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Cerebros malignos

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¡Buenas tardes, queridos habitantes de este Universo Paralelo!

El cerebro humano contiene unos 100 billones de conexiones entre neuronas o sinapsis. Esto es más que las estrellas de la Vía Láctea y casi tantas como galaxias en el universo observable. Cada una de esas conexiones se refuerza o se debilita en milésimas de segundo, tejiendo un firmamento interior que todavía cartografiamos a tientas.

  • Esta semana miramos el cerebro con tres telescopios distintos. Uno de ellos no capta luz ni sonido, sino señales eléctricas y mapas invisibles. Nos propone una mirada –la más extraña– que no hizo ningún humano, sino una inteligencia artificial. Y lo que encontró podría cambiar cómo entendemos el colapso emocional.

La segunda perspectiva viene de las ciencias sociales. El antropólogo social Francisco Crespo nos habla del fanatismo. Esa característica tan humana que nos acompaña desde las canchas de fútbol hasta la política internacional. Ese que habita en nuestro deseo más primitivo de pertenecer. El fanatismo no nace de cerebros defectuosos, sino de una necesidad muy humana: ser parte de algo más grande.

  • La Ilustración fue la época de oro del individualismo, entendido como la capacidad humana de salirnos de las creencias grupales, de desconectarnos del rebaño. Allí nacen la democracia, la ciencia moderna y la sospecha de que pensar distinto puede salvarnos. Nos mostró cómo el desarrollo sano de las comunidades depende en buena parte de nuestra capacidad por aceptarnos como individuos. Porque, aunque el fanatismo tenga raíces neuronales, la cultura –entendida como pensamiento crítico, educación y ejercicio consciente de la autonomía– puede doblegar incluso los circuitos más tercos.

El tercer telescopio observa la biología de la adversidad infantil. El doctor en Ciencias Ignacio Retamal nos muestra cómo el estrés tóxico no solo encoge el hipocampo o hiperactiva la amígdala; también añade etiquetas químicas –metilaciones– que silencian genes reguladores del cortisol. Los problemas sociales, de este modo, dejan profundas huellas en la biología, particularmente cuando los vivimos en nuestra infancia temprana.

  • Finalmente, la periodista Francisca Munita nos invita a recorrer las noticias científicas más recientes. Y además, nos sumerge en el escalofriante mundo del psicópata integrado: ese que puede estar ahí, silencioso, camuflado entre nosotros, pasando inadvertido.

En tiempos en que las redes neuronales nos hacen imaginar más un computador que un cerebro, es importante entender que, después de todo, somos máquinas complejas y la comprensión profunda de nuestros cerebros es una de las grandes claves para un mejor futuro.

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LA BIOLOGÍA DE LA ADVERSIDAD

CHILE. Santiago. 1955. Crédito: Sergio Larraín (C).

Por Ignacio Retamal
Dentista y doctor en Ciencias

La adversidad no es solo una experiencia emocional, es una fuerza biológica. Cuando un niño se enfrenta de manera prolongada a las duras realidades de la violencia estructural, como pobreza, discriminación, negligencia o caos familiar, sin el amortiguador de un adulto que lo apoye, su sistema de respuesta al estrés se desregula.

  • Este estado de alerta fisiológica constante, conocido como estrés tóxico, inunda el cerebro en desarrollo con hormonas como el cortisol, alterando para siempre su arquitectura fundamental.

Este proceso remodela activamente el cerebro. Tres áreas son especialmente vulnerables:

  • El hipocampo, vital para el aprendizaje y la memoria, se encoge bajo la exposición crónica al cortisol, lo que se traduce directamente en dificultades de aprendizaje y un menor rendimiento académico.
  • La amígdala –el detector de amenazas del cerebro– se vuelve hiperreactiva, dejando al niño en un estado de alerta perpetua que lo predispone a la ansiedad y la agresión.
  • Al mismo tiempo, la corteza prefrontal, la región ejecutiva responsable de la planificación y el control de los impulsos, se debilita, perdiendo su capacidad para regular las respuestas de la amígdala.

El resultado es un cerebro “cableado para la supervivencia”, con un acelerador emocional hiperactivo y un freno defectuoso, lo que a menudo se manifiesta como problemas de comportamiento en el aula.

El impacto de la adversidad llega hasta nuestro código genético a través de la epigenética, el proceso mediante el cual el entorno puede activar o desactivar genes. Un ejemplo claro es el gen NR3C1, responsable de producir los receptores de cortisol que ayudan a calmar la respuesta al estrés.

