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Una edición patrimonial

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¡Buenas tardes, queridos habitantes de este Universo Paralelo!

Esta semana se celebra en Chile el Día de los Patrimonios. En Universo Paralelo nos sumamos a estas fechas de recorrido por los muros de adobe, las colecciones antiguas o las postales típicas, pero con la brújula un poco desviada. Tomamos un camino diferente, para mostrar un tipo de patrimonio que no siempre figura en las mentes de los concejales municipales ni en los catálogos: el patrimonio científico.

  • Ese que se construye en laboratorios, que está disponible en la naturaleza o en la vida cotidiana de quienes investigan, descubren y registran. Ese patrimonio, que encontramos no solo en la Tierra, sino también en los confines de nuestro sistema solar.

Desde los antiguos institutos de higiene hasta los geoparques en formación; desde la arquitectura terrícola hasta las llanuras heladas de Plutón; en esta edición recorremos huellas de ciencia incrustadas en nuestra memoria y en nuestro barrio cósmico.

En esta edición, contamos con la participación de:

  • María José Correa Gómez:doctora en Historia por la University College de Londres y directora del Doctorado en Humanidades Aplicadas de la Universidad Andrés Bello. Su investigación se ha enfocado en la historia de la ciencia y de la medicina durante el siglo XIX e inicios del XX.
  • Francisca Ortiz Ruiz: doctora en Sociología por el Mitchell Centre for Social Network Analysis de la Universidad de Manchester. Actualmente integra el Centro de Economía y Políticas Sociales y la Escuela de Gobierno y Administración Pública de la Facultad de Ciencias Sociales y Artes de la Universidad Mayor y es presidenta de la organización Women in Network Science.

Nos acompañan, una vez más, el geólogo Camilo Sánchez, el antropólogo social Francisco Crespo y la periodista Francisca Munita.

Gracias por estar aquí y por seguir expandiendo este Universo Paralelo. No olviden ayudarnos con la difusión de la ciencia en los medios, compartiendo este link. Y si les llegó de alguien¡inscríbanse ya!

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LA CIENCIA COMO PATRIMONIO COLECTIVO

Instituto de Higiene, 1910. Crédito: www.lugaresdeciencia.cl

Por María José Correa
Doctora en Historia

El patrimonio científico está presente en Chile en las más diversas formas. Lo encontramos en los instrumentos, libros, objetos domésticos y materias primas utilizadas en el quehacer científico, pero también en los cientos de infraestructuras desplegadas por su territorio.

Represas, hospitales, tranques, termas, plantas desalinizadoras o puentes ferroviarios constituyen, junto a muchos otros, un patrimonio que es necesario identificar, conocer, comprender y cuidar.

  • Su puesta en valor contribuye al reconocimiento del carácter situado de la ciencia y complementa el escaso conocimiento que las disciplinas científicas tienen de su propia historia. A diferencia de otras áreas del conocimiento, la ciencia ha prestado poca atención a su pasado y ha relegado esa historia a momentos de “descubrimiento” a cargo de “grandes hombres”.

Si bien desde hace décadas la historia de la ciencia ha replanteado las formas de construcción del conocimiento científico, de sus instituciones y disciplinas, ampliando considerablemente los contextos y los actores que han aportado a estos procesos, el conocimiento científico aún mantiene cierto carácter atemporal que lo aísla de sus condiciones de producción y lo presenta como una verdad dada.

  • La historiografía científica ha mostrado que la ciencia no nos cuenta “una verdad”, sino que surge como un marco explicativo generado por comunidades que buscan comprender y gestionar su mundo.Se construye, al igual que sus infraestructuras y se integra en el contexto social, económico y cultural que la contiene. Se instala como ellas en un territorio, con contornos, interacciones, presupuestos y políticas. Dialoga con las tendencias en boga e integra a diversos actores que, como expertos, usuarios o consumidores contribuyen a su significación o (des)legitimación.

En el mes del patrimonio, la cultura material de la ciencia, en su gran diversidad, proyecta la profunda huella que ha dejado en la sociedad y el estrecho lazo que la une a ella. El proyecto www.lugaresdeciencia.cl invita a recorrer parte de los cambios científicos y tecnológicos vividos en Chile a través de las infraestructuras que aún permanecen en pie.

