida Diócesis de Chiclayo. Y lo ha hecho porque sabe que lo necesitamos. Ahora Chiclayo está en los ojos y la boca del mundo”. Para él y muchos otros, el simple gesto de mencionar a Chiclayo desde Roma fue suficiente para volver a poner en el mapa a esta ciudad de más de medio millón de habitantes.
Prevost fue obispo de Chiclayo durante ocho años, tiempo en el que desarrolló una relación cercana con las comunidades locales y dejó huella en diversas iniciativas sociales y pastorales. Esa conexión es ahora vista como un capital invaluable para atraer visitantes nacionales e internacionales.

Crédito: AFP – Ernesto Benavides
El turismo religioso como nueva apuesta
La propuesta de un turismo religioso incluye paradas claves como la Catedral de Chiclayo, presuntamente diseñada por Gustave Eiffel y el obispado, donde vivió el actual papa. También se planean visitas a comedores sociales y otras obras impulsadas por Prevost en la región.
Pero el recorrido no se limita a la ciudad. También se contempla incluir pueblos aledaños con fuerte tradición religiosa como Monsefú, con su celebración del Jesús Nazareno Cautivo, Motupe, con su veneración a la Santísima Cruz, y Eten, una localidad que el propio papa visitó para trasladar una petición a Francisco sobre el Divino Niño del Milagro, con 20.000 firmas recolectadas entre los fieles.
La alcaldesa de Chiclayo, Janet Isabel Cubas, comentó que tienen que aprovechar el tirón turístico que puede traer la estrecha vinculación del papa con la ciudad costera. “Definitivamente, aquí tenemos un potencial turístico grande que hay que aprovechar y además que es un turismo que también tiene una dimensión de religiosidad. En estos días va a empezar a validarse ‘la ruta del Papa’ para poder ofrecerle a los turistas nacionales y extranjeros”, indicó Cubas a EFE.
Cultura mochica
Chiclayo no solo es religión. La ciudad y su entorno forman parte de un corredor turístico más amplio que incluye algunos de los principales tesoros arqueológicos de Perú. Uno de los más destacados es el complejo del Señor de Sipán, una tumba real de la civilización mochica, mil años anterior a los incas, considerada por muchos como el equivalente peruano al descubrimiento de Tutankamón.
La ruta turística buscará así integrar el legado espiritual del papa con las raíces culturales y precolombinas de la zona, además de sus playas y museos.
La mesa chiclayana
No podía quedar fuera la gastronomía. Chiclayo es famosa por su cocina abundante y sabrosa y los promotores de la ruta quieren destacar también el gusto del papa por la comida local. Entre los platos tradicionales que se incluirán en la experiencia turística están el arroz con pato, el cabrito con frejoles y el ceviche norteño.
Pero hay un postre en particular que promete convertirse en emblema: el pastel de peras de Pimentel, un dulce que, según Onofre, era uno de los favoritos de Prevost cuando vivía en la región.
Una oportunidad histórica
La Iglesia católica ha sido, históricamente, un motor de turismo en muchos rincones del mundo. Desde Roma hasta Fátima, pasando por Lourdes o Jerusalén, los destinos vinculados a figuras religiosas han atraído millones de visitantes. Chiclayo quiere ahora subirse a esa ola, con una propuesta local, auténtica y cargada de fe.
Para muchos en la región, la elección de León XIV no solo es motivo de orgullo, sino también la chispa que podría encender un nuevo capítulo para el turismo en el norte peruano.