  • La adversidad en la infancia puede provocar una “metilación” excesiva de este gen, esencialmente silenciándolo. Con menos receptores de cortisol, el cerebro pierde su capacidad para apagar la alarma del estrés, lo que deja al individuo en un estado de activación crónica y aumenta su vulnerabilidad a la depresión y el trastorno de estrés postraumático a lo largo de la vida.

Esta programación biológica temprana proyecta una larga sombra hacia la edad adulta. La desregulación del sistema de estrés y la inflamación crónica se convierten en la nueva norma del cuerpo, sentando las bases para una serie de enfermedades crónicas.

  • La exposición al estrés tóxico en la infancia está directamente relacionada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2 y trastornos de salud mental en la edad adulta.  

La ciencia nos muestra una vía causal clara: las condiciones sociales se convierten en realidades biológicas. Sin embargo, esta trayectoria no es un destino inevitable. Si los entornos adversos programan la enfermedad, los entornos seguros y enriquecedores pueden programar la salud.

Las políticas que abordan las causas fundamentales de la adversidad, como el fortalecimiento económico de las familias, el apoyo a los cuidadores y el acceso a una educación de calidad en edades tempranas son, en efecto, las intervenciones de salud pública más potentes que existen. No son solo medidas sociales; son una forma de medicina preventiva que opera a nivel molecular, rompiendo el ciclo de la adversidad y la enfermedad antes de que comience.

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UNA VISIÓN RACIONAL DEL FANATISMO

Crédito: Foto de Luca Luperto.

Por Francisco Crespo
Antropólogo social

Las ciencias sociales llevan casi un siglo buscando la respuesta al fanatismo, sea este religioso, político o deportivo.

La explicación más consensuada proviene de la idea de que cada Homo sapiens necesita estar integrado a un grupo de humanos.

  • Para Émile Durkheim, fundador de la sociología, esta necesidad se veía amplificada cuanto más compleja se volvía nuestra sociedad, dado que como individuos somos menos capaces de sobrevivir en una sociedad hiperespecializada. El fanatismo es una forma de distorsión de esta necesidad de integración.

Mary Douglas propone que esta necesidad se manifiesta en que cada acción que tomamos –seamos conscientes o no– va dirigida a la creación de una “forma ideal de vida comunitaria”, un ideal de cultura del cual existen distintos tipos, organizados según la adhesión o rechazo al orden social imperante. Recomiendo leer su libro Estilos de Pensar (Gedisa 19998) para más detalles, pero lo relevante es que, para que haya fanatismo, se deben cumplir dos factores:

  • Se debe rechazar el orden social o jerarquía imperante.
  • Este rechazo se debe hacer en grupo. A esto se le llama “enclave disidente”.

Cuando rechazamos el orden social en grupo, nos organizamos en torno a principios que nos hacen integrarnos en este enclave: cuanto mayor sea nuestra necesidad de integración, mayor será nuestro fanatismo; cuanto más fanáticos, más integrados. Esto explica la necesidad de valores claros y rígidos, características fundamentales del fanatismo.

Por el contrario, grupos o movimientos como el New Age tienen valores más bien eclécticos. Si bien rechazan el orden social, su rechazo suele manifestarse de manera individual. Quizás sea por eso por lo que no los vemos atacando carros policiales con sus cristales de cuarzo.

  • Es así como posturas del tipo “creo en Dios a mi manera” no generan movimientos religiosos sociales muy sólidos ni duraderos, mucho menos con individuos dispuestos a martirizarse por la causa.

Evidentemente esta necesidad de integración puede ser explotada por líderes carismáticos, gurúes y toda suerte de personalidades oscuras; pero de acuerdo con la antropología, no está completamente desprovista de racionalidad.

Este es el punto principal de la teoría cultural de Mary Douglas:

  • El fanatismo no es un delirio, es una acción destinada a construir el tipo de comunidad que nos imaginamos y esta es una diferencia central con las teorías psicológicas del fanatismo, que muchas veces hablan de “delirio colectivo” o “seducción carismática”.

Así, el fanático más peligroso –aunque esto ya es una opinión– no es aquel que delira, sino aquel que tiene muy claro lo que quiere, o peor, lo que no quiere: una sociedad sin X, una sociedad con Y, una sociedad donde Z recupere el poder o donde se “deje trabajar” a W.