  • La Casa de Orates, de mediados del siglo XIX, es ejemplo de ello. Su construcción refleja la patologización de ciertos comportamientos y la gradual injerencia del Estado en la gestión de la enfermedad. Igualmente, el Instituto de Higieneda cuenta del cambio de paradigma que trajo el surgimiento de la higiene y el desarrollo de la bacteriología, destacando el importante rol de los inspectores y de la Justicia en la circulación y reconfiguración de las ideas de contagio.

Los ejemplos abundan; por tanto, la invitación es a recorrer la ciudad y descubrir en el patrimonio de la ciencia esas entradas al pasado que nos permiten comprender lo científico como una construcción colectiva, asociada a coyunturas y contextos. A través de estas infraestructuras podemos entender que la ciencia la construimos entre todos, en diálogo con nuestro entorno y en constante interacción con la sociedad, sus valores e intereses. La pervivencia o el descarte de su patrimonio, también es ejemplo de ello.

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EL PATRIMONIO GEOLÓGICO COMO MOTOR DE DESARROLLO TERRITORIAL

Salto de Las Ánimas. Créditos: Rodrigo Pérez

Por Camilo Sánchez
Geólogo

¿Conoces el campo geotérmico de El Tatio, en San Pedro de Atacama? ¿O la Piedra de la Iglesia, en Constitución? ¿Tienes alguna pieza de greda de Pomaire o Quinchamalí? Quizás has notado que las Torres del Paine, en Puerto Natales, aparecen en un billete.

Todos estos elementos son solo algunas expresiones de origen natural que están íntimamente ligadas al día a día de diversos sectores en Chile. Son reconocidos como sellos identitarios locales y, además, forman parte del patrimonio natural.

  • Según laUnesco (1972), el patrimonio natural está conformado por formaciones físicas y biológicas, o por grupos de estas, con un valor estético, científico o de conservación. En este contexto, para Díez-Herrero y Vegas (2011), el patrimonio natural se divide en dos grandes grupos: el patrimonio biológico, como el patrimonio botánico o faunístico; y el patrimonio abiótico, como el patrimonio geológico o geopatrimonio.

El geopatrimonio se considera una de las áreas temáticas de la geología que ha cobrado más fuerza en las últimas décadas. Pero ¿a qué se refiere? La respuesta formal sigue siendo motivo de debate. Sin embargo, podemos considerar que está conformado por estructuras o formas originadas por procesos geológicos, que permiten estudiar la historia terrestre y que, además, poseen un valor científico, estético y educativo, fomentando el desarrollo cultural y el sentido de pertenencia de las comunidades (Dixon, 1996; Cendredo, 1996; Carcavilla, 2014; Brilha, 2015).

  • La diversidad del geopatrimonio ha sido incorporada en la definición de Para la Unesco, los geoparques son áreas geográficas donde se promueve el desarrollo sostenible, la educación y la protección del patrimonio natural en la gestión territorial.

Actualmente existen 229 geoparques en todo el mundo, y en Chile hay uno: el geoparque Kutralkura, ubicado en la zona cordillerana de la Región de La Araucanía. Además, existen diversos proyectos que buscan obtener el reconocimiento oficial como geoparques, entre otros, Pillanmapu en la Región del Maule, Patagonia Verde en Los Lagos, Chilenko en Aysén y Cajón del Maipo en la Región Metropolitana.

  • De esta forma, el conocimiento natural asociado al geopatrimonio se conjuga con el desarrollo sostenible en diversas zonas de Chile, propiciando mejores modelos de gestión territorial.

En el Día de los Patrimonios, la invitación es a conocer el patrimonio natural de Chile, a través del geopatrimonio. Desde una caminata por el Morro de Arica o una postal en La Portada de Antofagasta, hasta un baño termal y trekking en Pali Aike, una puesta de sol en un campo de dunas o un recorrido por las ferias de alfarería en Quinchamalí o Pilén: el territorio cuenta su historia en cada rincón.

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ENTREVISTA: LA SOCIÓLOGA QUE VISIBILIZA VIDAS INVISIBLES

Cada semana hacemos las mismas cuatro preguntas a una persona dedicada a la ciencia. En esta edición entrevistamos a Francisca Ortiz Ruiz, doctora en Sociología por el Mitchell Centre for Social Network Analysis de la Universidad de Manchester. Actualmente integra el Centro de Economía y Políticas Sociales y la Escuela de Gobierno y Administración Pública de la Facultad de Ciencias Sociales y Artes de la Universidad Mayor y es presidenta de la organización Women in Network Science.

-¿Qué te motivó a dedicarte a la ciencia?

-Mi motivación principal tiene que ver con la generación de conocimiento que pueda tener impacto social. Una de las áreas en las que más dedico tiempo es el estudio de las personas mayores y mujeres cuidadoras, ambas audiencias que han sido bastante invisibilizadas a nivel social, razón por la cual me he centrado en lograr justamente lo contrario: mostrar sus vivencias, emociones y desafíos para lograr un cambio en su situación actual.

–¿Cuál es la obra científica que más influyó en tu actividad?

-Se me ocurren varios libros, entre los que destacaría el de Larissa Adler Lomnitz sobre redes de familias y vecindarios en Chile. Ella es la primera autora que escribió usando la aproximación de redes sociales en Chile y que actualmente utilizo. Su libro me demostró el poder que puede tener el trabajo en terreno con personas para poder visibilizar situaciones que, de otra forma, no serían visibles para personas que toman decisiones en ámbitos de políticas públicas.

Un segundo libro sería el de Elizabeth Bott, quien en los años 50 en Londres estudió las familias y relaciones de parentesco. Muy similar al trabajo previamente mencionado, este también resulta ser inspirador en el tipo de trabajo en terreno que se puede hacer, además de mostrar cómo la labor cualitativa puede crear conceptos y medidas que luego son utilizadas en estudios cuantitativos. Este último punto me resulta especialmente atractivo, dado mi interés en las metodologías mixtas.

–¿Cuál es el problema científico más importante por resolver?

-En las ciencias sociales creo que son muchos los que podría destacar que necesitan una resolución. Pero si eligiera uno, sería la existencia de inequidades o desigualdades sociales. Cómo resolver esto no solo es una pregunta empírica y metodológica, sino que también es profundamente epistemológica y ontológica. La preocupación por un mundo más equitativo es una que involucra muchos aspectos, como desigualdades por nivel socioeconómico o género, además de necesitar una perspectiva interseccional de estas categorías.

–¿Cuál es la pregunta que te desvela como científica y cómo la enfrentas?

-¿Cómo puedo hacer que mi investigación genere un cambio en la vida de las personas? Esta pregunta no es fácil de responder y creo que es muy sencillo perderse en las investigaciones en otro tipo de preguntas, pero, al final del día, estamos haciendo ciencia porque creemos que en algún momento podrá tener un impacto más allá del área académica.

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LA IMAGEN DE LA SEMANA

Crédito: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Southwest Research Institute.

Esta imagen no solo nos transporta desde el patrimonio cultural al patrimonio natural terrícola; nos transporta también al patrimonio natural como habitantes del sistema solar.

Nuestra identidad no termina en la atmósfera terrestre. No debemos olvidar que somos parte de algo mucho más vasto.

  • La imagen revela las llanuras y montañas heladas tal como se observan en un atardecer en Plutón, ese pequeño planeta que la burocracia científica decidió degradar de su estatus planetario. La foto fue capturada por la sonda New Horizons de la NASA el 14 de julio de 2015, apenas 15 minutos después de su máximo acercamiento a Plutón.

Observamos llanuras de hielo, montañas y una atmósfera que, aunque tenue, está compuesta de múltiples capas visibles gracias al contraluz solar.

A la derecha, se extiende Sputnik Planitia, una inmensa llanura de hielo de nitrógeno. A la izquierda, se elevan las montañas Norgay Montes y Hillary Montes, que alcanzan alturas de hasta 3.500 metros.

La imagen fue tomada a 18 mil kilómetros de distancia y exhibe un área de unos 380 kilómetros de ancho.

Más allá de su valor científico, esta fotografía es una herencia compartida. Es parte de nuestro patrimonio solariano, si nos permiten el neologismo. Un patrimonio muy lejano, que, para bien o para mal, difícilmente podremos llegar a intervenir. Pero allí está y, gracias a la ciencia, lo podemos contemplar, acercándonos a nuestra identidad y orgullo solariano.

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BREVES PARALELAS

Crédito: Imagen generada por IA.