Lo cruel es que todos llevamos ese fanático dentro de nosotros y siempre debemos estar atentos a que nuestra necesidad de integración y construcción de comunidad no devore nuestra compasión, humanidad y reflexión.

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NOTICIAS: LA SEMANA EN CIENCIA

Crédito: ESA/NASA – Solar Orbiter / EUI Team.

Imagen real del polo sur del Sol, captada el 23 de marzo de 2025 y publicada el 11 de junio de 2025.

Por Francisca Munita
Periodista

Te presento las noticias científicas más destacadas de los últimos días. Por si te perdiste lo que el mundo descubrió esta semana:

Qué pasó: por primera vez, logramos ver imágenes del polo sur del Sol, una región hasta ahora oculta.
Fecha del publicación: 11 de junio de 2025.
Cómo lo descubrieron: la sonda Solar Orbiter, una misión de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) en colaboración con NASA, aprovechó el “tirón” gravitacional de Venus –como si fuera una especie de “empujón orbital”– para cambiar su trayectoria y mirar el Sol desde un ángulo fuera del plano habitual de los planetas. Así, logró captar por primera vez imágenes del polo sur solar.
Por qué es importante: los polos del Sol son regiones claves para entender cómo se genera y se comporta su campo magnético, que da origen a tormentas solares capaces de afectar nuestras comunicaciones, satélites y sistemas eléctricos en la Tierra.
Dato freak: llevábamos más de 400 años estudiando el Sol, pero nunca habíamos visto sus polos: era imposible desde la Tierra.


Qué pasó: los astrocitos, células tradicionalmente pensadas como soporte, juegan un papel central en la formación y almacenamiento de la memoria.
Fecha de publicación: 14 de junio de 2025.
Cómo lo descubrieron: con técnicas de microscopía de calcio y análisis IA, vieron cómo estas células influyen en las conexiones neuronales.
Por qué es importante: cambia el paradigma de la neurociencia y abre vías de terapia para la enfermedad de Alzheimer y similares al involucrar el entorno neuronal.
Dato freak: se pensaba que eran solo “relleno” cerebral. Resultó que, sin ellas, no recordaríamos ni dónde estábamos.


Qué pasó: detectaron cambios importantes en proteínas, asociados al cáncer, que los métodos tradicionales no lograban identificar.
Fecha de publicación: 16 de junio de 2025.
Cómo lo descubrieron: con moPepGen, un software que detecta estas mutaciones ocultas en minutos usando IA.
Por qué es importante: permite detectar rarezas genéticas tras años de pruebas fallidas, optimizando diagnósticos de cáncer y enfermedades neurodegenerativas.
Dato freaklo que antes tomaba años de prueba y error, ahora se detecta en minutos.


  • ÓRBITA PARALELA
    Conoce más descubrimientos de la semana

Seda que paraliza
Una araña recién descubierta teje seda paralizante, una tela con toxinas. Un hallazgo impactante para la biología de los artrópodos. Es el primer caso conocido en la naturaleza. 👉 Ver más.

IA mal entrenada
Un artículo en Nature alerta que, si solo aprende de éxitos, la inteligencia artificial no capta el valor del error. Un solo experimento fallido enseñaría más que diez exitosos. 👉 Ver más.

Corales anticancerígenos
Compuestos marinos podrían convertirse en futuras terapias contra tumores. 👉 Ver más.

El colisionador más extremo del cosmos:
Agujeros negros podrían ser laboratorios de partículas. La teoría sugiere que generan energías superiores al LHC de la Tierra. 👉 Ver más.

Pintura que suda
Un nuevo material enfría casas imitando la transpiración de la piel. 👉 Ver más.

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LA IMAGEN DE LA SEMANA

Crédito: Keith Jamison / Weill Cornell Medicine.

La imagen de esta semana ilustra los resultados de un equipo de científicos liderados por el Dr. Keith Jamison, creadores del algoritmo Krakencoder –presentado este mes en la revista Nature Methods–, capaz de hacer una traducción entre dos maneras fundamentalmente distintas de mapear el cerebro.

  • A la izquierda, la corteza cerebral teñida de manchas que indican qué regiones encienden sus neuronas al unísono: eso es el conectoma funcional.
  • A la derecha, un ovillo de filamentos multicolor. Estos “cables” están hechos de axones, prolongaciones largas y delgadas por donde viajan las señales eléctricas neuronales.