Por Francisca Munita
Periodista

El día que Chile abre sus puertas

Nació por accidente. Como muchas cosas buenas de la vida. En 1999, el Ministerio de Educación decidió abrir un par de edificios históricos para que la gente los conociera. ¿El resultado? Un desfile ciudadano tan masivo como impredecible. El experimento funcionó y, como todo lo que sale bien en Chile, se institucionalizó. Desde entonces, el Día de los Patrimonios se celebra el último fin de semana de mayo, aunque ahora dura, en algunos lugares, una semana entera.

  • En medio de tantas maravillas patrimoniales, una decisión rompió esquemas: desde el año 2000, Chile fue pionero en abrir nada menos que La Moneda.En una época donde eso sonaba a atentado logístico, miles hicieron fila desde las 6 a.m. para ver con sus propios ojos lo que normalmente solo observaban en las noticias.

Pero más allá de los museos y palacios, el patrimonio chileno se mete por rincones insospechados. Una de las actividades más concurridas y simbólicas es la visita a cementerios: una invitación a descubrir arquitectura, arte funerario y relatos sociales. Incluso se habilita el acceso a varios que habitualmente no están disponibles al público común y corriente, como cementerios indígenas o de trabajadores salitreros.

  • También destacan recorridos por túneles bancarios, antiguos prostíbulos y rutas nocturnas con linterna. Por ejemplo, elMuseo Londres 38 –que funcionó como un centro de detención clandestino en dictadura– ha ofrecido visitas nocturnas solo con linterna, para reforzar la experiencia memorial.

Pero no todo es antiguo: también hay lugar para los memes históricos, tostadores de pan patrimoniales, robots chilenos con inteligencia artificial y picadas con historia.

  • Hoy, Chile cuenta con más de 1.800 inmuebles declarados patrimonio, pero eso es solo la punta del iceberg. El patrimonio también vive en las calles, en los trenes olvidados, en el canto, la poesía, los refranes y en las recetas de la abuela.

Y mientras eso siga pasando de boca en boca, de mano en mano, el patrimonio seguirá vivo. Aunque no tenga placa ni declaratoria.

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RECOMENDACIÓN: EL PRIMER “LONGAMETRAJE” DE CHILE

Crédito: Imagen generada por IA.

Por Francisco Crespo
Antropólogo social

Reconozco que me robé la broma de este título de un periodista de Canal 13 online, al que le mando un saludo.

En este número especial, en vísperas del Día de los Patrimonios, vengo a recomendar la película del momento: Denominación de origen: la batalla por la longaniza.

  • El filme explora la contienda entre las ciudades de San Carlos y Chillán desde el género del mockumentaryo “documental ficticio”, un tipo de película que se produce, filma y presenta como algo sacado de la realidad, cuando se trata de situaciones ficticias (piensa en The Office), pero en las cuales –por ejemplo– se utilizan actores no profesionales, como es el caso de esta cinta.

El conflicto del filme parte desde una cata a ciegas que le da el galardón de “la mejor longaniza” a la ciudad de San Carlos, para luego ser revocado, lo que produce el “Movimiento Social por la Longaniza” (MSL), dedicado a la recuperación de la dignidad y patrimonio alimentario de la ciudad. Un hecho que sí ocurrió el año 2018 (la cata a ciegas, mas no el MSL), al menos en parte.

  • La película explora cómo el patrimonio material e inmaterial se cruza con la identidad y el sentido de pertenencia a una comunidad imaginada entre sujetos que comparten atributos. La longaniza, como símbolo o tótem de esta comunidad, se erige como monumento a nuestra propia humanidad, con su belleza y su miseria, en una cinta que resonará hasta en el más cínico de entre nosotros.

El filme está disponible en muchas salas a lo largo del país, pero no puedo dejar de recomendar una de mis favoritas, la del Centro Arte Alameda. No te la pierdas, antes de que termine su paso por carteleras.


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🤚🏻 Y esto es todo en esta edición de Universo Paralelo. Ya sabes, si tienes comentarios, recomendaciones, fotos, temas que aportar, puedes escribirme a universoparalelo@elmostrador.cl. Gracias por ser parte de este Universo Paralelo.

  • Mis agradecimientos al equipo editorial que me apoya en este proyecto: Fabiola ArévaloFrancisco Crespo, Francisca Munita, Ignacio Retamal, Camilo Sánchez y Sofía Vargas, y a todo el equipo de El Mostrador.

 

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