La malla verde que abraza ambas imágenes es una representación metafórica de Krakencoder.

El problema que atacan no es trivial: regiones “cableadas” no siempre “disparan” juntas y, al revés, dos áreas pueden sincronizarse aunque no exista una autopista directa entre ellas. Es difícil, por lo tanto, predecir la actividad del cerebro basados en su estructura.

  • Con imágenes de 700 participantes del Human Connectome Project, el equipo entrenó a Krakencodercon más de una docena de versiones de cada cerebro y le pidió destilar una lengua común. El resultado: a partir solo del cableado físico, el programa predice la actividad de un individuo unas veinte veces mejor que las técnicas previas; si se le da la actividad, reconstruye un cableado plausible con precisión similar.

Estos desarrollos son importantes, porque las últimas dos décadas han mostrado que depresiones graves, rasgos psicopáticos o adhesiones ideológicas extremas, no surgen de “manchas” aisladas, sino de desajustes de red.

  • El valor del Krakencoderestá en que permite saltar de las carreteras a los embotellamientos –y viceversa– con imágenes que ya se obtienen en hospitales. Saber cómo fluirá la señal antes de que aparezca el síntoma abre la puerta a diagnósticos tempranos y a terapias dirigidas: estimular un nodo, reforzar una vía alternativa o predecir qué pacientes responderán mejor a una intervención.

Keith Jamison describe su creación como “un pulpo que devora vistas parciales del cerebro y escupe un mapa unificado”. En la ilustración, ese pulpo es la malla verde que cose estructura y función. Tal vez el próximo paso sea que ese pulpo aprenda, no solo a describir lo que ya somos, sino a sugerir cómo encauzar redes antes de que se desborden hacia la enfermedad o el fanatismo.

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BREVES PARALELAS

Crédito: Imagen generada por IA.

Por Francisca Munita
Periodista

Psicópatas integrados: no son los de Netflix
No llevan cuchillos ni tienen apariencia malvada. Pero usan máscaras sociales para ser funcionales, exitosos y encantadores. Son más comunes de lo que crees. Están entre nosotros como depredadores naturales: pueden ser tu jefe, tu vecino, un amigo, un familiar o tu pareja. Incluso, el mandatario de tu país. Cuando ya estás en su “telaraña”, sobre todo en vínculos de pareja, se cae la careta y viene el tsunami de destrucción.

  • No sienten culpa ni remordimiento, solo cálculoEmpatía cero.
  • No buscan amor ni admiración: buscan poder y control.
  • Pueden llorar, abrazar y seducir, pero todo es actuación estratégica.
  • Las personas son objetos para ellos: las usan y luego las desechan. Crean relaciones parasitarias.

Cómo reconocerlos:

  • Nunca piden perdón ni asumen responsabilidad.
  • Enredan conversaciones: enciende las alertas si cada vez que intentes hablar sobre algo importante, terminas con una sensación de impotencia, frustración y duda sobre ti mismo. ¿Por qué? Tu planteamiento es hábilmente dado vuelta, porque quieren evadir el tema, exasperarte y agotarte. Lo que parecía simple, se convierte en una discusión circular sin salida.
  • Usan ironía en forma de bromapara herirte y luego acusarte de exagerada o exagerado, intensa o intenso.
  • Aplican refuerzo intermitente: alternan elogios y desprecio sin causa aparente, volviéndote dependiente. Son como una máquina tragamonedas emocional,donde el “premio” es al azar.
  • Mienten con soltura y entregan información parcelada. Algo no te cuadra con sus historias.
  • Suelen ser sexualmente promiscuos, impulsivos y negligentes, con alto riesgo de contagio de ETS.
  • Te relacionas con ellos con una sensación de estar “caminando sobre cáscaras de huevo”.

Herramientas de destrucción silenciosa del psicópata: no gritan ni golpean la mesa. Pero dejan cicatrices. Estas son sus armas más comunes:

  • Love bombing: al principio, te abruman con amor, atención y planes eternos. Es el inicio del caos, la etapa dorada de una relación que nunca volverá y que te aplicaron fríamente para crear la “adicción”.
  • Gaslighting: te hacen dudar de tus recuerdos, tus emociones, tu realidad.
  • Tratamiento del silencio/hombro frío: te ignoran emocionalmente de forma sutil. Siguen ahí, pero con distancia afectiva: no te miran, no te responden como antes, no hay calidez. Es punitivo y estratégico: la persona eligeignorarte como castigo emocional. Puede durar horas o días. De esta manera controla la relación, pero sin cortar completamente el vínculo. Se percibe más pasivo-agresivo.
  • Muro de piedra (stonewalling): es un cierre total de comunicación. No hablan, no responden, no existen. Suele aparecer en medio de una discusión intensa, como una forma extrema de evasión que puede generar gran desgaste psicológico. Entonces el psicópata simplemente se apaga. No responde ni emocional ni verbalmente, y no hay negociación posible. Se percibe como una barrera insuperable.
  • Silbato de perro (Dog-whistling): mensajes pasivo-agresivos que solo tú entiendes (“escuchas”). Lo usan para hacerte reaccionar emocionalmente sin razón aparente ante los demás. Así, tú quedas como el problema y ellos como la víctima. Básicamente, te hicieron pisar el palito.
  • Triangulación: traen a una tercera persona (real o inventada) para compararte, desestabilizarte o para que “compitas” por su atención.
  • Devaluación y descarte: llega un momento en que todo es crítica. La culpa de cualquier cosa que pase siempre será tuya. Y finalmente desaparecerán. Sin previo aviso. Sin explicación. Ya no les sirves.

Recuerda: su alimento son tus reacciones emocionales. Tu indiferencia es lo que los mata. Si estás cerca de uno, huye sin mirar atrás y mantén contacto cero. Por siempre.

Basado en investigaciones de Iñaki Piñuel (psicólogo especialista en acoso y personalidad narcisista, autor de Amor zero); Hugo Marietan (psiquiatra argentino experto en psicopatía, autor de Mujeres que eligen a psicópatas: el sendero de la destrucción); Robert Hare (psicólogo clínico, autor de Sin conciencia: el inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean); y Martha Stout (psicóloga clínica, autora de El sociópata de la puerta de al lado).

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RECOMENDACIÓN: SMILE, SINFONÍA PARA UN CEREBRO FRACTURADO

Brian Wilson en la década de1960. Crédito: Wikimedia Commons

La noticia nos golpeó fuerte hace una semana. Brian Wilson murió nueve días antes de cumplir 83, en su casa en Beverly Hills, California.

Un genio de la música comparable con los más grandes de todos los tiempos. Creó con los Beach Boys melodías y armonías sublimes.

Luego de publicar la obra cumbre de la banda, Pet Sounds, en 1966, Wilson se embarcó en su proyecto más ambicioso: SMiLE, la “sinfonía adolescente a Dios”. El álbum nunca vio la luz, enredándose entre los conflictos internos de la banda y la frágil salud mental de Wilson, que se derrumbaba aceleradamente.

  • En 2004, un Brian Wilson recuperado y lleno de energía vuelve a la carga y reconstruye su propia versión de Se trata de una obra maestra. El álbum entero es un mapa sonoro de conexiones cerebrales que se encienden y se apagan; ideal para acompañar nuestro número sobre el cerebro y sus redes de axones.

Pero, para entender el precio emocional de esa música, busca el biopic Love & Mercy, que Bill Pohlad estrenó en 2014. John Cusack interpreta al Wilson de los ochenta, atrapado por el ya legendario terapeuta controlador Eugene LandyPaul Dano encarna al joven Brian en pleno laboratorio psicodélico de Pet Sounds y SMiLE. La cinta muestra cómo la sala de mezclas se convierte en un cerebro ampliado y cómo la misma mente que construye catedrales de acordes se derrumba como una torre de naipes.

Pónganse los audífonos y escuchen “Surf’s up”, una canción bella y demoledora, que bajo un título que refleja el surf y la vida distendida de las playas californianas, esconde los más complejos conflictos humanos. La multiplicidad del cerebro de Wilson entre la risa y la melancolía, entre el genio y la enfermedad, no parará de conmovernos jamás.


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Y esto es todo en esta edición de Universo Paralelo. Ya sabes, si tienes comentarios, recomendaciones, fotos, temas que aportar, puedes escribirme a universoparalelo@elmostrador.cl. Gracias por ser parte de este Universo Paralelo.

  • Mis agradecimientos al equipo editorial que me apoya en este proyecto: Fabiola ArévaloFrancisco Crespo, Francisca Munita, Ignacio Retamal, Camilo Sánchez y Sofía Vargas, y a todo el equipo de El Mostrador.
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